Foto: Jorge Rausell.

Foto: Jorge Rausell.

¿Quién no ha fantaseado alguna vez con entrar en la casa de un vecino y ver cómo es por dentro? Los hay que, incluso, habrán ido más allá en sus pensamientos, imaginándose cómo sería vivir allí. Es el caso de los Miller, que ahora por fin van a poder hacer realidad su sueño porque los Stone tienen que irse de viaje por motivos de negocios y les piden que les cuiden la morada, el gato y las plantas. Los Miller y los Stones son hijos de Raymond Carver. Ahora, también, un poco de Wanda Bellanza y María Zamora. «Fue cosa de Wanda, a ella le fascina Carver, (y ahora a mi también) y tiene un cuento breve que se llama «Vecinos». De ahí le surgió la idea de hacer un montaje, me llamó y me propuso ayudarla en la dirección», explica Zamora.

«Las vacaciones de los Miller» fue primero una pieza corta para participar en uno de los Viveros de la edición del año pasado de Russafa Escènica. Después creció hasta convertirse en una versión extendida de aquella primigenia. «Fue cosa de los cuatro actores (Helena Font, Pablo Díaz del Río, Héctor Fuster y Cristina Oliva) y de la propia Wanda. Yo no estaba muy por la labor, pensaba que Los Miller era una pieza que creamos para el Russafa y que ahí se iba a quedar, pero fuimos uno de los Viveros que más afluencia de público tuvieron y la gente salía con buen sabor de boca y ¡con ganas de saber qué pasaba después! Así que después de un par de reuniones, en bares, y la aprobación de Las Naves de programarnos, nos pusimos manos a la obra».

Aunque el relato de Carver era la base del montaje, tenían claro que querían «que fuera comedia. Carver tiene una manera de escribir muy particular y un poco oscura. El cuento nos gustaba pero no el género, así que a partir del trabajo de improvisación de los actores fue saliendo todo». Un proceso creativo bastante coral en el que «el texto ha ido surgiendo de lo que los actores han improvisado durante los ensayos. Nosotras, simplemente, planteábamos una situación, una premisa, un objetivo o algún texto de Carver que leer y de ahí directo el papel. Wanda se ha encargado del texto y la escenografía, yo de la producción y para la dirección hemos ido a la par, aunque a veces volvíamos locos a los chicos. Dicen que son hijos de madres separadas, porque cada una les decía una cosa distinta (risas), aunque al final hemos llegado a la misma conclusión. Ha sido bastante fácil y gratificante trabajar con Wanda, creo que nos hemos complementado bastante bien».

Las vacaciones de los Miller
Los cuatro actores tienen un papel fundamental en la obra, no sólo por su trabajo encima del escenario, sino por todo lo que ha ido relatando María Zamora. Una implicación que hace impensable haber elegido otros para esta nueva versión. «No es que hayamos repetido reparto, es que ellos son el reparto ¡en mayúsculas, subrayado y en negrita! (risas). Héctor es el arranque y la energía personificados. Cris la inocencia y la dulzura. Helena el porte y la elegancia. Pablo la serenidad y la inteligencia. Y ninguno de todos se salva de su punto de locura. La verdad que no concibo los Miller sin ellos, la obra tiene gran parte de todos nosotros y ellos claramente han puesto el corazón al montaje y a los personajes».

El cartel de Cristina de Cos Estrada cierra el círculo en torno a los Miller. «Ella fue nuestra artista plástica para el Russafa y hemos querido que sea también parte de esta extensión. Al cartel le dimos 3000 vueltas, y a final fue tan fácil como dejar a la artista trabajar. Cris tiene la característica de no poner boca a sus dibujos y nos pareció fascinante ya que, al alargar la obra, la segunda parte ha dado un giro interesante y el cartel lo plasma a la perfección».

Si te ocurriera lo mismo que a los Miller, ¿quienes del mundo teatral valenciano te gustaría que formaran la familia Stone y te dejaran acceder, no sólo a su casa, sino a sus conocimentos de las artes escénicas? «Que pregunta tan maravillosa y a la vez tan difícil. (risas) He tenido la oportunidad de “meterme en la casa” (a veces literal) de actores y/o directores a los que admiro, pero si que hay unos cuantos a los que les husmearía la casa como por ejemplo: Álvaro Báguena, Mamen García o Carles Alfaro».