Foto: Marta Navaza.

Foto: Marta Navaza.

Jesús F. Manzano da la sensación que nació para dedicarse al humor. Su expresión gestual; la manera de medir los silencios, las pausas o las repeticiones; su habilidad para jugar con el ritmo narrativo y, por supuesto, su ingenio. Una facilidad innata para crear historias, con el punto exacto de exageración (ese gran amigo de toda comedia que se precie de serlo), que hagan reír a la gente. En tiempos en los que cualquiera se ve capacitado para subir a un escenario e intentar arrancar carcajadas o sonrisas, profesionales como Manzano marcan la diferencia. Pertenece a la compañía Teatro Instantáneo, seguro que le habéis visto en El Hormiguero, ganó el Premio al Mejor Guión en las ediciones de 2010 y 2012 del Circuito Café Teatro y acaba de sacar un disco de microcanciones.

¿Cuál es tu primer recuerdo de algo que te hizo reír?
Yo creo que una de las primeras cosas que me hizo reír fue la serie Los Roper cuando era niño. Imagino que antes de eso me reiría cuando algún tío mío me hiciera lo de quitarme la nariz y hacer como que la tiene entre sus dedos, pero solo una vez, a la segunda ya no me la colaron.

Y ahora, ¿qué cosas te hacen gracia?
Cada vez soy más exigente con el humor al pasarme todo el día trabajando en ello, pero, por citar algo, los que nunca me decepcionan son Faemino y Cansado.

¿Cuándo decidiste que el humor era lo tuyo?
Yo quería ser músico, el típico cantante guaperas, pero me grabé en vídeo mi primera actuación y al verme al día siguiente me di cuenta de que me faltaba voz… A partir de ahí pensé que si quería ligar lo mejor era que me dedicara al humor porque las mujeres dicen que es lo que más valoran en los hombres. Por cierto eso es mentira, no ligo más que Brad Pitt y me considero más gracioso que él.

Has hecho humor en teatros, televisión, monólogos,… ¿Crees que cada medio tiene sus propios códigos humorísticos?
No sólo lo creo, desgraciadamente lo he sufrido… No tiene nada que ver la forma de hacer reír en un bar que la de hacerlo en televisión. No sé cómo se hará pero sé que no es lo mismo.

Si hablamos de humor en España, ¿de quién te encuentras más cercano?
De JJ Vaquero, que se sienta a mi lado en la redacción de El Hormiguero y ahora mismo lo tengo a escasos centímetros.

¿Y a nivel internacional?
Me gustan mucho los Monty Python, aunque no todo lo que hacen. Y muchos cómicos norteamericanos como por ejemplo, Louis C.K.

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¿Crees que la comedia está, en todos los sentidos, infravalorada?
No lo creo. Tal vez a la hora de dar premios en el cine pero a nivel de público creo que no. He sido músico y en ese campo sí que está complicado llenar las salas. En cuanto a espectáculos de humor llevo más de 10 años actuando un mínimo de dos veces a la semana y el público suele responder.

Y en España, ¿esa sensación no es aún mayor? ¿Que gente como Tip y Coll, Gila, Rafael Azcona o Eugenio, por ejemplo, deberían gozar de mayor reconocimiento?
Es que en mi entorno se les valora mucho, así que igual tengo una visión distorsionada, pero creo que sí que están reconocidos.

¿Qué importancia crees que tiene en el humor la improvisación y el guión?
Tanto la improvisación como el guión son importantísimos a la hora de hacer reír, y la mezcla de los dos ya es la leche.

La improvisación siempre ha estado, y está, muy presente en tu carrera, una disciplina que conlleva un trabajo previo bastante importante. ¿No tienes la sensación que ese trabajo previo en el humor está poco valorado, como si no hubiera un esfuerzo como el que puede tener cualquier creador, como si el humor surgiera por generación espontánea?
Yo creo que el humor es algo con lo que todos los humanos convivimos y por eso la gente piensa que es fácil hacer reír. De arquitectura o medicina poca gente sabe pero de humor o deportes todos creemos que sabemos más que el que sale por la tele. Los únicos que viven con la angustia de saber lo difícil que es hacer reír son los profesionales de esto, igual que los entrenadores de fútbol deben saber lo complicado que es ganar partidos.

Tanto el monólogo como los chistes son dos de las disciplinas de la comedia en las que más intrusismo hay y posiblemente sea esa la causa de cierto deterioro sufrido por ambas. ¿Por qué crees que existe esa sensación de que cualquier puede hacer reír?
Pues sí, tienes razón. Cuando te dedicas a esto no hay un día en tu vida en el que no se te acerque alguien a decirte que él o su primo serían buenos cómicos porque en las cenas familiares cuentan unos chistes que te cagas…

En Valencia, tu trayectoria ha estado (y está) muy ligada al Circuito Café Teatro. ¿Qué importancia crees que ha tenido en el establecimiento de un, valga la redundancia, circuito para la comedia en la ciudad?
Para mí, el Circuito Café Teatro ha sido vital. Sin ellos mucha gente como yo no habríamos dado nuestros primeros pasos delante del público y ahora simplemente estaríamos dedicándonos a otra cosa.

Has editado un cd, «microcanciones», en las que el humor está muy presente.
Estoy muy ilusionado con el proyecto, es el primer disco de microcanciones que se edita en España y no sé si en el mundo. Son canciones cortas, de unos 30 segundos, en clave de humor, pero interpretadas de forma seria. Ya veremos si gusta. Podéis seguir el tema en la web, donde se pueden ver los microclips de algunas canciones y conseguir el cd físico.

Y además del disco, ¿qué otros proyectos de futuro tienes?
Mis proyectos son seguir con el espectáculo de «Impro» que llevo junto a Miguel Moraga y seguir rodando el monólogo de humor. Mi futuro a corto plazo está en el álbum de microcanciones y en la obra «Amor Pactado» que he estrenado recientemente. Todo eso sin parar de currar en El Hormiguero, que es a día de hoy lo que ocupa la mayor parte de mi vida profesional.