Andrés Verdeguer y Quique Median la primera vez que pincharon como Los Átomos. 10 de marzo de 2006, sala Walkabout.

Andrés Verdeguer y Quique Medina, la primera vez que pincharon como Los Átomos DJ. 10 de marzo de 2006, sala Walkabout. Foto: M.A. Puerta.

Quique Medina y Andrés Verdeguer cumplen diez años. Diez años agitando la ciudad, musicalmente hablando, como Vinilo Valencia. Primero fue un programa de radio, después se sumó una web de información musical y el triángulo lo cerró una promotora de conciertos. Es tiempo de hacer balance.

Vinilo Valencia surge como un programa de radio, después también acaba siendo una revista musical online y algo más tarde una promotora de conciertos. ¿Por qué se produjo este último capítulo? ¿Creéis que una cosa llevaba a la otra, os apetecía formar parte de la escena musical de manera más activa, no había suficientes conciertos en la ciudad?

Quique- Realmente, la cosa comenzó, hace más de diez años, como una columna musical en un medio de comunicación (La Voz del Mediterráneo) donde comencé a escribir sobre los grupos que me gustaban, nacionales y valencianos, que no tenían espacio en los medios habituales. Ya con Andrés como compañero inseparable comenzamos a pinchar (Los Átomos) indie en garitos de la ciudad. Joder, qué bien lo pasamos. De ahí pasamos a “engañar” a una emisora (ACM Radio, después Distrito 10 Radio) para hacer lo mismo. Ese programa fue el germen de todo: Andrés, El Lobo y un servidor dirigíamos a un grupo de amigos, también amantes de la música, entre los que repartíamos las secciones. Nos dejaban solos en la emisora y allí, mientras hablábamos con nuestros grupos favoritos, corría la cerveza. Era un desastre maravilloso. Por aquellos micros comenzaron a desfilar, también, grupos valencianos. A muchos de ellos les realizamos su primera entrevista. Ya después, decidimos, como periodistas que éramos, montar un medio digital en el que contar todo: fue aquella primera y negra (ilegible) Vinilovalencia.com. Sentíamos que la gente, sin embargo, nos leía y que cumplíamos una función. Y luego ya, sin tener ni puta idea, nos metimos a promotores. A jugarnos nuestro dinero. Ya quedamos enganchados… y así 10 años.

Andrés- Se trataba de agitar, de cubrir necesidades y de pasarlo pipa. La música nos encantaba y nos sigue encantando. Y además éramos periodistas. ¿Qué fue primero? Incluso a mí se me traspapelan los acontecimientos. Una cosa lleva a la otra y sobre todo hacía falta gente nueva en eso que llamamos escena: nosotros u otros. Pero aquellas primeras experiencias tenían su rollete. Suplicar una acreditación, hacer que nos tomarán en serio. La gente parecía que sospechaba de nosotros y de repente teníamos un programa de radio semanal que la gente escuchaba y una web actualizadísima. Las bandas emergentes vieron en nosotros la ventana necesaria para darse a conocer y nosotros nos pusimos a buscarles bolos y así, a montarlos. Todo muy a la aventura, pero con ganas de crear algo nuevo y apostando sin intención de ganar desde lo más abajo o nuevo. Y en las primeras pinchadas, cuando no teníamos ni nombre, esa emoción. Nos poníamos corbata y todo para pinchar. En aquel garito que se llamaba Woodstock y luego Tangerine’s y luego Walkabout y ya no sé más.

La Habitación Roja entrevistados en el programa de radio Vinilo Valencia. 4 de julio 2006.

La Habitación Roja entrevistados en el programa de radio Vinilo Valencia. 4 de julio 2006.

¿Qué diferencias veis entre aquella Valencia musical y la de ahora?

Quique- Siempre hemos creído tener la suerte de vivir y trabajar en una ciudad con muchísimos grupos y alternativas musicales. Otra cosa es que tengan la visibilidad suficiente o que el público tenga la curiosidad necesaria para descubrirlos. La diferencia es que hace 10 años, nadie, salvo casos excepcionales como algunas salas o garitos, nadie se preocupaba por programar grupos locales. Se les hacía, además, cero caso en los medios a las propuestas valencianas con lo que las bandas estaban en un atolladero importante. Entonces surgió Internet (Myspace, foros, las primeras webs especializadas…) y nosotros estábamos ahí, y explosionó todo con nosotros dentro. Ahora sigue habiendo mucha calidad, pero hay más alternativas para el directo, más armas y medios para promocionarse.

Andrés- Diferencia, y reflexionando así a bote pronto, que entonces se hacía un mundo romper esa barrera de banda valenciana. Muchas bandas de entonces nos contaban esas movidas. Qué difícil es salir a tocar fuera o que nos tomen en serio. Eso creo que ha cambiado, y para bien. Modelo de Respuesta Polar, Soledad Vélez, Amatria, Polock… son bandas que han surgido en, digamos, esta «época» nuestra, lenguaje muy de padres este, y han logrado funcionar sin esa etiqueta, que muchas veces era una losa, de banda valenciana.

¿Y cómo creéis que habéis cambiado vosotros, musicalmente hablando, en este tiempo?

Andrés- Nosotros, musicalmente hablando cambiar, hemos cambiado lo justo. Al menos yo. A Medina yo lo conozco con cintas de ¡Pedro Guerra, ojo! En el mundo del toro decimos que uno es mejor aficionado cuando más tipos de toros o más tipos de toreros te caben en la cabeza. En ese aspecto, creo que hemos ampliado. Pero en el fondo, pocas cosas nos siguen emocionando más que, por ejemplo, un bolazo de La Habitación Roja. Nos gustan muchas cosas, pero seguimos siendo fans de todo aquello que ya amábamos en su momento.

Quique- En lo sustancial, hemos cambiado en poco. Es más, somos más profesionales y seguimos locos con todo esto, nos emocionamos igual con cada Concurso, con cada concierto. Eso sí, tenemos los mismos miedos que los roqueros con los que trabajamos: perder el hilo con la actualidad, compaginar la música con otras actividades profesionales, aguantar el ritmo, las resacas… vamos, que nos hacemos mayores.

Como Vinilo Valencia se bautizó a la revista, al programa de radio y a la promotora, pero pasados unos años, la primera pasó a llamarse Redacción Atómica.

Quique- En 2010, la web Vinilovalencia.com cambió de aspecto (adiós al negro y a las visitas al oculistas de nuestros lectores) y de nombre. Lo de pasar a llamarse Redacción Atómica fue porque pensamos que debíamos competir con los webzines del resto del país y el “Valencia” nos limitaba. Hace un par de años que Vinilo Valencia no tiene nada que ver con Redacción Atómica a nivel empresarial. Son dos equipos totalmente distintos y dos empresas distintas. La separación llegó porque no podíamos compatibilizar nuestros trabajos con la exigencia de un periódico digital. Así legamos el testigo a gente muy implicada y con ganas, como son Sergio F. Fernández y Fran Calabuig, el reto de mantener la cabecera y dirigirla a su antojo. Lo están haciendo de lujo y hay una relación de hermandad magnífica. Es la leche ver como la web que fundamos sigue latiendo sin nosotros. Vinilo Valencia (ahora mismo) es solo una promotora.

Andrés- El motivo es el mismo que el que tenían aquella de bandas al principio. Sacudirse el localismo. Siempre hemos tenido bien claro que se debe apostar por la calidad, por aquello que realmente nos gusta. Caer en el localismo por caer no convenía. El cambio de nombre de la revista digital llega por eso. Ya éramos los Átomos pinchando. Y las noticias de Vinilo las firmábamos así, como Redacción Atómica. ¿Suena bien, no? Se me ocurrió a mí, si no recuerdo mal.

La primera fiesta aniversario la celebráis en 2007 con un cartel con quince grupos (Ciudadano, Osip Brik, Bisiesta, Gilbertástico, Guillem K, Pleasant Dreams, Twelve Dolls, Néstor Mir, Han Solo, Danny Mellow, Emma Get Wild, Bárbaros del Ritmo, Nando, Megaphone ou La Mort y Noissiness) ¿Qué recordáis de aquel día y de su organización?

Quique- Fue un puto desastre. Nos acordamos perfectamente: fue en Flow (Plaza Honduras). Otros maravillosos colgados como nosotros tenían que poner el garito, y esos fueron Dani Dynamo y Sais. Se nos ocurrió meter a un montón de grupos, en eléctrico, en una misma tarde en un local reducido. Luego cerraba Dj Amable. La gente haciendo cola en la puerta. No acabamos en la cárcel. Fue maravilloso, inolvidable, inspirador. Los que estuvimos allí lo sabemos. No lo hagan en sus casas.

Andrés- Recuerdo descubrir palabros extraños como backline o rider. Y aquella reunión en el Rokelín que había junto a la FNAC. Aprender de la solidaridad entre bandas. Uno pone la batería, otro lleva un ampli de esto. De repente aparecía alguien más maduro. Manolo Tarancón fue un gran apoyo. El concierto de Megaphone ou La Mort en el Flow, qué escandalera. Todo aquello era como un máster o un cursillo acelerado. Y aquello primeros intentos fueron en espacios poco aptos. Desembarcaron cantidad de grupos en el Flow o el Red Shoe. Se tocaba a pelo, sin probar ni nada. Era todo sobre la marcha. Pero con mucha pasión. Eso debía ser lo que gustaba, la pasión. Nadie quería quedarse fuera de aquellos acontecimientos y nosotros todavía ni sabíamos decir que no, ni teníamos mesura alguna.

Ese mismo año, en septiembre, repetís la jugada con un Festival Vinilo Valencia, durante dos días y con doce bandas (Cashmachine, Supernova, Ruidoblanco, Bisiesta, Twelve Dolls, Ctrl Alt Supr, Manolo Tarancón, Intempo, Cajón de Sastre, Bashfeel, Punxsutawney Phil y Danny Mellow).

Quique- La ansiedad y motivación de los grupos por tocar era tanta que todos pusieron de su parte para que aquello saliera adelante. Fueron dos días en una indefinible sala llamada Red Shoe, situado en el Camino de Moncada. Queríamos hacer un festival y lo hicimos. Creo que la gente de todos los grupos que allí se dieron cita son hoy amigos nuestros, los queremos. Perdimos pasta, claro.

Andrés- Aquellas reuniones en bares. Mucha solidaridad y apoyo de los grupos. Ir a pegar carteles. Cargar y descargar.

La mayoría de los grupos que participaron en aquellas dos fiestas ya no existen. ¿Dice mucho del esfuerzo que implica tener un grupo de música?

Andrés- La mayoría de grupos no existen, otros se reciclaron y algunos directamente desaparecieron. Los hay que han sabido mantenerse sabiendo que nunca saldrán de este círculo. Si haces lo que te gusta, lo haces con pasión y además te lo crees firmemente, yo creo que nunca puede resultar duro. En ese el mejor ejemplo es Doctor Divago. Probablemente es una de las mejor bandas de rock a nivel nacional… ¿Y qué pasa ahí?. Hay que tener mucho valor para hacer tus canciones y desnudarte en público con ellas. Esa debe ser una de las sensaciones más gratificantes del mundo. Luego está que esto de la música también tiene una edad y deben ser mayoría los que pierden esa fiebre o esa inspiración. Y por supuesto, ese misterio insondable por el que uno va y triunfa y otros no.

Quique- Y había grupazos. Es muy complicado sobrevivir si te dedicas a cualquier tipo de arte… y la música no es una excepción. Cuando no hay ingresos la gente se pone nerviosa y mantener la unión y el rumbo es complicado. Nosotros, como promotora, hemos vivido momentos duros, de duda. Estamos flipando con esto de celebrar el décimo aniversario. Así que lo vamos a celebrar como si fuera el último.

Durante la existencia de Vinilo Valencia, ¿recibisteis algún tipo de formación, al margen de los consejos que os pudieran dar compañeros de otras promotoras, para profesionalizaros?

Quique- Empezamos dándonos hostias, pero aprendiendo mucho de ellas. Empeño y pasión le poníamos toda, pero no era suficiente. Cuando descubrimos que era lo nuestro, decidimos aprender y pedir consejo de promotoras que admirábamos como Tranquilo Música, Jose Wah Wah o Play Producciones. También, paralelamente, hemos realizado cursos y grados universitarios de gestión. A destacar el Post-Grado en Gestión Empresarial de la Música de UV que promueve Songsforever. Es muy importante dar el salto, trabajar seriamente en la industria que al fin y al cabo es la música.

Año 2009. En la fiesta del tercer aniversario actuó junto a Supernova, el único grupo extranjero, O Fracas, que ha participado en una fiesta vuestra, ¿cómo surgió la posibilidad?

Quique- Se trataba de dar un paso más en nuestro aprendizaje y evolucionar hacia la profesionalidad. Yo había estado un año viviendo en Londres y descubrí cientos de grupos brutales. Me los hubiera traído a todos. Entonces surgió la idea, el reto, de traer a un grupo desconocido para ver si éramos capaces de hacer que la gente se acercara. Eran una banda muy seria, todo un lujo. Siempre hemos buscado esa parte de riesgo que tanto se echa en falta en el público de esta ciudad. La experiencia fue muy buena: les llevamos a La Pilareta, a ver Jackson Milicia, a la playa… ¡y vino gente al concierto! ¡Qué recuerdos!

Andrés- Estando Quique en Londres vio varios conciertos de O Fracas. Me hablaba y me contaba que quería traerlos. Era como justificar su experiencia allí. El bolazo de O Fracas fue memorable. Una lección. Recuerdo el careto de Eugenio Viñas flipando a mi lado. En primerísima fila. “Pero qué coño habéis traido”. Está feo que lo diga, pero el concierto dejó muy en pelotas la calidad de nuestra escena.

En esa fiesta hubo un show especial de amigos (Jorge Tórtel, Gilbertástico, Manolo Tarancón y Mr. Perfumme) de Vinilo Valencia. Una iniciativa que ahora recuperáis, de alguna manera, en la fiesta de este año. ¿Es una manera de agradecimiento mutuo hacia los grupos (algo así como que son necesarios ellos tanto como las promotoras y las salas)?

Andrés- Vinilo Valencia se ha nutrido de amigos y personajes que primero de forma involuntaria y luego totalmente voluntaria, siempre aparecían. Gilbertástico, Jorge Tortel… En el décimo aniversario no podía faltar.

Quique- Todo lo que dices en la pregunta es así. Eterno agradecimiento a los grupos que hemos programado, así como a todas las salas de la ciudad donde lo hemos hecho. En todas. Los “Amigos de Vinilo Valencia” son cientos, o así lo sentimos. No hemos podido programar a todos para la fiesta del 20-F porque hubiera sido la locura. Hay una representación sobre el escenario y el resto estarán junto a nosotros cantando, bebiendo y derramando alguna lágrima.

Ese año, también, nace el Concurso de maquetas Vinilo Valencia. ¿Por qué lo creásteis?

Quique- Porque queríamos seguir programando a bandas locales y era una manera genial de hacerlo. Además, los concursos institucionales que existían en ese momento nos parecían una basura y los veredictos finales encerraban muchas incógnitas. El Troglogló de La Caverna, que estaba antes que nosotros, también molaba y mostraba propuestas interesantes y libres de la ciudad. Le contamos la idea Jose (de Wah Wah) y confió en nosotros desde el principio. Los jueces se entregaron (y siguen haciéndolo) y Carlos Ortigosa de Music Rooms Studios ofreció sus servicios. ¡Y cada año se presentan bandas flipantes! ¡Seguimos!

Andrés- Para entonces ya sabemos decir que no y tenemos mesura. Creamos un proyecto para potenciar la escena local, buscar calidad. Para buscar nuevas propuestas, renovar lo que nos encontramos. Porque al final la escena parece que se hace perenne. Ahora decimos que muchos grupos ya no están. Pero entonces, cuando un grupo te tocaba cuatro veces al año, decías «basta». El concurso también es otra excusa para aglutinar a la gente, empezando por el jurado que nos acompaña.

El cuarto aniversario supuso un doble salto hacia adelante: Se amplió a dos días y se contó con un músico como Coque Malla que conllevaba cierto riesgo a nivel caché. ¿Por qué asumisteis ese riesgo? ¿Cómo vivisteis los días previos?

Quique- ¡Uf!, muy nerviosos… y emocionados. De todos modos, nosotros tenemos muy claro que siempre vamos a programar a gente que admiramos y, como mínimo, vamos a disfrutar de ellos. Tanto con Coque como con Maga nos fuimos a tomar una paella previa. Eso es fundamental: las paellas. Nos gusta mimar y conocer a los artistas que programamos, siempre en la medida de lo posible. Por cierto, que luego Los Perros del Boogie (hoy Los Zigarros) barrieron a Coque Malla sobre el escenario.

Andrés- Los Perros del Boogie se comieron a Coque, con todos los respetos. Pero Coque llenó Wah Wah hasta la bandera y venía solo con la acústica. Ahí tuvimos un gran apoyo con José, de Wah Wah. Otro maestro para nosotros. Uno de esos tipos que sabe leer la situación perfectamente. Ahí íbamos de la mano con él.

Con la quinta edición, el asunto siguió creciendo (3 días), se celebró en enero por primera vez, se incluyó la final del Concurso como parte del Aniversario y conseguíais una vez más involucrar a los grupos locales con propuestas distintas, como Amatástico.

Andrés- El quinto ya se nos antojaba como una cima. Queríamos a La Habitación Roja y ellos a nosotros. Su concierto fue en Mirror, con los Twelve Dolls abriendo la cita. Que ese aniversario se jugase a triple partido también es gracias a Wah Wah. El concurso se debió meter ahí por cuestiones de agenda. Y lo de Amatástico es la prueba de que lo que une Vinilo Valencia ya no lo separa ni Dios. Amatria se da a conocer con Vinilo, Gilbertástico se convierte en nuestro artista fetiche en aquello primeros años (y lo sigue siendo)… no les quedaba otro remedio.

Quique- Bueno, vamos haciendo experimentos para intentar que cada aniversario sea distinto y captar la atención de público y medios. Ese fue un experimento bonito. Lo de Amatástico (Amatria + Gilbertástico) se les ocurrió a ellos y nos pareció genial. Ese día abrieron para Joe Crepúsculo. Qué gran noche. Por cierto, Gilbertástico es para el Vinilo Valencia como Shellac al Primavera Sound, de una manera u otra intentamos que siempre esté.

A partir de 2012 y de la sexta edición, se produce un cambio muy importante. Por un lado, seguís apostando por grupos valencianos (Senior i el Cor Brutal, Tórtel, Maronda, Doctor Divago, Jordi Cassette, El Ser Humano) , pero por otro programáis grupos de más renombre (Grupos de Expertos Solynieve, Manos de Topo, McEnroe, El Hijo, Lagartija Nick, Pony Bravo, Julio de la Rosa), con los riesgos que ello supone.

Quique- Como he comentado, todos los grupos que programamos nos tienen que gustar. Esa es la única línea roja (palabra de moda que tenía ganas de usar). Y luego, claro, está esa búsqueda de mayores audiencias, de seguir creciendo. Intentamos crear un equilibrio entre ambas sin perder nunca de vista la calidad musical. Y luego, por supuesto, presencia de grupos valencianos. Eso siempre.

Andrés- En seis años ya te has hecho un hueco. Eric (Los Planetas, Grupo de Expertos) traba buen rollete con Quique. Ni qué decir que Los Planetas es una de nuestras debilidades. Y a las grandes propuestas de aquí, como Senior, hay que cuidarlas. Nunca nos gustaron los guetos, y menos los guetos culturales. Cultura es compartir. Manos de Topo y Senior i El Cor Brutal. Suena perfecto. Ahora se puede ver normal. Pero entonces a muchos les sonaría raro.

El año pasado se produce el cambio a La Rambleta y el resultado es casi un mini-festival (Sidonie, Beach Beach, Testarosa, Geografies) más que una fiesta de aniversario. ¿Hubo cierto vértigo por el cambio de recinto?

Quique- El cambio a La Rambleta viene dado por esas ganas de crecer en cuanto a volumen de gente. Es algo natural. Yo ya había trabajado en el centro cultural con el Deleste y había quedado prendado por el espacio. Ahora, además, tengo la suerte de trabajar en el Departamento de Comunicación de Espai Rambleta y, desde el principio, acogieron la idea con entusiasmo. ¿Vértigo? Todo lo contrario, un placer.

Andrés- Cuando vas conociendo a los grupos, la confianza crece. Sidonie eran el gran reclamo del cartel, pero es que siempre nos gusta hacer partícipes de nuestras hazañas a los buenos amigos. Sino, esto no sería Vinilo Valencia.

Gilbertástico actuando en una fiesta de Vinilo Valencia.

Gilbertástico actuando en una fiesta de Vinilo Valencia.

Llegamos al décimo aniversario. ¿Cómo surge la idea de celebrarlo con un cartel tan completo?

Andrés- Ha sido posible gracias a Medina y Tranquilo Música.

Quique- Es un cartel homenaje a toda la gente que nos ha apoyado y ha seguido nuestras andanzas durante esto 10 años. Todos los grupos que están contenidos en él tienen que ver algo con nuestra historia, los hemos programado en anteriores ocasiones…. Y son amigos. Tal vez la novedad sea Luis Brea, y para nosotros ha hecho el mejor disco nacional del 2015. Se trataba de juntar a una serie de grupos a los que admiramos pero que, además, son amigos; porque más que un festival va a ser una fiesta. Y, joder, tiene que estar aquí todo el mundo.

Si echáis la vista atrás, ¿qué veis?

Andrés- Escucho mucha música. Amatria, aquel bolo de los Megaphone en el Flow, a los Twelve Dolls… el día que descubrimos el myspace de Polock, varias paellas con La Habitación Roja… O la emoción de acabar cada una de nuestras sesiones con «All you need is love». De eso se trataba.

Quique- Mucha gente por la que todo ha valido la pena. Dinero perdido. Noches inolvidables. Amigos. Noches de las que no recordamos nada. Conciertos alucinantes. Backstages. Abrazos. Besos. Decibelios. Amor. MÚSICA. CULTURA.

¿Y si miráis hacia adelante?

Quique- Ganas de seguir…

Andrés- Que hay gente nueva con ganas de hacer cosas, que nuestro granito ahí queda. Vinilo Valencia seguirá cumpliendo años y el concurso, que es como nuestra pequeña joyita, yo creo que se ha convertido en referencia para las bandas emergentes de la zona. Y eso hay que cuidarlo.

Si tuviérais que elegir un momento de estos diez años de Vinilo, ¿cuál sería?

Quique- Recuerdo uno crucial. Tras el primer anivesario me levanté llorando. Tenía resaca y habíamos perdido dinero después de muchos meses de trabajo duro y esfuerzo. Estaba empezando y quería mandarlo todo a la mierda. Entonces Mina (hoy, mi mujer) me recordó lo increíble que había sido todo y me instó a continuar, me dijo que se me daba bien y que siempre me iba a apoyar. Ella quizá hoy se arrepienta (risas), pero fue el punto real de partida.

Andrés- He salpicado la entrevista con varios. Pero por destacar uno, y por iniciático, el viaje a Barcelona para ver a La Habitación Roja con Los Átomos al completo. A partir de entonces empezaron a llamarnos así.