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Pantalones de campana, pelos imposibles y camisas de cuello en 3d. Así fueron los años setenta. En España, además, daba la sensación que se elevaba al cubo. Eran los tiempos de las galas infinitas de Nochevieja en televisión, de las cintas de gasolinera o de la factoría Belter. Rumba Tres (formado por los hermanos Pedro y Juan Capdevila y José Sardaña) eran todo eso. Con sus hits «Perdido amor» o No sé, no sé» reventaron el mercado, cruzaron el charco, ganaron discos de platino y mucho dinero. Después desaparecieron o tal vez sea más correcto decir que fans y medios se olvidaron de ellos.

El documental «Rumba Tres. Ida y vuelta», codirigido por Joan Capdevila (hijo de Juan) y David Casademunt, los vuelve a colocar en primer plano. Si James Brown fue el Padrino del Soul, ellos lo fueron y lo son de la Rumba.

El documental es una iniciativa de Joan, pero ¿por qué hacerlo? ¿Cómo surge la idea de rodarlo?

Joan Capdevila.- La idea surge por un regalo a la trayectoria del grupo. En principio pensamos en un simple videoclip, pero siempre hay tiempo para poder hacerlo, así que nos replanteamos el formato, y pensamos en un cortometraje, el «problema» fue, ¿cómo hacemos un corto de una historia de 55 años de formación de un grupo?

David Casademunt.- Como dice Joan, al principio tanteábamos la posibilidad de que fuese un «corto-documental», de 15-20 minutos…. ¡Ja! En cuanto empezamos a hablar de los temas a tratar, las personas que tenían que salir… la cosa se fue de madre. De 15 minutos a casi 90 dos años después.

David, ¿conocías a Rumba 3 antes de la propuesta de Joan?

David.- No. Ni les conocía ni me sonaban sus canciones. No soy un experto en música, todo hay que decirlo. Pero lo que me sorprendió es que en mi entorno, a gente de mi generación o un poco más pequeños (soy del 84) también les pasaba lo mismo que a mí. Cuando conocí a Joan y me empezó a contar historias de lo que logró Rumba Tres en su época dorada aluciné, me quedé con la boca abierta. ¿Cómo puede ser que hubiése ese vacío histórico/cultural en la memoria colectiva? Esta incógnita me pareció de un valor dramático potentísimo, e intentar encontrar respuestas fue uno de los mayores alicientes de este proyecto para mí.

Joan, ¿el hecho de contar con David fue por una cuestión técnica o porque siendo una historia tan ligada a ti personalmente necesitabas una mirada exterior?

Joan.- Con David nos une una amistad de muchos años, estudiamos juntos en ESCAC (Escuela Superior de Cinematografía de Catalunya), y habíamos hecho prácticas juntos. David era la pareja perfecta para codirigir el documental puesto que posee una sensibilidad cinematográfica, desde mi punto de vista, única y especial. Dará que hablar mucho en la industria, ya veréis. Y por otra parte era el contrapunto del desconocimiento del grupo y una mirada, como bien dices, exterior.

David.- Como dice Joan creo que hemos trabajado desde el contrapunto, y creo que eso ha sido muy muy bueno para el documental. Él tenía la visión pasional, desde el estómago; yo más desde la cabeza y la frialdad porque todo me venía de nuevo. No obstante creo que a lo largo del camino hemos ido intercambiando esos valores, porque para mí ha sido inevitable irme enamorando de la gente y la historia. El entorno Rumba Tres y los propios Rumba Tres son como un imán emocional.

¿Tuvisteis algún documental como referencia a la hora de decidir el enfoque que queríais darle al vuestro?

Joan.- No, de hecho es un género que no habíamos trabajado, pero eso lo hizo más atractivo y arriesgado. Nos gustaba la idea de probar y lanzarnos mezclando nuestros conocimientos cinematográficos, y nuestra pasión por la ficción y buscar alguna formula nueva que nos saliera desde dentro. Lo que si sabíamos es lo que no queríamos, no queríamos un documental al uso, el típico documental con estructura lineal de principio a fin, y decimos arriesgar, obteniendo un resultado del que estamos muy contentos.

¿Cómo os repartisteis las funciones?

Joan.- Pues muy fácil, los dos teníamos el 100% del control (risas). Nos llevamos muy bien y todo lo decidíamos conjuntamente, y si algo a alguno no le gustaba o no lo veía claro, pues fuera. La verdad es que tenemos un modo de ver y sentir el cine muy similar y eso lo ha hecho todo más fácil.

David.- Efectivamente, nunca hubo un «tu te encargas de esto y yo de eso». Todo lo hablábamos y llegábamos a un acuerdo. Nunco hubo crisis. Ahora lo pienso en perspectiva y me parece que ha ido de fábula.

Joan, ¿qué recuerdos tienes de pequeño de Rumba 3? ¿En qué medida esos recuerdos han estado presentes en el documental?

Joan.- Tengo muchos, preciosos recuerdos, en una familia humilde y trabajadora. Esos recuerdos han estado muy presentes en el documental a través de otras voces, y eso lo hace más entrañable y familiar.

El documental tiene una parte ficcionada, ¿por qué tomasteis esa decisión?

Joan.- Cómo antes decía, buscábamos salir del cliché, y la ficción nos apasiona. Decidimos arriesgar y probar que pasaría si añadiéramos ficción y el resultado ha sido muy gratificante. Buscábamos con ello hacer algo diferente, llegar a todo el mundo, ficcionar de un modo, lo más «Hollywwod» posible, aquellas anécdotas más divertidas e interesantes, y que así llegará a la gente como nos las imaginábamos, y crear empatía a todos los públicos.

David.- En un momento del documental, Sara (esposa de Juan) dice «aquello era como vivir en una película». Esa frase le da pleno sentido a la ficción. Hay también una voluntad de ficcionar a lo grande, a lo «Hollywood» como dice Joan, porque es así como nos imaginamos las grandes historias que nos relatan en la vida. Y aquí el documental está construido a través del relato de muchas personas que con sus palabras van completando el puzle de las peripecias épicas de la banda. Esa «magnificación» de la ficción después contrasta con el naturalismo de la parte final del documental (no digo más para no «spoilear»).

¿Qué criterio habéis seguido para seleccionar a los testimonios? 

Joan.- La coherencia. Por un lado la familia y amigos, ellos nos transmitían lo más íntimo. Y por otro, líderes de opinión que nos dan credibilidad a nuestros protagonistas. Gente del mundo artístico, que nos corroboran lo que fueron y vanson dando un plus de más veracidad a todo lo dicho. Gente desconocida de la calle, para crear el contrapunto de todos estos anteriores. Y finalmente Rumba Tres como es lógico.

¿Ha habido alguien con quien os hubiera gustado contar y no ha podido ser?

Joan.- La verdad es que sí, hubiésemos querido entrevistar a amigos y amigas que lamentablemente ya no están entre nosotros (Rocio Jurado, Manolo Escobar, Rocío Durcal o Celia Cruz, por ejemplo), pero también otros muchos que no se localizaron o por agendas no pudieron, como nuestro amigo Patxi Salinas, Teresa Campos, Jose María Iñigo, Karlos Arguiñano, Gloria Stefan, Nelson Zapata (Proyecto Uno), entre otros. Pero al final no todos hubieran tenido cabida y los que tenemos son geniales y no los cambiaríamos.

Rumba Tres 02¿Por qué creéis que cincuenta y cinco años después siguen siendo los mismos 3 componentes? ¿Nunca ni la fama ni el dinero resquebrajó la unión entre ellos?

Joan.- Lo entenderéis rápido al ver el documental. Pero la respuesta es simple, son personas de grandes valores y una humanidad que les sale por todos lados, no les cabe en su cuerpo. Para ellos la familia y los amigos lo son todo, sin olvidarnos lógicamente de la música.

David.- Los tres miembros se consideran y viven como hermanos. Tan sencillo como eso. Se tienen un apego por encima de todo lo demás.

Después del éxito cosechado, ¿cómo es posible que cayeran en el olvido? ¿Cómo vivieron ellos esa época?

Joan.- La vivieron, y la viven, muy bien, pero siempre queda esa espina de decir «nos encantaría acabar a lo grande». Creo que caen en el olvido por cómo priorizan sus vidas y porque tampoco fueron capaces de realizar una promoción buena de su profesión a nivel de comunicación y los medios, que muchos los daban por separados, jubilados o desaparecidos, e incluso algunos por muertos.

David.- En el documental se trazan algunas teorías sobre porqué de repente ese olvido tan cruel. Cuesta encontrar una única razón por la que sucedió ese fenómeno. Es interesante escuchar todo lo que dice la gente de su entorno sobre este tema. Probablemente el espectador, tras ver el documental, pueda encontrar su propia respuesta a porqué se les dejó de lado.

Joan.- Después de 55 años de profesión, se merecen un reconocimiento, ya que forman parte de la banda sonora de nuestras vidas, pocos o nadie ha conseguido lo que ellos, creo que son únicos. Y mejor ahora en vida, que después y llorándolos.

¿Ganaron mucho dinero o hubo quien ganó mucho dinero con ellos?

Joan.- Ganaron bastante dinero, pero eran otras épocas y ayudaban a toda la familia, podían hacer lo que cualquier familia trabajadora, pero sin tener que sufrir para llevar un plato caliente a la mesa. No obstante tengo muy claro que hubo quien o quienes se aprovecharon de ellos y mucho, pero quizás será un «Rumba Tres, parte 2» (risas).

Eran los años del tardofranquismo, pero ellos interpretaban una música muy alegre y vital. ¿Tuvieron alguna vez algunas dudas sobre ese comportamiento?

Joan.- Nunca, eran chicos alegres, que transmitían ganas de vivir, y ser feliz como sus letras, y que mejor que la rumba en esa época.

En su mejor época hicieron un montón de conciertos, giras por Latinoamérica, fans enloquecidas,… ¿algo que envidiar a los grupos de rock de los 70 y su «sexo,drogas y rock and roll»?

Joan.- Eso se les debería preguntar a ellos, pero desde mi punto de vista no, porque incluso llevaban sus melenas. Ellos estuvieron por todo el mundo haciendo lo que les gustaba, viendo cumplida su ilusión de niños, y, ¿qué hay más bonito que eso?

David.- Nada que envidiar. Cuando veáis el documental veréis que su fenómeno fue similar al de los más grandes.

Rumba Tres 03¿Habéis minimizado alguna parte de la historia por aquello de no molestar a nadie y más siendo tú, Joan, familia de dos de los miembros?

Joan.- Sí, alguna parte sí, pero más que por no molestar, porque no nos aportaba nada, quizás morbo y la película no va de eso, va de valores como la humildad, amistad, humanidad, y temas como éxito, olvido, indiferencia, desgaste, peligro, trenes perdidos, familia.

¿Por qué pensáis que suelen ser tan atractivas las vidas de los artistas españoles de los años 70?

Joan.- Eran artistas en mayúsculas, para triunfar tenías que ser muy bueno, más saliendo de una época gris. Ellos fueron los que abrieron fronteras, como hizo Fernando Martín o Pau Gasol con el baloncesto, o Berlanga, Buñuel o Almodovar, por decir algunos.

David.- Suscribo lo de que dice Joan, pero además hay una razón absolutamente superficial que creo que también genera curiosidad sobre esa época: la estética. La estética de los peinados, de la ropa, del maquillaje, de los vehículos, de todo un entorno en un estado de gracia kitsch tremendamente curioso desde nuestra mirada actual.

El documental ganó el Premio al Mejor Documental Nacional y el Premio del Público en la edición de 2015 del festival In-Edit.

Joan.- Nos llena de alegría después de tres largos años de trabajo. La verdad es que ganarlo era el escenario perfecto y deseado, pero difícil de imaginar, después de por decirlo de alguna manera entrar en la repesca en el festival. Ahora toca apretar el acelerador y seguir trabajando.

David.- No lo esperábamos para nada. De verdad lo digo. Estos dos premios, junto al estreno en Barcelona rodeados de 1200 personas, ha sido una bomba atómica emocional. ¡Aún estamos recuperándonos!

¿Cómo han reaccionado los propios Rumba Tres?

Joan.- Están en una nube, ilusionados y con más energía que nunca.

 

«Rumba Tres. Ida y vuelta» se proyecta este jueves, 21 de julio, a las 21:00h, en las Naves, dentro de la programación del Festival de la Cançó del Grau. Entrada gratuita.