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Cuando Julio Bustamante entra en cualquier sitio parece que el tiempo se detiene. Con su tempo calmo contagia a cuanto le rodea, de la misma manera que sus canciones, cuando suenan, transmiten su optimismo vital. El músico valenciano es el protagonista de «Bustamante Perkins», documental dirigido por Xesc Cabot (Fred i Son) y Pep Garrido, que ganó el Premio del Público en el Festival In-Edit de 2013.

¿Cómo surge la idea de rodar un documental sobre Julio Bustamante?
Pep.- Sin duda, la pasión por su música jugó un papel clave. Pero lo que hizo arrancar los motores fue la persona. Xesc y yo hacía un tiempo que volvíamos a trabajar juntos, después de unos años de andar por separado, y volvíamos a funcionar como tándem creativo. Recuerdo que unas horas antes de «Juli Bustamante i amics», el concierto de tributo que muchas bandas catalanas le hicieron en La[2] de Apolo, me sonó el teléfono. «Tienes que conocerle», me decía Xesc, febril, desde el otro lado, «tenemos que hacerle un documental». Julio había pasado la noche en su casa, una noche que ya forma parte de la leyenda. Aquel dia se grabaron las primeras imágenes, que finalmente nunca se montaron, pero que fueron el disparo de salida de «Bustamante Perkins».

¿Y qué tiene Bustamante que despertó vuestro interés y os hizo pensar que allí había una historia que contar?
Xesc.- Conocí a Julio cuando vino a Barcelona para tocar en Pop Ràpid, una série en la que participo como actor. Marc Crehuet, el director, le convenció para hacer en directo «Avions» («Cambrers», 1981), y nos ofreció a Fred i Son, grupo del que formo parte como bajista y letrista, acompañarle, hacerle de banda. Lo hicimos, y también tocamos en el bar Heliogàbal, para que el viaje a Barcelona le saliera mejor. A partir de allí nació una amistad que, al rodar el documental, facilitó muchísimo la proximidad y la confianza, el romper la barrera psicológica que siempre supone la presencia de una cámara en el espacio íntimo del sujeto fílmico. Precisamente fue la relación de amistad, el conocerle, lo que me llevó a plantearme la posibilidad de rodar con él: su forma entender la vida, sin prisas, siempre inseparable de la creación artística, y ese creer en la música sin reservas que tiene Julio. Pep coincidió conmigo en el deseo de acompañar a Julio en su día a día para mostrarlo a todo el mundo.

Desde Valencia, siempre nos ha llamado la atención que su reivindicación y el homenaje que se hizo de su figura no se hiciera en su ciudad. Primero fue Barcelona y luego Madrid. ¿Qué os impulso a organizar aquel homenaje y todo lo que vino después?
X.- El homenaje surgió de la necesidad de hacer sonar muy fuerte las canciones de Julio en Barcelona. Después de hablar con amigos de varios grupos me di cuenta de que muchos conocían algunos de sus discos y eran bastante fans de su música. Al final 11 grupos nos reunimos con Julio en La[2] de Apolo y montamos un buen sarao. Después los conciertos se repitieron en Valencia y Madrid con el mismo espíritu, y la revista Rockdelux sacó un cedé que reflejaba los conciertos de Barcelona y Valencia. Discos de Kirlian editó un 7″ con «Avions», «L’esperit de la pluja» y «Gatitos pequeños», sumándose a la iniciativa, y Fred i Son hemos repetido con Julio en el festival Faraday (2012), Lemon Day (2013), en la sala Sidecar de Barcelona para el estreno de «Bustamante Perkins» en el festival In-Edit y el viernes pasado tocamos juntos de nuevo en Valencia, para celebrar con él el 33 aniversario de la edición de «Cambrers». Tocar con Julio es fácil y divertido, y todos los que tocamos con él aprendemos siempre algo; Julio es, para todos nosotros, un maestro.

¿Cómo reaccionó Julio cuando le propusisteis lo del documental?
P.- Julio no veía nada claro convertirse en el centro de atención. Creía que era tan interesante hablar sobre él como sobre cualquier otro. Y en su caso no es falsa modestia: pasar desapercibido es una manera de funcionar que le hace sentir cómodo y le permite trabajar sin interferencias, y crea siempre desde la más profunda humildad. Pero puso toda su confianza en nosotros y se dejó llevar. Costó al principio, pero a medida que el rodaje avanzaba Julio supo adaptarse al dispositivo, y fue  precisamente durante los últimos días de rodaje cuando aparecieron las secuencias más intensas y verdaderas del documental. Meses después, sus reparos reaparecieron al verse en la pantalla grande con decenas de ojos contemplando su intimidad. ¡Pero ahí ya no había nada que hacer! Aún hoy, a él «Bustamante Perkins» le parece más una ficción que un documental.

Una de las cosas que mas caracteriza a Bustamante ese tempo calmo que rodea todo lo que hace, dice,… ¿fue un reto poder transmitirlo? ¿Creeis que lo habéis conseguido? ¿Planificasteis algo para que eso estuviera presente o era algo que tampoco os obsesionaba?
P.- Sí, nos obsesionaba. Si no lográbamos incorporar el tempo de Julio, el documental carecía de sentido. Julio se explica, en buena medida, por esa manera de atravesar el tiempo tan suya. Se trataba de restituir eso, de que la forma del documental fuera absolutamente coherente con su universo creativo y vital. Hubiera sido absurdo, para hablar de Julio, usar el modelo bombardeo MTV. Y nunca nos asustó que ese ritmo lento pudiera resultar tedioso. Él llena esos tiempos dilatados y los comparte con nosotros. La relación de Julio con la cámara y con quiénes estábamos detrás, la forma en la que va comprendiendo el dispositivo, cómo juega con él, tiene, por usar otra de sus palabras talismán, algo de magnético. También trabajamos mucho el equilibrio entre su cotidianidad, las entrevistas con personas de su entorno, el material de archivo y el cine doméstico de su familia: no perder el sentido del ritmo, aunque fuera pausado, era otro de nuestros retos.

La figura de Julio es muy golosa e interesante, pero mal enfocada puede caer en el típico retrato de perdedor. ¿Tuvisteis especial cuidado en no caer en ello?
X.-  En realidad la clave del documental es, a nuestro entender, precisamente lo contrario. Julio es un músico y artista que nunca ha dejado de hacer lo que mejor se le da, y lo ha hecho sin pensar en el éxito o en la fama. No fue necesario tener cuidado porque para nosotros Julio no es un perdedor, sino lo contrario: representa el triunfo de la perseverancia en el arte, por encima del éxito efímero. En eso estamos absolutamente de acuerdo, y lo trabajamos con él durante el rodaje desde la complicidad, una complicidad horizontal, de tú a tú.

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¿Cuál fue el momento más emotivo del rodaje?
X.-  En el documental hubo dos momentos especialmente emotivos, por motivos distintos. Cuando estábamos rodando uno de los muchos paseos de Julio por Valencia llegamos a la Plaza del Ayuntamento. Allí Julio creció con su familia en un piso con siete balcones, muy cerca de la cafetería de sus padres y abuelos, la Cafetería Balanzá, que desapareció a mediados de los años 60. Mientras Julio nos contaba que él y su madre fueron los últimos habitantes del piso, y los dos últimos consejos que le dio ella antes de morir, no pudo contener la emoción y tuvo que parar de hablar para tomar aire. Los ojos enrojecidos mientras mira el edificio y ese silencio cargado de sentido conforman uno de los momentos más especiales de la película. También fue muy especial para nosotros la grabación del ensayo de las canciones nuevas de Julio. Estábamos en su casa y era uno de los últimos días de rodaje; Julio ya estaba del todo habituado al dispositivo fílmico, y al rodar este tipo de secuencias se mostraba cómodo, muy cómplice con nosotros y con la cámara. De repente empezó a cantar canciones nuevas, y ya con «Caparazón» no pude evitar algunas lágrimas de emoción; esa canción contenía, en su sencillez extrema, la esencia del folk, del pop, de todos los estilos musicales posibles. Al acabar «Supervivents» nos miramos, Pep, Cristian Pallejà (sonido), Pol Hortal (uno de los dos productores) y yo: se reveló que estábamos ante el final del documental.

¿Tuvisteis algún documental de referencia mientras lo elaborabais?
P.- «Let’s Get Lost», el documental de Bruce Weber sobe Chet Baker; «Straight, No Chaser», de Charlotte Zwerin sobre Thelonious Monk; «Lawrence of Belgravia», de Paul Kelly, sobre Lawrence de Felt; «San Clemente», de Depardon… Todos ellos estuvieron muy presentes. También el cine de los hermanos Dardenne y de Cassavettes, su forma única de poner la cámara al servicio de los personajes.

¿Por qué lo dirigisteis entre dos?
X.- Pep y yo estudiamos Comunicación Audiovisual en la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona. Acabamos el 2001, y nuestro trabajo final de carrera fue un cortometraje, «Mater», que participó en más de 20 festivales de cine, en España y Europa. Somos de los pocos directores relativamente jóvenes que podemos decir que hemos rodado en 35mm, un formato que ya ha desaparecido prácticamente por completo. Hace poco volvimos a encontrarnos para codirigir el videoclip de la canción «Un altre temps», de Fred i Son. El tema es que esto del cine es duro y complejo, y Pep y yo nos complementamos muy bien: él es guionista y un esteta, un loco de los planos, y yo actor, ayudante de dirección y montador, o sea que cada uno pone de su parte lo que mejor sabe hacer para mejorar el proyecto. Además tenemos una visión del cine muy parecida; nos gusta el cine contemplativo, un cine más cercano a las vanguardias y al cine de autor que a modelos cinematográficos más comerciales. Nuestra sociedad como directores por ahora está dando fruto, y esperamos que lo siga dando en el futuro.

Es una producción de Atiende Films, de la que vosotros formáis parte de ella. ¿Algún proyecto nuevo a la vista?
X.- La productora la formamos Pep, Pol Hortal, Jan Badosa y yo mismo, aprovechando el rodaje de «Bustamante Perkins». Atiende Films es una productora que hemos fundado para nuestros proyectos, aunque no nos cerramos a actuar como productores de proyectos de otros directores. Nuestra idea es en breve rodar un largometraje de ficción de temática social y formalmente cercano a «Bustamante Perkins», aprovechando la facilidad y calidad que permiten las nuevas tecnologías, y también tenemos varios proyectos de vídeo corporativo diferente, con actores y ficción o cercano al documental de creación. Parece que hemos empezado con buen pie, esperamos que el futuro nos depare tantas alegrías como las que nos está dando «Bustamante Perkins».

¿Saldrá editado en dvd?
P.- Esperemos que sí, si todo sale como está previsto. Ese es nuestro deseo. De momento la película está haciendo el recorrido de festivales, y esperamos poder estrenarla en salas a finales de año. A partir de ahí, televisiones, internet, edición de dvd… Tratamos de ir por orden, para no perdernos nada ni saltarnos ningún paso. ¡Hay «Bustamante Perkins» para rato!