Devendra Banhart

Ha vuelto Devendra. Se ha cortado el pelo, ya no se viste de mujer y parece haber quemado el ficticio contrato que le obligaba a intentar salvar y reinventar el folk en cada uno de sus nuevos trabajos. Más relajado, más pausado, más elegante, más enamorado. Ella es Ana Kraš, fotógrafa serbia que fue a hacerle una entrevista para la revista Apartamento y ya se quedó en su vida.

Mala Devendra Banhart«Mala» (que en el idioma de Kraš significa «pequeña») parece nacido de largas tardes, encerrados, escuchando sus discos preferidos. Así hay soul de sábanas blancas («Für Hildegard von Bingen»); melodías que podrían haberse firmado en el Brill Building («Never seen such good things»); canciones cantadas en su imperfecto castellano («Mi negrita»); soft-folk («Won’t you come over»); espacio para los sonidos oscuros («A gain»); aires de bossa; electrónica de etiqueta; e , incluso, un guiño a los grupos de chicas vocales que acaba mutando en invitación, hedonista, a las pistas de baile («Your fine petting duck»). Un disco que seduce e invita a ser escuchado en bucle; y que consigue hacer que Devendra Banhart renueve su título honorífico de «mejor compositor de inicio de canciones».