NangaParbat

1.- Hay discos que se esperan, otros que van llegando poco a poco y luego están, y tal vez sean los más interesantes, los que entran en tu casa sin ni siquiera haber tocado en la puerta. Cuando esto último ocurre, falta tiempo para llenarles de almohadones el sillón, dejarles que te vacíen la nevera y mirarles satisfechos, desde la penumbra, mientras ven la televisión. «8125m», de Nanga Parbat, es de estos últimos. Cinco composiciones de folk ambiental, donde el nervio muta en fibra, ideal para caminar entre sus estrofas, lleno de matices y mimos, en los que cierta psicodelia espacial asoma sin agobiar y hacer perder la esencia a la canción.

2.- Han pasado más de tres años desde ese ep, y el grupo ya casi no toca ninguno de aquellos temas en directo, pero ellos siguen, ajenos a esa circunstancia, con la misma luminosidad con que fueron creados. Aseguran que «quizás nos hayamos oscurecido un poco más en estos últimos años, así que desde luego ahora mismo esas canciones no sonarían igual». Motivo mayor para hacerse con una copia de esa pequeña joya en la que convivían pasajes bucólicos como «We’ll be alone too» con momentos extremadamente cuidados como «To the sun», y al mismo tiempo ir a verlos en directo para descubrir los nuevos caminos sonoros por los que circulan.

3.- Nanga Parbat es una montaña de Pakistán y la novena más alta del mundo. Escalarla, salvando las distancias, debe ser tan complicado como dedicarse a la música. «La formación de la banda ha sufrido muchos cambios en los últimos años así que ya desde principios de 2014 planteamos rodearnos de colaboradores que nos acompañan según su disponibilidad y según lo que requiere el lugar donde se va a actuar. Eso significa que en cada concierto hay una formación diferente y por lo tanto ningún concierto es igual al anterior, lo cual también es muy interesante porque permite moldear las canciones como plastilina y asegura cierta frescura en la ejecución», explica Mario, uno de los miembros del grupo. Ya tienen canciones suficientes para volver a grabar un nuevo trabajo, pero las prisas no van con ellos, prefieren ir tastándolas en directo, comprobando cómo reacciona la gente. Sabedores que la tranquilidad melódica por la que transitan sus composiciones son su mejor aliado.