La pilota valenciana es una desconocida para buena parte de la población, que posiblemente sabe de su existencia, pero nunca se ha parado a ver una partida de alguna de sus muchas modalidades. Un deporte autóctono tan emocionante y entretenido como cualquier otro, con sus figuras, historia, idiosincrasia, … que normalmente ocupa las páginas finales de las secciones deportivas (y de los diarios especializados) de los periódicos de información general. Para aportar nuestro granito de arena en que eso deje de ser así y tenga el protagonismo que se merece, os ofrecemos una Guía exprés de la pilota valenciana en dos entregas. En esta primera, Andrés Rodríguez, nos explica su historia y sus hitos. Va de bo, cavallers!

pilota

Su historia

Formando parte del proceso de romanización en los territorios que conquistaban, como medio para difundir su cultura, los legionarios del imperio romano introdujeron el deporte de la pelota  en la Península Ibérica. Testimonios de escritores latinos de principios de siglo I nos hablan de juegos de pilota muy parecidos a los que se practican en la actualidad: Así, Plinio el Joven describe las reglas de un deporte de pilota  muy similar al actual de Llargues, y Marco Valerio hace lo propio con lo que podría ser el antecedente de nuestro Raspall.

Siglos después, en la Corona de Aragón, aún continuaba siendo un deporte popular muy practicado, ya fuera en las calles de pueblos y ciudades por la gente menos pudiente, o en recintos cerrados por miembros de la nobleza. Pero, paradójicamente, fue ese, su gran éxito, la causa de su casi total desaparición, pues, hacia finales de siglo XIV, para evitar problemas con los viandantes, se prohibió su juego en las calles, sólo autorizándose el mismo en los trinquetes. Así, por desgracia, fue desapareciendo la pelota en  los territorios de la Corona de Aragón, excepto en el Reino de Valencia, donde pudo pervivir gracias a la tradición de juego en los espacios cerrados que ya existía. De ese modo, a mediados de siglo XVI, habían censados hasta trece trinquetes en la ciudad de Valencia, como  el de Ciurana, en la actual plaza de la Merced; el de Olcina, por la iglesia de San Nicolás; el de Trabuquert, cercano al actual Teatro Principal; el de Cavallers; o el de Na Segarra, en la calle de la Tertulia. Tal cantidad de trinquetes en tan reducido espacio de la capital, junto a la repetición (por poco respetados) de bandos recordando la prohibición de juego en las calles en todo territorio del reino, son señal inequívoca del gran arraigo que ya  tenía el deporte de la pilota en lo que hoy es la Comunidad Valenciana .

Entre los siglos XVII y XIX se fueron construyendo trinquetes en otras localidades, como Llíria o Bétera, pero más significativa fue su incipiente presencia en la provincia de Alicante, como los de Petrer, Denia, Alcoy, o en la propia capital, que contaba con  cinco en su municipio.

Y fue desde finales del siglo XIX hasta mediados del pasado, cuando la pilota valenciana conoció su máximo esplendor: totalmente enraizada en la sociedad, aun no desplazada por deportes extranjeros (como el fútbol, tenis o baloncesto),  y gracias a los cada vez más modernos medios de transporte que facilitaban las comunicaciones, los retos entre pueblos y jugadores se sucedían sin cesar. Pelotaris como el Nene, el Paler, el Roig d´Alcoi, Bandera, Roquet de Penáguila, Perles o Melero eran considerados como verdaderos héroes. Desafíos entre estos jugadores, o los de pueblo contra pueblo, o de tres de la comarca de la Marina contra tres de la de l´Horta, con apuestas de 20.000 reales de la época , y que podían durar dos o tres días, con cuatro  mil personas en un «carrer de llargues» o «plenant de gom a gom» los trinquetes, eran estampas habituales de las poblaciones, aprovechando las ferias, las fiestas a la patrona, o simplemente la idea o capricho de algún trinqueter, el dueño del trinquet.

Quizás podrían considerarse los duelos entre Juliet d´Alginet y Rovellet, de hacia mitad de siglo XX como el ocaso de la época dorada y el inicio de la travesía de veinte años en el desierto. Pues fue en la década de los ochenta y, gracias a la irrupción de un pilotari mítico como Paco Cabanes «Genovés», y a hechos coincidentes como la creación de la Federación de Pilota Valenciana, o el impulso de capital privado en la creación y promoción de torneos como el Trofeo de Nadal por el diario Levante (en la modalidad profesional de escala i corda) o el de El Corte Inglés (en la amateur de galotxa), cuando la pilota valenciana volvió a resurgir.

En la actualidad, con una serie de campeonatos de profesionales y de aficionados plenamente asentados e institucionalizados, con una mejor y mayor presencia en los medios de comunicación, y participando en la asignatura de educación y física, a la pilota valenciana se le augura un buen futuro: esa es la responsabilidad que tenemos para con el legado de nuestros ancestros.

Hitos de la pilota

pilota 2Durante tantos años se han sucedido una serie de hechos que han vertebrado nuestro deporte más autóctono, contribuyendo a  forjar ese espíritu de noblea i germanor, tan propio de la pilota valenciana. Como aquel bando del 14 de junio de 1391, donde se prohibía expresamente el juego de pilota en las calles intramuros de Valencia, a causa de las blasfemias e injurias que ocasionaba a los viandantes, que consiguió el efecto contrario, con una valiente respuesta de los aficionados, desafiando a las autoridades; como en toda rebelión, esa injusticia no hizo sino reforzar aún más la pilota con el pueblo valenciano.

Cronológicamente, el siguiente hito podría ser el que se produjo a principios de siglo XX, cuando una figura del momento, el Nel de Murla, antes de una partida, puso una cuerda (red) en mitad del trinquet, y se inventó la más espectacular y famosa de las modalidades de la pilota: la de escala i corda. El Nel simbolizó con ese gesto la creatividad espontánea del pueblo valenciano

Sería años después, concretamente el 4 de octubre de 1935, cuando se jugó en el desaparecido trinquete de Catarroja la partida que mejor puede definir este deporte. Se enfrentaban Xiquet de Quart i Mora, contra El Gelat, Peris i Micalet. Después de sucederse unos tantos espectaculares, igualaron a 55. Entonces, antes de que disputasen el último juego definitivo, la afición bajó al terreno de juego e impidió que finalizara. Decidió que esa partida no debía tener ni vencedores ni vencidos: la nobleza de la pilota en estado puro.

Como mítica sería también la final del Campeonato Individual de 1992, celebrada en Sagunto el 10 de julio, cuando Sarasol I ganaba a su amigo y maestro, el gran Genovés I, y, al finalizar, le abrazaba, diciéndole la famosa frase, símbolo de la germanor: «Perdóna’m, Paco».

Otro de esos momentos que han ido consiguiendo afianzar  la pilota en esta sociedad actual tan globalizada sería el sucedido en Valencia en septiembre de 1993, con la disputa del primer torneo internacional de pelota, «El Cinco Naciones», germen de los actualmente consolidados Campeonatos del Mundo y de Europa. Aquel torneo, disputado por la selección valenciana contra Bélgica, Holanda, Francia e Italia, significó el impulso internacional de la pilota, necesaria para su progreso, pero siempre bajo la premisa innegociable de conservar su esencia milenaria.

Muy destacable, por positivamente trasgresora, sería la noticia que apareció en el Diari de L´Horta (26-04-96), resaltando  la inscripción de unas chicas a una escola de pilota de Alfafar para jugar a frontó. Supuso el afortunado inicio de la presencia de la mujer en un deporte de siempre vilipendiado por machista y poco recomendable para las damas. Con orgullo se puede decir que en los campeonatos de «Pilota a l’escola», existen actualmente torneos de raspall i de frontó para chicas. Y es que, además de la vía internacional , el gran salto de futuro para la pilota valenciana pasa inexcusablemente  por la integración total de la mujer en el mismo.

Y, finalmente, como fecha a destacar sería el 2 de marzo del 2000, cuando el conseller Tarancón firmó la orden de que toda nueva construcción de centro escolar debería disponer, de forma obligatoria, de unas canchas para la práctica de la pilota valenciana. Más de seiscientos años después, las autoridades valencianas habían pasado de prohibir la práctica de la pilota a imponerla. Un buen inicio en el propósito de que todo valenciano la conozca, premisa fundamental para poder llegar a quererla. Como se merece.

Imágenes de la exposición «Faixa roja, faixa blava»  del Museu Valencià d’Etnología.

Guía exprés de la pilota valenciana (II)

Guía exprés de la pilota valenciana (y III)