El 2 de diciembre de 1969 Paco Ibáñez puso en pie el Olympia de París. Aquel mítico concierto quedó registrado para la eternidad en un disco doble que ahora se reedita. Este año se cumple medio siglo de aquella memorable actuación en la que el cantautor valenciano puso música a Alberti, Lorca, Machado, Celaya, Cernuda, Miguel Hernández o Gloria Fuertes. Y lo celebra en su tierra cantando en otro Olympia, el teatro de la calle San Vicente, el próximo lunes, 25 de marzo.

«Toco la guitarra, canto y la gente aplaude», le contaba el propio Ibañez al periodista Juan Cruz en una entrevista para El País Semanal el mes pasado. Y dentro de esa gran y humilde verdad está su legado. Ya lo dejó escrito el pianista y compositor Jean Wienner en la carpeta del disco: «Quién hubiese imaginado que una multitud increíble fuese a invadir el aforo del Olympia… Todo ello por ese gran niño simple, relajado, quien después de ser acogido con un calor tal que sólo recuerdo haber visto en honor de Toscanini, de Chaplin, de Robeson o de Lindberg, se puso a cantar acompañado por su guitarra».

Corren malos tiempos para las libertades y para la cultura. Vivimos aires de retroceso que incluso están blanqueando el franquismo. Parece mentira que cincuenta años después sea tan necesario escuchar a Paco Ibañez encima de un escenario por razones extramusicales y seguir galopando.