Foto: Javier Bejarano.

Foto: Javier Bejarano.

Dos discos («Animal con parachoques» y «Sangrín») le han bastado a Pablo Und Destruktion (Pablo G. Díaz en el DNI) para despertar el interés de crítica y público. El músico asturiano bucea en la tradición folklórica de su tierra para actualizar un discurso sonoro que, como él mismo reconoce, «combina elementos de psicodelia, folk, blues y música industrial, mostrando la influencia de bandas como Einsturzende Neubauten, Nick Cave and the Bad Seeds o La Débil».

¿En qué momento dejas de escuchar música para pasar a componerla? ¿Era una idea que siempre te había rondado?
Siempre fui más de componer que de escuchar. Ya de pequeño me inventaba yo las letras de las canciones que sonaban por la radio, alguna grabación comprometedora hay por ahí… Me gusta mucho escuchar música y sí que admiro a ciertos artistas y tengo referencias, pero me puede la inquietud y siempre he sido un poco impaciente como oyente.

¿Por qué crees que llama tanto la atención que reivindiques la tradición y el folklore, pero no ocurre eso cuando abordan el trabajo de algún bluesman actual?
Creo que lo que llama la atención de mi música es que reivindique la tradición cultural española o asturiana desde una óptica punk o postmoderna, casi nadie lo hace y parece que nuestra tradición es un objeto muerto y museístico. El blues representa a la tradición americana y ellos nunca han dejado de reclamarla así que se recibe de forma distinta.

¿Cómo se ha recibido desde ámbitos más puristas tu acercamiento a esas músicas tradicionales? ¿Has establecido algún tipo de interactuación con cantantes o músicos de ese entorno?
He ido a clases de tonada asturiana con Anabel Santiago y tuve de compañero a Odón García, ambos unos máquinas. En general creo que se recibe bien. De todos modos a mí me gusta mucho la música tradicional y siempre la canto cuando estoy de farra, pero en mis discos solo hay un par de canciones abiertamente folclóricas. Creo que trabajo más sobre la identidad que sobre la tradición, aunque hay parcelas compartidas.

¿Crees que tu música y tus letras serían distintas de vivir otra realidad social, económica,…?
Por supuesto. La música es un cemento social, por eso entorno cultural, social o económico condiciona tanto.

Apareces en las portadas de los dos discos, en los vídeos e incluso una canción de tu primer disco se titulaba «Golpead a Pablo Und Destruktion». ¿Exceso de ego o necesidad de reivindicar al autor?
Mis canciones son como un diario personal, así que me gusta salir en la portada. Me gusta ver la cara de la persona que ha compuesto el disco y ahora pasa cada vez menos con los músicos actuales. En fin, dejémoslo en que es ego, sí.

Por la dimensión de algunas letras, la cuidada apuesta audiovisual, … da la sensación que Pablo Und Destruktion puede ser un  proyecto más allá de lo musical. ¿Te lo has planteado así alguna vez?
Sí, de hecho al principio solo quería sacar videos. Para mí es un proyecto vital y quiero que recoja todo lo que pase por mi vida, a modo de diario. Quiero aprender a escribir mejor y dominar otras técnicas artísticas que me permitan ampliar el concepto de álbum, disco o proyecto y no conformarme con los formatos comerciales a los que estamos acostumbrados.

La naturaleza y las historias de esas letras hacen pensar que te inspiras más en otras cosas que oyendo música.
Totalmente, me fijo sobre todo en la gente que me rodea, en sus costumbres, alegrías o penas y en cómo todo eso me afecta a mí. Sobre todo cuando la afección se traduce en que me jodan o me hagan feliz.

Ya que hablamos de ellas, qué importancia tiene el humor en tus letras?
El humor y los romances son las cosas más guapas de la vida. A mí lo que me va es lo tragicómico porque te permite acercarte a lo incomprensible, que es el tema central de toda mi obra.

¿Cómo has evolucionado (musicalmente) de un disco a otro?
Pasé del lo-fi a un rock psicodélico casi orquestado, ese el gran cambio musical. Ahora me acompaña una banda fija y eso también influye. Hemos construido un sonido sólido y común que hace que yo pueda ir al local de ensayo con una canción desnuda y que rápidamente esté arreglada. Esto es genial pero también puede hacer que me acomode, así que seguiré probando a componer yo los arreglos como hasta ahora y después dialogar con la banda y pensar un poco lo que hacemos.

¿Cómo es posible componer un hit con Limónov de protagonista? ¿El músico suele ser consciente cuando compone una canción redonda o es una lectura que hacemos, posteriormente, los que escuchamos las canciones?
Bueno, hay veces que la canción te sale sola y te das cuenta de que es buena. De todas maneras tengo que decir que mucha gente de mi entorno quería que retirara esa canción del disco, no les gustaba. Tuve que empeñarme yo y dignificarla. A mí me gusta porque utilicé a Limónov como símbolo de la inadaptación a la vida moderna, algo que a mí me ocurre y que creo que está bastante generalizado. Por eso hicimos el video con paisanos asturianos de verdad, que es algo sociópata y tierno al mismo tiempo, como Limónov.

¿Qué opinión te merecen..
 
Victor Manuel: Fue vecino de mi padre, le llamaban Vitorín. Ahí lo tienes, llenando los teatros y la gente emocionada.

Jorge Martínez: Faltoso profesional, muy de los ochenta. Es un macarra y es un hortera.

Nacho Vegas: Corazón de oro, el Quini de la canción de autor.

Tu disco más reciente es «Funeral de estado», un ep compartido con Medievo, ¿cómo surgió la posibilidad?
Nos conocimos tocando juntos y rápidamente conectamos, ambos nos estábamos fijando en los mismos acontecimientos actuales y los relacionábamos con otros del pasado. En media hora de charla repasamos los mejores discurso de García Oliver y decidimos hacer un disco compartido.

Por la música y tu manera de cantar son las canciones más apocalípticas que has grabado, e incluso puede que las más ruidistas. ¿Ha sido intencionado para este disco o tus nuevas composiciones van a ir por ese camino?
Siempre he tenido un punto apocalíptico, pero en este disco quería retratar este momento sin ninguna dulzura. En mis siguientes trabajos trataré de equilibrar y no mostrar siempre la misma cara de la moneda, pero al tratarse “Funeral de Estado” de un EP al que yo solo aportaba tres temas, me permitía ser más sangrante y no introducir “respiros” en el disco.