Negro
Negro es Fernando Junquera, uno de los músicos más inclasificables que existen en esta ciudad. En su curriculum: Balano, Salchicha o Estratregia Lo Capto! A Negro le basta con su guitarra para compartir todas las melodías que se arremolinan en su cerebro. Estas surgen y avanzan dando la sensación que el concepto canción se le queda pequeño. Sus composiciones se van desdoblando, mutando, recogiéndose, impregnando todo aquello con lo que se encuentran, en una suerte de folk nihilista del siglo XXXIII, al que se asiste impávido porque a pesar de algunos fragmentos de intensa oscuridad, la luz siempre acaba apareciendo.

Va a cumplirse un año de la publicación de «Formación del Espíritu Nacional». ¿Cómo ves el disco ahora?
Lo veo bien porque la grabación de un disco es la plasmación de una serie de inquietudes y conocimientos que poseías en un determinado momento. Es como ver una fotografía tuya antigua, sabes que eres tú pero te ves raro, porque quizás ahora habría hecho cosas de otra forma o tocado las cosas de otra manera. Si pensase que he hecho todo perfecto no volvería a grabar un disco en la vida.

Seis años entre disco y disco, ¿habrá que esperar tanto para un tercero o ya tienes algo preparado?
Nunca pienso en grabar discos, solo pienso en hacer música y ahora incluso más en tocar en directo, pero si sigo con el nivel creativo que tengo ahora puedo vaticinar que no pasará tanto tiempo. Otra cosa que pasa es que Negro no es la única inquietud musical que tengo y de ahí que a veces me cueste acabar el trabajo.

Cuando escuchamos tus canciones tenemos la sensación que el cerebro va mandando ordenes o generando sonidos que tú traduces con la guitarra, como si estuvieras poseído por el mismo.
¿Sí? ¿en serio? Si realmente existe esa conexión neuro-musical voy a grabar entonces un disco que de la orden a banqueros, especuladores, publicistas y determinados políticos para que metan su cabeza en un barreño de mierda. El siguiente paso sería que llegase a ser un superventas para que mi mensaje llegase a su destinatario. Ya sabéis que la democracia requiere de la participación de todos.

Da la sensación que a tus composiciones se les queda corta la palabra canción.
Hace unos meses un amigo que escucha sobre todo hardcore y punk me decía: “Tío, el caso es que cuando te veo tocar oigo canciones, porque hay una estructura y repites melodías”. Supongo que al ser música instrumental cuesta más ver el formato de canción tradicional, pero no sé, no pienso mucho en este tipo de cosas. Simplemente hago música, música sin voz. La gente que necesite una voz para llamar a algo canción necesitará encontrar la voz en la guitarra. Si el público más mongolo, que es el del punk lo ha pillado… ¡¡¡ el resto también puede!!!

Resulta fascinante ver como los temas van creciendo, desdoblándose, optando por caminos que no se esperan mientras los escuchas. ¿Te cuesta mucho decidir cuando está acabado uno?
Algunos sí y otros no. Hay temas que te salen del tirón en un solo día y otros que cuesta más, van saliendo por partes y no sabes cuando los vas a acabar. ¡Es como el cagar!

En casi todas las reseñas que se han hecho del mismo se habla de música experimental. ¿Te sientes cómodo en esa etiqueta?
Sí, porque es música que también oigo y que en parte me ha influido a la hora de cómo toco y como sueno. Incluso aunque Negro puede ser un proyecto bastante clásico o cerrado a nivel de resultado final, la experimentación es un componente básico en  mi forma de hacer temas y música. Si se repite tanto en las reseñas, como dices, es porque ese componente se refleja de forma clara en la música que hago. Esto es así porque intento poner todo lo que soy cuando toco, intento no mentir u ocultar lo que soy, para eso ya tenemos al gobierno o a los medios de comunicación.

¿Los títulos de las canciones corresponden a bromas privadas o guardan alguna relación con la música?
Son bromas privadas o simplemente  asociaciones sonoro-lingüísticas que yo me creo.

¿Qué importancia ha tenido Juan Pedro Greyhead en tu música?
De una forma directa ha tenido mucha más influencia en un plano personal y en el musical es más indirecto, pero también ha tenido porque, como todos mis amigos, los discos que te recomiendan o que te pasan tus colegas, la música que oyes cada día influye en algo en la música que tocas. Respeta mucho la música y al músico. Por eso creo que tiene tan buen criterio musical.

¿Cómo ves la Valencia musical?
Valencia está en un buen momento. Yo creo que los años vagando por el desierto nos han servido para madurar, aislarnos del disparate generalizado que era/es la industria musical española y crear un ese centro psiquiátrico, que es nuestra querida ciudad, donde los denominados “enfermos” por la otredad pueden sentirse sanos creando bandas, fanzines, locales autogestionados, sellos discográficos y todo tipo de iniciativas para volver a sentir que son seres humanos a pesar de las camisas de fuerza, la restricción de las visitas de sus familiares y las sesiones de electroshock cotidiano.