Leone. Foto: Fran Ubeda Llorente.

Leone han grabado uno de los discos del año, La vida no vale nada (Clifford Records). Diez canciones que huelen a calle, a barra de bar, a corazones reventados, a cicatrices que no se cierran, a canción popular, a salas de fiestas, a bolero y a copla, a surf y a rock and roll, a declaraciones de amor en un after, a gente que no sabe si alguna vez volverá a ser buena, a amores que se vuelven inmortales, a Dick Dale haciendo el ventilador, a bombillas de colores, a la liga de los perdedores extraordinarios, a pena penita pena, en definitiva diez canciones que huelen a vida.

Jesús Canet es la voz, uno de los guitarras del grupo y el hombre que mueve los hilos detrás de Leone. También es nuestro interlocutor. Un tipo capaz de mencionar a Shane MacGowan, Roberto Carlos, el Marqués de Sade, The Kinks y a su abuela churrera en una misma entrevista.

¿Es Leone tu proyecto personal? ¿En qué medida participa el resto del grupo en las canciones?

Leone nace como una aventura personal, con unas composiciones que no terminaban de encajar en mi otro proyecto, Motel 3. Fue, precisamente, Jesús Alonso, nuestro actual baterista, quien me animó a formar una banda y sacar aquellas canciones adelante.

Al principio yo llevaba las canciones más cerradas, casi terminadas, pero tras consolidar la formación actual (con la incorporación de Manuel Cahuchola en el bajo y el propio Jesús Alonso en la batería), el proceso de composición ha empezado a ser más participativo, y cada uno aporta algo con su instrumento. Lo habitual es que yo mismo lleve demos grabadas en casa y después le damos forma con toda la banda. De hecho en el disco que hemos publicado las composiciones están firmadas por Jesús Canet y Leone. Pero sí, la última palabra la tengo siempre yo, ¡las democracias no funcionan!

El título del disco, «La vida no vale nada», lo tomáis de la película «Straight to hell», un film rodado en Almería por Alex Cox, con Joe Strummer, Elvis Costello, parte de The Pogues con Shane MacGowan entre ellos,… Una mezcla que bien podría servir para definir la filosofía Leone.

Para mí es así. La película que nombras mezcla precisamente todo el aire del spaghetti western, lo mediterráneo con lo americano. El desierto es una especie de nexo en común entre las dos culturas, y el propio Sergio Leone es un icono de esta mezcla. Además, yo soy de Almería, así que cerramos el círculo.

Hay un montón de anécdotas sobre la película… Por ejemplo, el diario que un paisano encontró de Courtney Love (que actuaba en la película mucho antes de convertirse en la viuda del Grunge). Otra anécdota interesante, y que mucha gente no conoce es que la canción Fiesta, de The Pogues, habla sobre la Feria de Almería; cuenta la leyenda que la noche que describe la canción, Shane MacGowan y el resto de la banda acabaron en comisaría después de caer al agua en el puerto de Almería… En fín, como ves, todo muy Leone.

A pesar de esa variedad estilística (que va de la copla o el bolero hasta el surf) Leone tiene actitud de banda de rock and roll. ¿Os sentís como tal? 

Sí, creo que en esencia somos una banda de rock, por actitud, por el gusto a las guitarras, por el tratamiento de las canciones… Aunque la melodía es muy importante en Leone, y eso lleva a veces a temas más pop.

Esa variedad, ¿es, simplemente, el reflejo de tus gustos como consumidor de música?

Creo que sí… Siempre he escuchado y tocado boleros, al tiempo que emulaba a los grandes del rock and roll, siempre he tocado en casa canciones de Roberto Carlos o rumbas, al tiempo que hacíamos versiones de los Kinks. La verdad es que el estilo no nació como algo conceptual, solo salió así, y quizá por el amor a determinadas músicas.

El disco se abre con «El presidiario» que ya aglutina muchas de las constantes de las canciones de Leone: el carácter narrativo de la letra tan propio de la copla o el bolero, la mezcla de música fronteriza con otra más arraigada a la tradición española, una galería de personajes muy born to lose y canalla, el orgullo de pertenencia a un universo muy particular, de barrio y casi patibulario, o el cariz amargo de la historia que se cuenta. ¿Reconoces algo de lo enumerado en la música de Leone?

Todo (risas). Sí, es esa la idea. Reivindicar al perdedor, pero para que gane al menos una vez. Además, está la parte popular. Lo popular me fascina, por la capacidad de llevar el mensaje (ya sea artístico, cultural…) a un público muy numeroso. De ahí algunas imágenes en las letras de las canciones: aquí hablamos de un presidiario que va a ser ajusticiado por portarse bien con los demás (como en «Los Infortunios de la Virtud», del Marqués de Sade). En la portada del disco hay otro personaje, un marinero que cobró la paga, se la gastó bebiendo y acabó en una pelea…Son estereotipos con los que pueden identificarse mucha gente de diverso bagaje cultural; todo el mundo sabe que los marineros se emborrachan cuando bajan a tierra.

En esa misma canción hay ciertos pasajes que sin llegar a ser experimentales sí se acercarían a cierto free jazz o incluso (y aquí la voz tambié ayuda) al Tom Waits más incómodo. A pesar de vuestra querencia por las melodías (en algunos casos de militancia casi pop) contagiosas, ¿os interesa introducir esos detalles menos accesibles en las canciones?

También sale de manera natural. Es que nos gustan muchos palos, y el noise, por ejemplo, era mi música preferida cuando jovencito. Lo del free jazz probablemente sea debido a Jesús Alonso, también algún medio nos lo ha comentado y creo que está ahí (puedes escuchar Les Rauchen Verbotem, una banda impresionante de free jazz funk noise en la que milita). Lo de Tom Waits es también muy acertado; de hecho la idea del blues mezclado con tintes latinos nos gusta muchísimo (y también te diré que a Juan Perez Marina, nuestro guitarrista, le encanta Marc Ribot, colaborador habitual de Tom Waits).

Pero no se trata de hacerlo difícil o de ser efectista… Te diré lo que les digo al resto de los Leone en el local de ensayo: «La canción manda», y si la canción quiere ruído, le daremos ruído…y si quiere bolero, le daremos bolero. Al final, creo que hay muchos ingredientes en la música de Leone, no solo es «bolero-western», como decimos (medio en broma) en la bio oficial.

Tu manera de cantar es muy particular y marca las canciones no solo por el tono, sino por la modulación, por como juegas con las frases y las palabras,…¿te fijas en algún vocalista concreto?

Fíjate, te puedo estar horas hablando de referencias en la parte instrumental, pero con la voz me cuesta mas… No tengo unos referentes claros, porque me es imposible emular a mis ídolos vocales por mi falta de técnica (imagínate imitar a Roberto Carlos, Evely Brothers, Harry Nilsson o Sinatra). Yo no sé cantar, de hecho estoy aprendiendo cada día. Canto en un tono más bien grave, lo que me lleva a determinados trucos para poder aguantar los tonos más bajos. La melodia y la letra son importantísimos, pero lo verdaderamente importante es el beat, la cadencia, la sonoridad de las palabras… Se trata de música, no es poesía, se trata de combinar melodías y letras, con una determinada interpretación y una sonoridad… Creo que intento suplir una voz mediocre con una interpretación sincera… sí, definitivamente quiero pensar que el público me perdona el desafinado porque sienten que lo digo de verdad.

Leone. Foto: Fran Ubeda Llorente.


Hay momentos («Amanecerá», «A tu vera», «Carmencica la Churrera») en que mutas en una especie de crooner que mezcla el romanticismo de Roberto Carlos, la chulería de Gabinete Caligari o el fraseo de Silvio. ¿Te sientes especialmente cómodo en ese registro?

Es el que me gusta, es el tono que creo que mejor le va a mi voz, aunque, como te decía antes, eso no significa que esté cómodo, de hecho me limita al cantar grave porque, como todos sabemos, es difícil afinar y tener cierto volumen o potencia. De nuevo, la canción manda, y estas canciones pedían ese tipo de interpretación… Nacieron así.

¿Ves a Leone en la misma dirección de bandas de hace años como Los Coyotes o Malevaje o actuales como Los Hermanos Cubero o Pájaro, que reivindicaban cierta tradición musical española-latina que parecía olvidada?

Pues algo hay de estas bandas en Leone (ojalá, porque me gustan mucho los cuatro que has nombrado). Te contaré como curiosidad que mucha gente nos ha dicho que debíamos tocar con Pájaro, por afinidad estilística y, de hecho, estamos buscando la manera de coincidir. De todas formas, quiero pensar que Leone es un poco más accesible, creo que, aún teniendo un estilo muy particular, estamos bastante abiertos a otras influencias. No creo que estemos «limitados» por esa tradición española-latina, aunque desde luego estoy a favor de reivindicar esas músicas.

En el disco hay alguna pincelada psicodélica que refuerza más la conexión sureña del grupo y os hermana con Triana o Grupo de Expertos Solynieve.

¡¡¡Triana!!! En ellos pensaba cuando componíamos la canción Semana Santa. Ahí vamos por la conexión del flamenco, fusionado con el rock. Es la raíz lo que nos puede unir a esas bandas… Los Brincos o Los Pekenikes tienen también aires flamencos, y quiero pensar que también pueden sonar en las canciones de Leone.

La variedad estilística alcanza su punto culminante en la canción que da título al disco, una mezcla perfecta entre The Shadows y Antonio Machín. ¿Cuesta mucho conseguir que una combinación así no acabe derivando en una canción de verbena mala? ¿Dais muchas vueltas a las canciones?

Ah, La vida no vale nada. Es la canción más antigua del disco y se basa en la guajira, uno de los palos de ida y vuelta del flamenco. Es decir, el flamenco que viaja al Caribe y regresa con el son cubano incorporado. Así nace, por ejemplo, la rumba catalana.

Efectivamente, no queremos hacer un ejercicio de estilo. Ya hay un Antonio Machín, para qué hacer un bolero… Date cuenta que es casi imposible inventar nada nuevo en la música, creo que es mejor hacer algo propio, tuyo, aunque el oyente identifique las (benditas) referencias. Pero de nuevo la canción manda; aunque intentamos no caer en ese ejercicio de estilo, si la canción quiere rumba, ¡haremos rumba!

En concreto esta canción salió bastante rapidita, pero en ocasiones hay que darle muchas vueltas hasta que sabes que suena algo que tiene vida propia, por mucho que se parezca a esta u otra referencia.

¿Y con las letras? Su aparente sencillez tiene pinta de ocultar mucha reescritura hasta alcanzar la versión definitiva.

Como te contaba antes, depende de que canción, pero en general hay mucha revisión. Yo suelo partir de una melodía muy básica sin letra y después voy insertando los versos. Como en todo proceso creativo, a veces todo se alinea y la letra sale casi sola, a veces ni siquiera eres consciente de que va la letra hasta que la tienes terminada.

En general, me pasa lo que sospechas. Precisamente porque son letras tan sencillas, cada palabra es muy importante, porque la interpretación es tan directa que no puedes permitir una frase con la que no estés al 100% de acuerdo. Siempre digo que es mucho más difícil hacer una (buena) canción pop que una (buena) canción que tenga más elementos. Es como si estuviera desnudo delante de todos, y no hay gritos ni ruídos en los que esconderse.

El disco se cierra con un himno a una superhéroe de barrio, «Carmencica la churrera», con unos arreglos muy Joe Meek, para una canción que cantas con un desgarre casi flamenco. ¿Cómo surgen en esta canción y en otras del disco esas mezclas a priori tan alejadas, pero que después encajan perfectamente? ¿Nacen con la canción o es el propio tema el que va pidiendo seguir esos caminos?

Carmencica es mi abuela materna, Carmen Pascual, o, como se le conocía en la posguerra en Almería, Carmencica la churrera. El motivo es obvio: tenía una churrería en el Barrio Alto. Esta canción la compuse en 15 minutos, justo al fallecer ella hace un año. Grabé la canción y la llevé en mi móvil al entierro, fue un momento muy bonito, porque hay frases ahí que la representan mucho.

Yo esta canción la veo más pop; tiene los acordes típicos del country, y la melodía vocal tiene un aire gospel, aunque tienes razón, de nuevo están los guiños al flamenco o la rumba en las letras (claro, si no, ¡no sería Leone!). En cualquier caso, hay otras canciones muy pop en el disco. Creo que Amanecerá y Nana del caballo chico son las que mas tienen que ver estilísticamente con esta faceta de Leone. Pero quiero pensar que hay un sonido Leone, hay un hilo conductor que permite seguir la pista de Leone en todas sus canciones…