«Pélvico» (OtraDanza). Foto: Germán Antón.

Si esta ciudad no hubiera sufrido un tsunami cultural durante los años de gobierno del PP, Dansa València estaría soplando este 2018 las velas de su trigésimo aniversario. Sin embargo, hay que conformarse, y no es poco, con celebrar su segunda edición después de su resurrección en la temporada anterior. Con más presupuesto (de 60.000€ a 150.000€), Mar Jiménez debutando en la dirección y una firme apuesta por las mujeres creadoras (#ellesesmouen es el lema), el certamen hará que València baile del 11 al 15 de abril con propuestas de todo tipo y procedencia.

Tres estrenos absolutos

«Lo inevitable» (Dunatacà).

Divines paraules. El cerebro creador de la compañía Ananda Dansa (Premio Nacional de Danza y 10 Premios Max a sus espaldas), compuesto por los hermanos Rosángeles y Edison Valls, saca a bailar a Valle Inclán. Producida por el Institut Valencià de Cultura y creada para el Ballet de la Generalitat Valenciana, el montaje cuenta con un elenco en el que confluyen experimentados y reputados bailarines como Toni Aparisi y Ana Luján (ambos con Max en sus casas), con otros con un futuro cada vez más presente como Cristina Reolid (imposible olvidarla en Man Ray, de Taiat Dansa).

Lo inevitable. La compañía Dunatacà nació en València en 2016 y en apenas dos años han puesto en pie cuatro producciones (si bien una de ellas fue creada de manera paralela por una de sus integrantes) a las que habrá que ir sumando las que ya tienen programadas. En febrero estrenaron Voces, ahora llega Lo inevitable y anuncian para junio el prestreno de In-Com. En el escenario, cinco intérpretes (Andrea Torres, Julia Cambra, Eneko Borao, Luna Soriano y Sybila Gutiérrez, que también dirige) pretendiendo diluir las fronteras entre géneros, el binomio Mujer-Hombre.

Pequeño Big Blue. De PanicMap ya os hablamos hace unas semanas cuando casi coincidieron en la cartelera sus dos obras hasta el momento, Harket [protocolo] y Dystopia. Aquel artículo se tituló El teatro del futuro ya está aquí porque si algo caracteriza a esta compañía valenciana es la utilización de las nuevas tecnologías en sus propuestas creativas. Ahora dan un paso adelante con Pequeño Big Blue y dirigen su mirada al público infantil con las peripecias de un ser grande, azul y muy curioso, esto último como ellos mismos.

Si esto fuera un festival de música, estas obras serían las cabezas de cartel

Fla.co.men. Israel Galván ha hecho con el baile flamenco lo mismo que con el título de este montaje, ponerlo patas arriba. Deja la ortodoxia en el camerino y sale a escena a soltar el monstruo que lleva dentro y a destilar sentimiento en cada paso. Concebida como una especie de grandes momentos de obras anteriores, en Fla.co.men, el bailaor (que también ha saboreado con satisfacción la manzana de los Max) vuelve a lucir elegancia y nervio a partes iguales, alterna taconeos descalzo o con zapatos e incluso golpea su cabeza contra un bombo. No, seguramente no es de este planeta, pero por suerte lo tendremos entre nosotros.

We women. Sol Picó en un escenario siempre es un lujo. Pocos cuerpos hay más expresivos que el suyo, capaz de llegar donde sea necesario, no tanto por flexibilidad (que también), sino por la capacidad descriptiva y emocional que tienen sus movimientos. En We women reflexiona sobre las mujeres del siglo XXI, haciendo paradas por diversos lugares del mundo, alternando cierta comicidad con fragmentos más duros y dramáticos.

La calle es nuestra

Hasta seis propuestas convertirán la Plaza del Patriarca en improvisado escenario para deleite de los que allí se arremolinen. Un espacio al que vuelve la castellonense Pepa Cases, que en la edición de 2017 estrenó la impactante #De Traca, con Volat, una búsqueda de la esencia de las cosas en estos tiempos tan materialistas que vivimos. La representación valenciana en los espectáculos de calle se completa con No todavía … ahora, de la compañía malArte, que se adentra en el universo de Virginia Woolf con un estupendo elenco (Jessica Martín dirigiendo y Paloma Calderón y Paula Quiles bailando).

La colaboración entre la Compañía Improvisada y Tejido Conectivo dio como resultado Kuzushi, una obra que plantea la idea del desequilibrio como condición inherente a la especie humana. Una relación coreografiada a dos como Más o menos inquietos, del tinerfeño Daniel Abreu (Premio Nacional de Danza 2014), sobre la necesidad de sostenerse y apoyarse en otros.

El formato dúo se repite en los dos montajes restantes. Las Hermanas Gestring (Greta García y Laura Morales), son candidatas a ganar el inexistente Premio del Público por su propuesta Good Girl, tan hilarante como impactante, que pasa del «prefiero no pensar» al «canela en rama» para acabar en una «Alerta 4», que reafirma que estamos muy mal, fatal. Por su parte, el colectivo hispano-italiano Kor’sia (Antonio de Rosa y Mattia Russo) nos tralada en su colorista Yellow Place (con vestuario de David Delfín) a las tres etapas por las que atraviesa una relación amorosa.

Yo quiero verte danzar

«Bandejats» (Titoyaya Dansa). Foto: Nacho Carrascosa.

Dansa València ofrece una magnífica oportunidad para testar la salud de la danza, tanto a nivel local como nacional. En el primer apartado, con A-Normal o la oveja errante (que inaugurará oficiosamente el certamen), de La Siamesa, con texto de Xavier Puchades y Ángela Verdugo, quien también dirige e interpreta, un canto al inconformismo, a pensar con total libertad sin temor a no seguir el dictado del rebaño; Pélvico, con la garantía de calidad que supone siempre Asun Noales, una pieza pensada, coreografiada e interpretada por mujeres, pero no sobre la mujer, sino desde la mujer; y Bandejats, de Titoyaya Dansa, que el año pasado estrenaron en el festival Lluita, con la que conmemoraban sus diez años de trayectoria. En esta ocasión, con una apuesta escénica (en la que participan profesionales presentes en otros montajes del festival como Jessica Martín o Xavier Puchades) cuyo eje argumental son las migraciones en primera persona y que cuenta con la colaboración interpretativa de miembros de la ONG Valencia Acull y del Conservatori Superior de Dansa de València.

«Las Muchas» (Compañía Mariantònia Oliver).

En el segundo bloque referido destaca por méritos propios la que será, sin duda, la propuesta más emotiva de Dansa València 2018 (y la única con dos pases), Las Muchas, en la que la coreógrafa Mariantònia Oliver reúne a mujeres mayores de 70 años en un espectáculo experimental que celebra la madurez. En La maldición de los Hombres Malboro, Isabel Vázquez profundiza en la insensibilización masculina; Zero significa el retorno de la compañía Humanhood (con base entre Barcelona y Birmingham) a València después de su estimulante actuación en el Tercera Setmana del año pasado con Orbis; y Now, de los donostiarras La Sala, un espacio donde reflexionar sobre las expectativas creadas tiempo atrás y sobre lo realmente logrado.

Dejad que los niños se acerquen a mí y bailen

Una de las novedades de esta edición es la recuperación de La Danseta, dirigida a público infantil y familiar. Dos obras formarán parte de esta sección, la ya comentada en el espacio dedicado a los estrenos, Pequeño Big Blue, y Amelia, de Marea Danza, un montaje creado y dirgido por La Teta Calva, con música de Carles Chiner (Gener) y que este año ganó el Premio FETEN al Mejor Espectáculo de Danza.

Allongé

Además de los 19 espectáculos, divididos en seis sedes (Teatre Principal, Teatre Rialto, Carme Teatre, El Musical, Espai Inestable y la Sala Matilde Salvador de La Nau) y cuyos horarios se pueden consultar en la web del IVC, Dansa València cuenta con una serie de actividades paralelas. Desde clases magistrales impartidas por Rudi Cole y Júlia Robert (Humanhood) y Olga Pericet;  a un showcase de la AVED (Associació Valenciana d’Empreses de Dansa); pasando por una serie de encuentros y diálogos con representantes del sector o un avance (con posterior coloquio) del documental Siete leguas: Contar la danza y la diversidad, que cuenta como un grupo de niños con diversidad funcional participa en la sociedad por medio de la danza.