Se está convirtiendo en una sana costumbre que alguno de los invitados a las residencias teatrales Creador.es , que se celebran en Valencia, pasen después por nuestras páginas para contarnos la experiencia y su visión de nuestra ciudad. Si el año pasado fue Alejandro Tantanian, en esta edición es el turno del mexicano Edgar Chías. Este es su relato:

Edgar_Chias
Llegué a Valencia un domingo lluvioso, extraordinario, a decir de Gabi Ochoa, por la cantidad de agua que nos tocó sortear del aeropuerto a su casa. Avanzábamos a tientas entre el río vertical que no nos permitía mirar más allá de un metro delante nuestro. Un torrente las avenidas. Todavía esperamos casi una hora antes de poder salir a buscar comida. En la calle, algunos charcos –mínimos, desde mi experiencia mejicana- daban testimonio de la anormalidad del suceso. Entonces entendí que el nuestro sería un vínculo signado por la desmesura. A la mañana siguiente lo confirmé. No pocas horas de trabajo al día (cuatro por cada sesión del curso), charlas vespertinas con especialistas y teatro todas las noches. Jornadas largas, intensas entrañables. Sana intoxicación. La ciudad, todo un descubrimiento. Y otra vez, un exceso.

Edgar Chías y Gabi Ochoa durante la presente edición de Creador.es.

Edgar Chías y Gabi Ochoa durante la presente edición de Creador.es.

La Ciutat Vella es una inmejorable ubicación para fuereños. Corazón de apretada y sorprendente belleza. Me encontraba rodeado por la Plaza Redonda, la Lonja de la Seda, el Mercado Central y la Plaza de la Reina. Para llegar al espacio Off (sede de los intercambios pedagógicos) era necesario admirarse ante las Torres de Quart. En dirección contraria, las hermosas naves de la Universitat de Valencia y el estratégico e irruptor Espacio Inestable (recintos amigos que acogieron el resto de las actividades) cerraban el circuito. Al interior del curso, el encuentro con diez vigorosos y arrojados autores me reconcilió con mi torpe visión de España (entendí, al final, el sentido de las autonomías y las riquezas identitarias que viajan en cada lengua: de la galega a la valenciana, de la castellana a la mejica pasando por una porteño-boliviana: todas, cada una, la voz de una mirada singular). Y gracias a ellos, y a su brillante trabajo, abracé con más fuerza la idea de que la dramaturgia contemporánea no es otra cosa que un mapa de experiencias posibles, una hipótesis de comunidades efímeras y eternas, un puente que vincula poderosamente la memoria con el futuro.

Edgar Chias 03Quiero contradecir la “humildad provinciana” que escuché y percibí aquí y allá, durante mi breve estancia. Yo viví mucha movida en Valencia, mi querida, pequeña ciudad extremada. Creador.es se integra felizmente a una envidiable red de festivales, a mi paso me enteré de tres al menos que se llevan a cabo casi de forma simultánea: el del Cabañal, el de Rusafa y Festival Teatre de l’Altre. Y no son todos. Esfuerzos que fundan y visibilizan el trabajo de comunidades inquietas. Para sazonar, todavía atestigüé proyectos de intercambio, residencias artísticas y colectivos que reflexionan el sentido de su hacer. Creadores infatigables. Y a dos pasos, quizá tres, la promesa del mar, la conexión con el mundo entero. Vaya menuda, superlativa postal de Valentia Edetanorum. Me fui con la misión de vincular los esfuerzos paralelos en mi país con la generosa iniciativa que es Creador.es: Transdrama y el Festival de la Joven Dramaturgia. Tengo confianza, sabrán tejer sus redes. ¡Larga vida a Creador.es!