Parias

Javier Aranda con sus títeres. Foto: Sala Ultramar.

Un titiritero, varios muñecos y cuatro grandes historias clásicas. ¿Cómo la condición humana puede verse tan bien reflejada en un muñeco de cartón y tela? Javier Aranda es actor, pero también conoce a fondo los entresijos del movimiento de los hilos sobre las tablas y le gusta pensar que las marionetas son autónomas. Su obra, «Parias», es un buen ejemplo del teatro de títeres para adultos, que presenta la Sala Ultramar.

¿Cómo surge la idea de «Parias»?

Surge en un momento donde se juntan varios factores: la situación de crisis que afectaba a las compañías donde yo trabajaba, las ganas de experimentar e investigar las posibilidades de transmitir sentimientos con la manipulación de distintos materiales y una necesidad de expresar una serie de emociones personales.

¿Los títeres son un espejo en el que nos podemos ver más claramente reflejados?

Los títeres, para mí no son un espejo, son ellos en sí mismos. Dentro de sus propias limitaciones está su grandeza. No sé si será porque ellos pueden volar o perder la cabeza, pero me permiten expresar en un espacio reducido emociones y vivencias intensas de la vida.

Los títeres son manejados por hilos ocultos a simple vista, se les mueve, se les conmueve… Asusta la cercanía con el destino de los hombres.

Me gusta pensar que están vivos, que respiran, que aprenden, que deciden, que padecen, que son dueños de sus propias historias. Y me gustaría pensar que nosotros también podemos construir nuestro camino.

¿Cuál ha sido el criterio de selección de las cuatro piezas: “Hamlet”, “Los miserables”, “La cantante calva” y “El tiranicida”?

Podríamos decir que en cada una de las piezas los criterios han sido diferentes. Son cuatro historias de creación. En algunas de ellas sí que me he basado en una «lectura abstracta» del clásico, pero en otras la asociación fue con el título y no con el contenido. Quién conozca «Los miserables» no creo que lo vea reflejado en mi versión, pero la miseria empapa la historia que mi muñeco vive y más aún cuando le obligo a padecerla una y otra vez.

El bien y el mal, la venganza, el engaño, la incomunicación… son algunos de los argumentos que aparecen en las grandes obras seleccionadas, ¿en qué medida están presentes en “Parias”?

La intención ha sido condensar estos grandes temas presentes en los clásicos y también en la vida, en cuatro títeres, sus historias y su relación con el manipulador. Pero al final son los espectadores los que tienen que sentir en qué medida están presentes.

El clásico límite entre titiritero y muñeco se rompe en «Parias» hasta llegar a un nivel de complicidad ¿qué reflexión buscas con esa licencia?

Estaba yo solo con el títere, no buscaba ninguna reflexión sino que de alguna manera surgió una necesidad de relación. Entonces me pareció interesante profundizar en la unión del trabajo de actor con la manipulación. Al final, este trabajo resultó ser esencial para «Parias» como hilo conductor y como provocación para nuevas reacciones que transmitir.

Llevas más de 20 años en el mundo del teatro, desde tu formación en la Escuela de Teatro de Zaragoza, en diferentes compañías como actor,… ¿qué te sigue motivando para ser titiritero?

Me gusta mi trabajo, me gusta experimentar con los materiales, me gusta contar historias. El poder dedicarme a ello me parece una oportunidad que me brinda la vida y que debo aprovechar. La relación con mis títeres evoluciona en función del trabajo de investigación que realizo en mi taller. De alguna forma cada día se hace más íntimo y personal.

Tu compañía la formas tú y tus muñecos. ¿Cuáles son las ventajas y desventajas de que no haya ningún componente más?

Estar sólo es más práctico a la hora de viajar, tomar decisiones y tener flexibilidad en los horarios, pero la soledad claramente también tiene sus momentos duros. En cualquier caso, de momento me compensa y lo disfruto. Además a la hora de crear no me siento tan solo, dejo a mis muñecos hacer, muchos de los resultados han sido ideas suyas.

¿Qué teatro admiras?

Sinceramente, hay muchos que he visto que me parecen fascinantes y me han cautivado. Por nombrarte alguno en títeres me encantan Hugo e Inés, y en teatro de actor La Zaranda.

¿Algún proyecto futuro, con o sin tus títeres, que nos puedas contar?

Estoy trabajando en varios proyectos, el que más cuerpo tiene ahora mismo es una pieza cortita de títeres para todos los públicos que nos habla de la creación del ser humano y a la cual todavía le ando buscando el título.

«Parias» se podrá ver en Sala Ultramar, del 24 al 27 de noviembre.