Imagen de un concierto en una sala de València.

Es un secreto a voces que la oferta cultural en València se ha multiplicado en los últimos años. El fin de semana del 8 al 10 de junio coincidieron en la ciudad hasta siete o festivales o convocatorias, a las que había que sumar la programación habitual de cada día. ¿Estamos viviendo un fenómeno burbuja? ¿Hay demasiada oferta para la demanda existente? ¿Realmente importa? ¿Cuánto más mejor y así hay posibilidad para escoger? ¿Tiene alguna proyección en el exterior esa actividad cultural? Para intentar arrojar algo de luz a una cuestión tan espinosa hemos decidido preguntar a varios profesionales que desarrollan su actividad fuera de València. Las mismas tres preguntas para todos. Estos son los que, amablemente, nos han contestado.

1- ¿Qué opinión tienes / qué conoces de la actividad cultural de la ciudad de València?

2- ¿Destacarías el trabajo de algún espacio concreto o la realización de algún evento (exposición, concierto, festival, teatro, …) de esta temporada 2017-2018?

3- ¿Crees que la oferta cultural de una ciudad debe autorregularse atendiendo a criterios como la calidad, la diferenciación, la rentabilidad para los que participan… o debe crecer aún a riesgo de producirse cierta sobredosis?

Ane Rodríguez (Directora Cultural de Tabakalera, San Sebastián)

1- València me remite directamente al IVAM, a La Rambleta y ahora mismo a Bombas Gens. También a la Filmoteca. No tengo un conocimiento profundo de la vida cultural de la ciudad pero sí sigo estas cuatro instituciones por un motivo u otro.

2- Para mí, lo más significativo ha sido la apertura de Bombas Gens. Tenía muchas ganas y expectativas puestas en un proyecto tan ilusionante, la reconversión de una antigua fábrica en un espacio de exposición, pero no solo. El esfuerzo que se está haciendo por seguir contando lo que fue el espacio o el trabajo con la comunidad también son importantes más allá de la línea de exposiciones y programas públicos que se están haciendo. Admiro mucho el trabajo de Nuria Enguita y su capacidad de liderar proyectos interesantes.

3- En mi opinión los proyectos deberían de responder a una necesidad, a una intuición y complementar lo que ya existe. Los proyectos, en primer lugar, tienen que tener sentido desde su especifidad, desde su diferenciación del otro y buscar lugares comunes de trabajo. Una de las cosas más difíciles suele ser trabajar de manera coordinada con las instituciones e iniciativas vecinas. Nos ocurre en San Sebastián y por extensión en el resto del País Vasco, no quiero ni imaginar cómo puede ser en València. Normalmente tendemos a iniciar proyectos que tienen que ver con una oferta cultural de concurrencia pública, de exhibición, de formato festival, porque es algo que funciona para la atracción de públicos por su impacto concentrado. No obstante, creo que en lo que hay que ahondar es en propuestas que permitan condiciones de trabajo para los creadores y oportunidades. Desconozco cuál es la situación en València, pero este equilibrio me parece importante.


Manuel Olveira (Director del MUSAC, León)

1- La impresión que da, visto desde León, es que en València se están haciendo bien algunas cosas y que se nota un cambio y un dinamismo inexistente hace años. También he podido apreciar, en las dos visitas que he hecho en los últimos dos años, que se nota mucha energía en el ambiente, al menos en el campo de las artes visuales, que es mi ámbito de trabajo y sobre el que puedo hablar. Sigo las propuestas de revistas como Concreta, de galerías como Espai Visor, Rosa Santos y Paz y Comedias, a las que hay que añadir la emergencia de Espai Tactel. También miro con atención lo que llega del Consorci de Museus o Bombas Gens e iniciativas autosugestionadas y, en artes escénicas, del laboratorio de Las Naves.

2- El cambio más significativo lo he notado en el IVAM, que ha vuelto a ser una institución de referencia con propuestas interesantes y comprometidas con el contexto del Mediterráneo, con la investigación del arte moderno y contemporáneo y con la dinamización cultural. Me parece estimulante el trabajo que hace en el sector del arte, pero también el ver que cala, penetra y afecta de muchas maneras en la sociedad. Esto, que creo que es muy visible de cerca, se percibe desde fuera y, junto con otras iniciativas, contribuye a inyectar energía en el desalentado contexto cultural español.

3- Toda oferta cultural debe ser intensa y diversificada para que todas las subjetividades y gustos encuentren iniciativas que respondan a intereses diversos y hasta divergentes. Y, obviamente, la programación debe hacerse con criterios de calidad, diversificación y rentabilidad social. Insisto en lo de “social» para que no se entienda que la cultura debe tener solo rentabilidad económica o publicitaria. La cultura que se promueve desde las administraciones públicas debe contribuir a la educación, el debate y la creación de eso que llamamos esfera pública que, en definitiva, constituye la rentabilidad social. Sinceramente, no sé si València corre el riesgo de tener sobredosis cultural porque no vivo ahí y quizás me faltan datos. Pero mirándolo desde aquí creo que un poco de chute de energía es muy positivo.


Inmaculada Corcho (Directora Museo ABC)

Foto: Ignacio Gil.

1- Quizás habría que preguntar a personas que no fueran del sector cultural. Yo, por interés profesional, consulto las agendas y me llega la información de los principales centros culturales de la ciudad así como los eventos destacados del calendario artístico. La actividad ha aumentado en los últimos dos años y se genera mucha información, lo que a su vez hace que la actividades parezcan multiplicarse… no sólo pasa en Valencia, está sucediendo en todos los sitios.

2- Me han interesado especialmente los proyecto entorno a la ilustración: el desembarco de Heroes Comic, la permanencia de las Jornadas de Cómic, los espacios expositivos para el dibujo y la ilustración como Pepita Lumier y que centros, como el IVAM, habituados a mostrar las bellas artes tradicionales hayan abierto una línea de trabajo dedicados al cómic y la ilustración. Y muy interesante las iniciativas valencianas sobre arte urbano.

3- Esto es un tema muy complejo. Regular la oferta cultural como tal no creo que haya que regularla. En todo caso tendrán que marcar criterios los propios promotores, según los objetivos que quieren lograr, dependiendo de si son proyectos públicos o privados, para público general o específico… pero cuantas más oferta cultural haya siempre será mejor. En el ámbito de una ciudad es muy importante lo que se promueva a nivel público porque marcará la imagen de la ciudad, que no quiere decir que sea culturalmente lo mejor para sus habitantes. Hay muchos factores a tener en cuenta. Actualmente la oferta cultural es muy variada, los públicos que las disfrutan también, además el público ya no es fiel a una sola manifestación cultural, salta de actividad en actividad atendiendo a muchos condicionantes. El riesgo de esta vorágine es perder calidad o primar la diversión sobre la formación, entendiendo como formación aquellas manifestaciones que favorecen el crecimiento individual o colectivo enriqueciendo sus conocimientos. Y un elemento importante son los recursos, la producción cultural cuesta y sea quien sea que genere la actividad debería dar prioridad a la calidad más que a la cantidad, equilibrando también la oferta a la demanda, es muy habitual que se realicen muchos actividades en un día, incluso horas concretas, en una ciudad para un volumen de asistentes que difícilmente pueden disfrutar de ellas, desaprovechándose el trabajo realizado. A veces no se trata tanto de que haya una oferta excesiva sino mal planificada.


Begoña Gómez Urzáiz (Periodista cultural)

1- Diría que por lo menos a Barcelona sí ha llegado esa sensación de «en València están pasando cosas», aunque sea de una manera más o menos abstracta. Tengo varios amigos que han ido recientemente y vuelven con cierta sorpresa (una cosa muy de Barna): «oye, que València mola mucho». Siempre pienso que es una pena que haya pocas obligaciones que unan a las dos ciudades más allá de los vínculos familiares. Así como mucha gente de la cultura tiene que coger el AVE continuamente entre Madrid y Barcelona y el roce acaba haciendo el cariño (o más roce), y que existe un flujo similar entre Madrid y València, las dos ciudades del Mediterráneo siguen ignorándose un poco, como dos primas que no se hablan ¡Corredor del Mediterráneo cultural ya! Al margen de eso, en el plano político creo que mucha gente celebró el cambio en la Comunitat y el Ajuntament de València como algo cuasi-milagroso que todavía no nos creemos. Que os dure, amigos.

2- Pues me gustaría ver lo de Ródchenko en el IVAM mientras dure. ¡Y lo de Annette Messager!

3- Inicialmente uno siempre tiende a pensar «quants més serem, més riurem», ¿no? Pero todos sabemos también que la oferta cultural no responde solo (o apenas) a criterios de oportunidad, sino que intervienen las fuerzas telúricas del mercado. En todo caso, ojalá el problema de todas la ciudades fuese «demasiado sarao cultural». Soy nacida en Tarragona y allí siempre tengo la sensación de que hay una abulia y una apatía que dura ya demasiado, con honrosas excepciones.


Pablo Messiez (Dramaturgo)

1- Las veces que he estado (con funciones o dando talleres) he percibido un clima de gran actividad. Mucha gente muy interesante haciendo cosas y muchas ganas de revitalizar la actividad cultural de la ciudad. También me ha parecido que este deseo era más claro en artistas y gestores que en algunas instituciones que no ponían las cosas fáciles, digamos. De todas formas, no me he detenido a estudiar la cuestión en detalle, así que no podría ahondar en el tema con justeza.

2- Destaco el trabajo de Salva Bolta en la segunda edición del Festival Tercera Setmana que pude ver al tener la posibilidad maravillosa de presentar Todo el tiempo del mundo en el Principal. También destaco las exposiciones del IVAM. Siempre que voy, encuentro algo interesante (no me olvido de las de Gilliam Wearing y la de Farocki, aunque fueron en el 2015 y 2016. Este año no pude pasarme por allí). Lamento la inactividad por tanto tiempo de Las Naves que conocí en la gestión de Guillermo Arazo. Me parecía un espacio alucinante para las artes escénicas.

3- Creo que no hay que pensar la cultura con lógicas de mercado. Se supone que la obra debe nacer de una necesidad. Que la oferta sea mayor a la demanda es una cuestión que a la necesidad no le importa. Hay que hacer lo que se necesita hacer. Mientras se estudian las condiciones, se busca mejorarlas, se piensa la producción, no dejar de hacer lo que la necesidad pide.


Jaime Priede (Director de El Cuaderno Digital)

1- Conozco el trabajo de algunos editores, Manuel Borrás, por ejemplo. El sello Pre-Textos lleva años realizando un trabajo impecable. También tengo noticias del ámbito del arte plástico y me da la impresión de que la ciudad es muy dinámica en ese sentido.

2- Prefiero no hacerlo, como Bartleby. Seguro que se quedarían sin nombrar actividades cuyo interés no ha sido acorde con la difusión, cosa que pasa en todos los sitios.

3- El ámbito de la cultura ya padece bastantes trabas, y no solo a nivel institucional, como para cerrar puertas a nadie. La sobredosis a la que te refieres no me parece negativa, porque en todo caso estaría en la oferta. A partir de ahí cada cual puede seleccionar lo que considere más interesante. Si hablamos de subvenciones, los criterios de selección siempre son problemáticos: un poco a todos o mucho a los pocos que supuestamente garantizan mayor capacidad de difusión. En principio, soy más partidario de la primera opción, pero siempre desde un criterio de calidad que no se deje llevar por el «todo vale».


Francisco Baena (Director del Centro José Guerrero, Granada)

1- Al no ser una ciudad a la que acuda con frecuencia, no soy un usuario habitual de sus servicios, y solo estoy al tanto de su programación cultural por intereses profesionales o personales. En todo caso, la información que me llega me resulta interesante, tanto la oferta institucional (con buques insignia como el IVAM, y otros proyectos que siempre me han interesado como el MuVIM) como la privada (con sellos de referencia como la editorial Pre-Textos) y la escena más alternativa (que llega hasta propuestas recónditas pero muy estimulantes como las de El cant del cantó.

2- Ahora mismo no recuerdo toda la temporada. Me ha resultado muy interesante en general el proyecto que en los últimos años está desarrollando la galería pazYcomedias. Bueno, y espaivisor,…

3- Planteado en esos términos, me decanto por la autorregulación. Las sobredosis nunca son aconsejables. Puntualmente sí puede ser productivo el exceso, la embriaguez, y hay algo muy mediterráneo, dionisiaco, en ello. Creo que en València lo sabéis bien. Las fiestas, el puro gasto, son antropológicamente necesarios, pero eso: integradas en una economía (carnavalesca) en la que debe prevalecer, cono norma, la sostenibilidad.


Jesús Cimarro (Director del Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida / Presidente de la productora y distribuidora teatral Pentación Espectáculos)

1- València es la tercera ciudad a nivel cultural de España y conozco sobre todo la actividad teatral y musical que se desarrolla tanto en los teatros públicos como privados.

2- Destacaría la programación del teatro Olympia de Valencia, donde hemos estamos presentes con algunas de nuestras producciones, y también el festival Tercera Semana.

3- Yo creo que nunca hay sobredosis de cultura, que cuanta más cultura haya en una ciudad, mejor para todos. Lo normal es que, de manera natural, la oferta vaya adaptándose a los diferentes públicos existentes de forma que acabe habiendo propuestas para todos los gustos y necesidades.


Marta Pazos (Directora de escena)

Foto: Thomas Mougeolle.

1- ​La primera vez que actué ​en un festival de Valencia fue en el VEO hace como diez años. Después he vuelto al Tercera Setmana en todas sus ediciones y a Carme Teatre dentro del Circuito de la Red de Teatros Alternativos.

2- ​Cada vez que he venido a trabajar a la ciudad es cierto que ha coincidido con varios festivales programando simultáneamente. He asistido como público al Festival 10 sentidos. He descubierto una joya, el festival Vociferio. El año pasado estuvimos viendo las actuaciones en su escenario del Ivam y hemos repetido este año. Es una propuesta muy interesante. Me interesaba mucho también la programación de Las Naves.

3- Es una cuestión delicada. La cultura encuentra siempre una trampa en las estadísticas. ​
​Hay espacios específicos que ​protegen otros lenguajes pero que son imprescindibles para entender el momento artístico que estamos viviendo y sobretodo que cementan el «hacia donde va el arte». En ocasiones cuando hay una saturación de programación estos espacios son los que primero desaparecen porque no suelen estar arropados por el gran público.

Es cierto que una sobresaturación de programación también es contraproducente. Ha pasado un poco en Madrid este año. Ha habido semanas en las que el público no ha alcanzado a ver todo lo que hubiera querido porque había muchos días en los que espectáculos imprescindibles han coincidido. A lo mejor sería oportuno un diálogo más fluido entre las organizaciones para coordinar un poco estas situaciones y que el esfuerzo por hacer una programación de calidad se vea recompensado también con el número de espectadoras y espectadores.

Por último, y pensando a largo plazo, es imprescindible que las inversiones que las administraciones hacen en cultura incidan en gran parte en la educación. Si no se educa en la cultura será muy difícil generar nuevos públicos y que estos entiendan cuales son las líneas de programación de cada espacio o festival para saber si les interesa.


David Hernández (Editor de Nomepierdoniuna)

1- València y los valencianos y valencianas siempre se han caracterizado por producir una efervescente escena en todas las artes. Durante lustros gran parte de la actividad estuvo anestesiada o adocenada, debido al clientelismo y el amiguismo que caracterizó casi toda la acción política como han ido demostrando los medios de comunicación y los tribunales. Aún así, y coincidiendo con la crisis económica, emergieron un montón de propuestas interesantes, a la contra y tirando de ingenio, que incluso sirvieron para contribuir a la dinamización de barrios enteros. Con el cambio político se generaron muchas expectativas; algunas han sido defraudadas, otras están en vías de satisfacerse. En mi opinión, la cultura nunca ha de bajar la guardia ni abrazar el poder, siempre ha de tener un espíritu crítico que la conecte directamente con el público, yendo de cara, sin demasiados intermediarios ni beneficiarios espurios. Y eso creo que es lo que le favorecía a la actividad alternativa, buscándose la vida frente a la decadencia política, la misma a la que ahora a veces le cuesta diferenciarse de los oportunistas de toda la vida. Con todo, diría que en València culturalmente están pasando muchas cosas positivas a muchos niveles a la vez y que los resultados no podemos pretender que se recojan en dos días; si el trabajo se hace bien y se hace desde la cultura de base, los frutos llegarán. Otra cosa es que volvamos a las andadas de la fanfarria pero con otros colores.

2- Parecerá una contradicción después de todo lo que he dicho, porque fue un proyecto muy institucional, pero me pareció muy bueno: Joc de Vinz Feel Free y Txema Rodríguez en el Centre del Carme. La muestra terminó en septiembre de 2017, así que se puede considerar de esta temporada. Fue genial, aunó muchas cosas y la disfrutó mucha gente. También me parece muy potente y destacable todo el trabajo callado de colegas periodistas, músicos y gente de la cultural en general que están picando piedra durante el último año para sacar a flote programas culturales en À Punt, tanto en radio como en televisión, y que ya están empezando a salir a la luz con resultados brillantes.

3- Debe autorregularse, es cuestión de supervivencia, con criterios de calidad, diferenciación, rentabilidad y también de conexión con el público. La sobredosis o amontonamiento de oferta cultural en València, de la que también se habla mucho en Castellón, está relacionada con esa pulsión de cambio que comentaba antes, con esas ganas de hacer muchas cosas y todas a la vez, pero que con el tiempo indefectiblemente se terminará haciendo limpieza y selección natural. A los valencianos nos cuesta mucho entender que, la mayoría de veces, menos es más.


Fernando Francés (Director CAC Málaga)

1- No en todas las disciplinas es igual. En arte, el IVAM ha atravesado un largo recorrido de decadencia con exposiciones de dudosa identidad, han cerrado muchas galerías y otros centros no son muy competitivos. La acción artística es muy poco competitiva. Por otra parte se echa de menos una acción social y participativa de activismo artístico.

2- Creo que los acontecimientos pasan por las aperturas de Bombas Gens y la Fundación Hortensia Herrero que pasarán si nadie pone puntos en las íes, el protagonismo de la calidad artística.

3- Las sobredosis suelen matar. La calidad, el rigor en la coherencia de los programas y la singularidad unidas a criterios educativos y con vocación de transformación social es la clave del éxito y del sentido común.


Donatella Iannuzzi (editora de Gallo Nero)

Foto: Panci Calvo.

1- En realidad no solía estar muy informada de la actividad cultural de València, imagino que esto se debe al hecho de que de alguna forma estamos metidos en la burbuja cultural de las ciudades en las que vivimos. He de destacar de todas formas que de un tiempo a esta parte recibo boletines de varias agendas culturales valencianas. También nos han llegado propuestas de participación en ferias y festivales del libro independiente, eventos estos últimos que se han multiplicado en los últimos años. Estoy siguiendo además la evolución del Cabanyal, un barrio que me fascinó cuando lo visité hace muchos años en plena lucha por sobrevivir a absurdos planes urbanísticos. La evolución actual del barrio veo que va camino de seguir el patrón del barrio de Lavapiés, expoliado de su identidad e invadido de turistas.

2- Estuve en Valencia en abril y pude conocer Bombas Gens, visité su colección permanente así como la exposición temporal del fotógrafo Paul Graham, me gustó. La operación de reconversión del edificio (antigua factoría de bombas hidráulicas) en centro de arte me pareció muy interesante. Aunque la elección de la localización cuyo objetivo es una supuesta rehabilitación de barrios culturalmente marginales sin duda sigue un patrón que se está reproduciendo en demasiadas ciudades y que intuyo que responde a criterios más económicos que sociopolíticos. Cada barrio «recuperado» de su «aislamiento» se vuelve pronto terreno fértil para el verdadera vocación artística de este y de muchos otros países: la especulación.

3- Llevamos unos años, no sólo en España, en los que la dinámica de la oferta cultural ha cambiado radicalmente respondiendo a la dictadura de «lo popular». Muchos centros de arte tanto públicos como privados (aunque en estos últimos es sin duda más evidente) son esclavos de los números en la guerra de visitantes. De ahí el desfile de los Dalí, Caravaggio y como no, Warhol.  Ha habido un cambio radical en la manera de pensar en la cultura. Sin duda ha perdido su vocación pedagógica, política y creativa en favor del evento, es decir el arte como entretenimiento. Muchos eventos van felizmente acompañados de sus food tracks, sus conciertos y un sinfín de atracciones. La actual situación en parte se debe a un cambio generacional en la dirección de museos y centros, y a unas nuevas políticas de marketing (el Dios que todo lo ve) que inevitablemente están afectando a la calidad de la oferta. Llega a ser mareante la cantidad de «eventos culturales» y por momento llega a producir ansiedad por no tener tiempo material para verlo todo. La cantidad nunca fue garantía de calidad, quizás siempre fue al revés y en mi pesimismo cósmico veo complicada una vuelta atrás en este circo cultural. La prensa lo apoya, los números lo respaldan, los políticos se apuntan un tanto y los ciudadanos nunca se habían sentidos tan «cultos» como ahora. Es curioso porque en esa época de gran aturdimiento muchos sentimos más que nunca la necesitad de refugiarnos en la cultura, una libre, inteligente y fuera del mercado que nos ayude a entender y a entendernos. Paradójicamente lo único que encontramos es una gran fiesta, ruidosa, vulgar y anestesiante.


Elisabeth Falomir (Editora de Melusina / Coorganizadora de ¡Hostia Un Libro!)

1 y 2- Hace casi diez años que no resido en València, pero sin duda sigo al tanto de los eventos culturales. ¡Me informo con cariño y me acerco cuando puedo! Destacaría primero el que es un referente más personal: el festival de autoedición Tenderete. Ofrece una panorámica increíble en materia de fanzines y otras publicaciones y vivo con envidia desde Madrid sus dos convocatorias al año. También guardo un estupendo recuerdo de las primeras ediciones del festival de mediometrajes La Cabina, bajo la dirección de Carlos Madrid —la organización impecable y rigurosa, la selección siempre evocadora—. De los más recientes, no puedo dejar de mencionar el Festival 10 Sentidos, que me parece la propuesta más innovadora y estimulante. Por último, un huequito a la encomiable recuperación del edificio Bombas Gens: como fan del estilo modernista, no puedo más que aplaudir su transformación en centro de arte.

3- Respecto a la «sobreoferta», diría que no puede ser más que una buena noticia que se ofrezcan planes y eventos. Es inevitable que se solapen, pero la apuesta debe ser por la diversidad y multiplicación de formatos, en lugar de la asimilación / uniformización / homogeneización. Creo que todas las iniciativas encuentran su público, y el concepto «demasiada cultura» me resulta ciertamente ajeno.


Emilio R. Cascajosa (Director de las jornadas profesionales Monkey Brain del Monkey Week de Sevilla)

1- Conozco algo de la escena musical independiente valenciana, básicamente por mi experiencia profesional que está más relacionada con ese sector. Me llega todo lo relacionado con la Mostra de Cine de Valencia por mi amistad con Eduardo Guillot, que ahora es su responsable de programación. La considero una iniciativa muy determinante a la hora de plantar a la comunidad en el imaginario cultural nacional y el hecho de que hayan cambiado el equipo aventura savia nueva en todos los sentidos. A nivel musical sí es cierto que, como sucede con otros lugares periféricos como Andalucía, Galicia o País Vasco, hay como una impermeabilidad a la hora de visibilizar lo que sucede en València dentro de los canales más generales (hablo de tele y radio principalmente). Me consta que hay cosas muy interesantes (ahí teníais a bandas como Betunizer o Siesta!, que siempre me han resultado muy interesantes pero que no han trascendido demasiado). A excepción de grupos como La Habitación Roja, Los Chikos del Maíz o Polock, no podría decir que llegue hasta el sur una escena musical en toda regla, pero no porque no la haya, sino porque existe un filtro central que se encarga de poner más el foco en lo que sucede en Madrid y Barcelona dejando el resto en algo testimonial o curioso que de vez en cuando sale a la luz. València me llega como una ciudad repleta de tópicos (lo mismo pasa con Sevilla, mi ciudad, que supongo que proyectará una actividad cultural hacia el resto de España basada principalmente en las procesiones, la Feria y el clima y las playas cercanas de Cádiz, Huelva y Málaga). No podría darte una opinión fundamentada sobre la actividad cultural de Valencia, y es algo paradójico, porque precisamente me dedico a la gestión cultural en mi ciudad. Creo que las ciudades necesitan una serie de eventos que toquen distintos aspectos de la cultura y que sirvan de aval a la hora de mapear qué sucede en cada lugar desde un punto de vista de gestión cultural. Ahora que el turismo cultural está tan de moda, habría que generar herramientas que conecte con el público del resto del país de manera que todo el mundo pueda localizar la provincia conforme a una idiosincrasia conreta. Y no hablo precisamente de festivales, ya que ahí tenéis muchísimos (Festival de Les Arts, FIB, Low, Funtastic, Fuzzville, Arenal Sound). Muchas veces me llega la imagen de València como cajón de sastre de festivales masivos donde no se cuida mucho la línea editorial y se infla la oferta en un sentido hotelero. Pero como comento, lamentablemente cuando algo me llega de ahí, no lo discrimino tanto en cuanto a su naturaleza valenciana. Hace unas semanas traje a tocar a Sevilla a Soledad Vélez, que es una artista valenciana de algún modo (tiene ahí su residencia). Nunca me había planteado el hecho de que pueda ser una propuesta cultural genuinamente de ahí, no lo posiciono tanto como cuando hablamos de Pony Bravo y Sevilla, por ejemplo. Hay escena en València, no me cabe duda, pero no hay una denominación de origen concreta que ayude a conectar la cultura de ahí con el entorno concreto, se diluye todo un poco y al final te quedas con que València era famosa por la Ruta del Bakalao (que culturalmente tiene su importancia en cuanto a manifestación lúdico social,poco más), por sus playas y la masificación turística y el Oceanogràfic. Sí que ha quedado cierta imagen, desde el punto de vista musical, de aquella explosión naranja de los noventa, con bandas como La muñeca de sal, Doctor Divago, Los Magnéticos o los mismos La Habitación Roja, pero ha quedado en mero testimonio de una época que no veo que se refuerce con un relevo generacional. A mí al menos, que paso horas investigando nuevas bandas y escenas por mi trabajo en Monkey Week y otros festivales en los que programo como Anfi Rock Isla cristina, no me llega una idea clara sobre la oferta cultural valenciana «no institucionalizada».

2- Bueno, me han llegado muy buenas referencias por amigos y compañeros del Fuzzville, que se celebra en Benidorm, que por su formato más reducido y su línea editorial más temática y de tipo boutique, al parecer ha generado este año bastante sintonía a nivel nacional, que ya es complicado eso con la oferta de ocio y cultural tan desorbitada que hay, justo en una época en la que la cultura está siendo más vilipendiada y maltratada por las instituciones. El Funtastic Festival de Benidorm también me llega como buena referencia y me interesa, de nuevo por su carácter diferencial a la hora de programar y generar una experiencia distinta. Y me consta que a nivel nacional está muy bien considerado por uns ector más sibarita del público consumidor de directos. También me llama la atención la nueva Mostra de Cine, con su nuevo equipo.

3- Bueno, andamos en una jungla donde impera el libre comercio cultural. Siempre defenderé la calidad por encima de la cantidad. En Sevilla concretamente se está generando una burbuja cultural que estoy seguro que explotará más pronto que tarde. Hemos pasado desde el páramo más absoluto que se nos plantó en las narices tras la Expo 92 a una sobreprogramación feroz y caníbal con numeroros gestores y promotores contraprogramándose y generando meras actividades lúdicas (muchas veces gratuitas) donde lo que realmente importa es hacer caja en barra y llenar el espacio lo máximo posible. Aquí contamos con el CAAC, un maginifico espacio público dedicado al Arte Contemporáneo que hace años apenas recibía visita pero que ahora se ha «alquilado» para que se rellenen huecos continuamente con conciertos y festivales replicantes diseñados sin ton ni son. A veces funciona la cosa y otras no (el mes pasado se cayeron dos eventos por falta de público). No contamos con tantos habitantes interesados en la cultura por aquí como para dar tanta oferta. Ni tampoco con suficientes profesionales acreditados (hay mucho amateurismo, que está bien porque es savia nueva, pero se están haciendo las cosas sin tener en cuenta aspectos básicos que ayudan a que haya una mínima sostenibilidad de los proyectos). No sé cómo será en València, pero teniendo claro que no es una ciudad del nivel de Madrid o Barcelona, cualquier sobre exposición cultural la veo negativa. Confío en programas y proyectos planteados desde un punto de vista de gestión eficiente. Y prefiero una pequeña idea para cien personas bien planteada con contenidos interesantes y arriesgados, que inviten a pensar y a crecer como consumidor cultural, que tantos proyectos solapados donde lo que cuenta es la masa humana, la visibilidad de los patrocinadores y la subvención que hay que justificar ante la institución pública. No cabe en una ciudad como Sevilla tener un mismo fin de semana un montón de actividad gratuita musical por el Día de la música, una cabalgata del orgullo gay, un ciclo universitario sobre Mujer y Música y una nutrida programación en salas. No hay suficiente demanda para tanta oferta y la gente se satura, le pierde el respeto a la programación cultural y termina prefiriendo ir a cualquier actividad de bajo coste con tal de que sea gratuita y le sirva para hacer vida social, que apostar por algo trabajado. Debería autorregularse esto, que lo veo extensible a una ciudad como València. Sobre todo cuando al final las instituciones públicas recurren en materia de gestión cultural a la empresa privada y con la nueva ley de contratos te encuentras con que es preferible mucho y mal gestionado que poco y bien hecho por gente que sabe lo que hace, que conoce al público y el territorio y que guarda unos mínimos de lealtad y compañerismo con el resto de profesionales de este sector.