Jason Webster. Foto: Robert Twigger.

Jason Webster suele decir que nació en Estados Unidos por accidente y que siempre se ha considerado inglés. Su familia lo es. Y en Inglaterra pasó la mayor parte de su infancia. Con poco más de veinte años se enamoró de una bailaora y actriz de Algemesí y se vino a vivir a Valencia. Ahora, pasan más tiempo en Reino Unido que aquí por motivos personales.

Webster es escritor y también ha colaborado con The Guardian, The Observer, Financial Times o Radio 4 de la BBC. Ha publicado libros de no ficción y novelas. Entres estas últimas la saga negra protagonizada por el agente Max Cámara. La editorial valenciana Sargantana ha traducido al castellano, por ahora, los dos primeros títulos: O el toro te mata a ti y Muerte en Valencia.

Muerte en Valencia fue escrita en 2012 y ahora se publica en nuestro país. El punto de partida es la aparición del cuerpo sin vida del mejor cocinero de paellas de la ciudad. Son los días en que se prepara la llegada del Papa, y los pelotazos inmobiliarios, la corrupción y los grandes despilfarros campan a sus anchas.

¿Qué te atrajo de Valencia para convertirla en escenario de tus novelas?

Me parecía un territorio virgen. Nadie escribía en inglés sobre la ciudad. Cuando le decía a la gente que vivía en Valencia, igual el nombre les sonaba, pero ni sabían dónde se ubicaba en España. Y después de haber vivido unos cuantos años rodeado de valencianos, tomando el sol, comiendo paellas y quemándome los dedos con fuegos artificiales, tenía ganas de hacerla más conocida, gritarle a la gente que aquí había toda una joya mediterránea por descubrir. Eran aquellos tiempos vertiginosos del «gran desarrollo», la CAC, Americas’ Cup, Fórmula Uno, y toda la corrupción que conllevaba. Pensaba que aquí había tomate, y que había que explorarlo para sacar material para una serie de novelas policíacas.

¿Por qué crees que se ha tardado tanto en traducir y publicar estas novelas siendo que se desarrollan aquí?

De verdad que no lo sé. Habría que preguntárselo a las editoriales españolas.

¿Cómo surge Max Cámara? ¿En quién o quiénes te inspiraste para ese policía algo anarquista, que fuma marihuana y es antiabortista? ¿Hay algo de Jason Webster en Max Cámara?

Hay algo de mi en él, es cierto, pero no comparto todas sus opiniones. Max simplemente llegó un día cuando me puse a escribir. Como una visión angélica… o quizás diabólica. No se inspiró en nadie. A lo largo de las seis novelas que he escrito sobre él voy descubriendo cada vez más facetas de su personalidad. Es bastante complejo, y es como un amigo que pienso que le conozco y luego me sorprende con unas ideas o actitudes que no esperaba. Usa mucho los refranes tradicionales, y como los mejores de ellos, se puede interpretar de varias maneras. Me gusta la ambigüedad, sobre todo moral, de su carácter. Y esa contradicción central de ser agente del estado, o sea, policía, y a la vez no creer en el estado, como anarquista. Con cada novela parece que solucione este gran problema suyo, pero luego surgen nuevas dudas.

En «Muerte en Valencia» sitúas la acción tanto en lugares reconocibles de la ciudad como en una fecha concreta (la visita del Papa), pero optas por rebautizar a la alcaldesa y a otros personajes. ¿Por qué?

Y si hubiera puesto el nombre de un alcalde o alcaldesa real ¿qué me habría pasado? ¿Ahora? ¿Con todos los problemas de libertad de expresión que hay? Vamos, ni pensarlo. Estamos viviendo en una sociedad cada vez menos libre. Luego, si los lectores quieren ver paralelismos entre algunos personajes y personas que existen o que han existido, eso no es asunto mío. En cuanto a la visita de cierto Papa, o los problemas del Cabanyal, quería aprovechar de lo que tenía a mi alrededor. Todo aquello apestaba a corrupción, y ahora, años después, parece que la verdad sale a la luz. Estaba escribiendo novelas de crimen y ahí delante de mis narices había un crimen gigante.


¿En qué medida la realidad política y social de la ciudad te inspiró para definir esas personajes y algunas de las situaciones que describes?

Bastante. Cada día abría el periódico y encontraba material o ideas. Casi demasiado. Luego, lo del Cabanyal me parecía una autentica barbaridad. De hecho, escribí un artículo para The Guardian sobre la situación. Eso fue por el año 2009. Me alegra que al final se solucionara, aunque entiendo que el barrio ahora se enfrenta a nuevas dificultades.

A lo largo de la novela aparecen lugares reconocibles de la ciudad, ¿qué crees que aportan a la historia?

Mi Valencia es una especie de Valencia alternativa, que existe en un universo paralelo dentro de mi imaginación. Se parece mucho a la Valencia que conocemos todos, pero también es un poco diferente. No todo lo que describo existe, pero uso sitios reconocibles para no perder la conexión con esa Valencia de verdad. También porque soy vanidoso y me encanta la idea de que algún día habrá tours de Valencia donde los guías señalarán los lugares comentados en mis novelas. Bueno, soñar es gratis ¿no?

En los agradecimientos del libro incluyes a miembros de la policía, ¿qué trabajo de documentación hiciste con ellos? ¿En qué aspectos te asesoraron?

Me hice amigo de tres policías en particular que me ayudaron muchísimo a la hora de tener una idea sobre cómo es su trabajo. Desafortunadamente, ninguno de ellos se ha convertido en anarquista a pesar de mis mejores esfuerzos. Pero bueno, seguimos siendo amigos…

Las fallas, los toros, la paella, … los tópicos están presentes en tus novelas, pero siempre como punto de partida de la historia que quieres contar.

Supongo que es así. Es problemático esto de los tópicos. Cuando le ponen la etiqueta «tópico» a algo, es como una manera de decir: «No se puede hablar sobre esto. O si lo haces, es que no eres más que un guiri que no sabe na…» Pero los toros, las fallas existen. Además, son fascinantes, complejos y poco entendidos fuera de España. Creo que salen menos en las otras novelas, pero para mí no son tópicos, simplemente son temas que me atraen por algún motivo u otro en algún momento.

¿Quiénes son tus autores favoritos de novela negra?

Ahora leo muy pocas novelas negras. Cuando empecé a escribir la serie leía algunas de Michael Dibdin, y algunos thrillers. También me encanta la serie de Tarquin Hall sobre el detective indio Vish Puri, que tiene un tono cómico. Pero creo que hay más influencia sobre mí de otros escritores que tienen poco que ver con este género, por ejemplo Borges (aunque, sí, es cierto, escribía cuentos de detectives), el pensador afgano-inglés Idries Shah, autor de Los Sufis, o autobiografías de policías e investigadores privados, tipo Gumshoe del exfilósofo Josiah Thompson.

Tus novelas se asemejan en muchos aspectos a la propia vida, por ejemplo no escatimas un final trágico para un personaje en favor de un final 100%. ¿Es voluntario?

Sí, y en cierto modo la pregunta lleva la respuesta porque intento que se asemejen a la propia vida. También dejo algunos hilos sin atar por el mismo motivo. La vida no viene bien envuelta como un regalo de Navidad, y si quieres que tus novelas se acerquen a la realidad, tienes que asumir esto.

¿Cuál será tu próximo proyecto?

Quedan cuatro novelas de Max Cámara por traducir. Ahora mismo estoy con un proyecto de no-ficción sobre la historia española. Quiero un pequeño descanso de las novelas.