Buzzcocks.

Buzzcocks.

El verano ya está aquí y es hora de salir, cantaban The Undertones en «Here comes the summer», allá por 1978. En marzo de aquel año, unos primos hermanos de los irlandeses, los Buzzcocks, editaban su primer disco, «Another music in a different kitchen», que mezclaba brillantemente el aguerrido punk rock, que empezaba a despertar en las islas británicas, con melodías pop. Mientras, en Valencia se vivían unas fallas bien agitadas, con carreras y grises en la crida entre partidarios y contrarios de la franja azul en la bandera o con la irrupción de la conocida como falla King Kong en el Ensanche. Una extraña conjunción que casi treinta años después parece explosionar en el adn de un certamen, el Valencia Beach Festival (24-26 de junio). Una reivindicación lúdica del período estival, los de Bolton en el escenario y una ciudad que lucha por quitarse la caspa y recuperar la normalidad.

Pete Shelley apenas superaba la veintena cuando formó Buzzcocks. A esa edad solo se debería hacer un tipo de música. El que en apenas año y medio registraron en tres discos imprescindibles (el ya mencionado, «Love bites» y «A different kind of tension»). Buena nota deberían haber tomado músicos como Thom Yorke, que tenía 17 años cuando montó Radiohead o Chris Martin, cuando hizo lo propio, con 19, con Coldplay. Grupos de chavales que sonaban como si les hubiera asaltado la crisis de los 40. Aprendices del Bono más mesiánico que se saltaron con pértiga otro triunvirato indispensable («Boy», «October», «War») y cuyos discos no es que hayan envejecido pronto, sino que nacieron mayores. Todo lo contrario que los de Buzzcocks. Con cuatro décadas a la espalda, el 50% de la formación original (Shelley y Steve Diggle) o guiños sinceros de bandas como Nirvana o The Offspring en la mochila, mantienen la sana costumbre de seguir editando material nuevo, como su refrescante «The way» publicado en 2014.

James Taylor Quartet.

James Taylor Quartet.

Buzzcocks son los cabezas de cartel de un festival que devuelve a la ciudad un espacio tan infrautilizado como la Marina Real, pero no son la única presencia internacional del mismo. James Taylor, o érase un hombre a un Hammond pegado, en formato cuarteto difundirá la palabra del acid jazz con mucho groove y funk jamesbondiano, como antítesis de aquella visita de Daniel Craig  para presentar, en el Palau de les Arts Reina Sofía, «Quantum of Solace» (Marc Foster, 2008) que nos costó 100.000 € a todos los valencianos a la mayor gloria de lo grandes eventos.

Los pies tampoco pararán quietos con JC Brooks & The Uptown Sound, soul elegante de cimientos clásicos y que en ocasiones parece haber permutado Detroit por Chicago como lugar de origen. Marc Jonson cierra el capítulo de visitas foráneas, aunque con el póquer local formado por Marcos Junquera, Xavi Muñoz, Cayo Bellveser y Víctor Ramírez de banda de acompañamiento. Este último acaba de terminar, con él, la grabación de su próximo disco en Estados Unidos, y es su principal valedor. La visita de este cantautor folk, con denominación de origen Greenwich Village y ribetes psicodélicos, coincide con la reedición de su ópera prima, «Years», que vio la luz en 1972.

Álex Cooper.

Álex Cooper.

En el apartado nacional se ha optado por bandas con un perfil alejado de lo que se conoce como indie mainstream. Así, se combinan grupos que suelen ser asiduos en las salas valencianas como Guadalupe Plata, Nueva Vulcano o Chucho, con el esperado autohomenaje de Álex Cooper a sus treinta años de carrera, en el que recupera canciones de Los Flechazos o el blues tridimensional, que le hace un corte de mangas al diablo en su propia cara, de Crudo Pimento. Dos son las apuestas valencianas en el cartel: la contundencia rockera de Red Buffalo y el hardcore bailable de Betunizer. Un menú variado para no quedarse con hambre. Horarios, entradas y demás información en la propia web del certamen.