La hiperactividad compositiva de Pablo Maronda provoca que no haga ni un año que se editó «Vibraciones», el tercer álbum del grupo que toma el nombre de su apellido, y ya esté pertrechando nuevas canciones en su cabeza. De hecho, antes de que acabe el año tendrán nuevo vinilo. Un single editado con el nuevo sello valenciano La Máquina Infernal (un proyecto de Miguel Patilla que que sólo editará discos pequeños), que en la cara A incluirá la canción «Nefertiti» (extraída de «Vibraciones») y en la B la inédita «Viernes 6 p.m.». A lo largo de 2016 está previsto que publiquen su cuarto disco largo. Para hacer más musical la espera, le pedimos que se haga un 3 en 1 con nosotros.

Una canción: De la sección «inmortales»: «8:05» de Moby Grape, por ejemplo. Cualquiera del primero de Gram Parsons en solitario. «Blue» de Claudine Longet, en su versión francesa -la anglo no-. Y de las que llevo ahora en el Ipod: «Vertigo» de los Mini Mansions, «Handsome» de los Vaccines o «Come save me» de los Jagwar Ma.

Un disco: El disco debut de Little Joy, que es un disco menor pero interesantísimo. «Down in Albion» de los Babyshambles, plagado de referencias del punk y del pop kinkoide, o «In the search of the lost chord» de los Moody Blues también me parece para escucharlo de cabo a rabo, sin moverse del sofá.

Un concierto: El de Edwyn Collins en el Summercase de 2008. A primera hora de la tarde, con el sol yéndose por detrás de nosotros. De los pocos momentos íntimos que he vivido en un festival… Arthur Lee con una panda de adolescentes bordando el «Forever Changes» para cuatro gatos en la sala pequeñita de Republicca, allá por 2002, también me impactó mucho en su momento. Y fue la última oportunidad para verlo dignamente en estos lares. Recientemente vi a The Oscillation en 16 Toneladas y me gustaron mucho: un cruce entre la Velvet, y los primeros Floyd de Barrett, con un deje space rock. Le pegan mil patadas a Tame Impala.

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