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De izquierda a derecha: Vicent Flor (director de la Institució Alfons el Magnànim), Francesc Tamarit (director del Museu Valencià d’Etnologia), Rafael Company (director del MuVIM), Xavier Rius (diputado de Cultura de la Diputación de Valencia), Helena Bonet (directora Museu de Prehistòria de València) e Immaculada Cerdà (jefa de la Unitat de Normalització Lingüística). Foto: Diputación de Valencia.

1.- Es un secreto a voces. El desencanto por la (no) política cultural del nuevo Gobierno se extiende por todos los sectores implicados. Lo cuentan en privado a aquel que quiera escucharles o no. Pasan los meses, siete ya, y no se mueve nada. La inanición ya la intuyeron algunos cuando no se materializó una Conselleria propia. La paciencia que pedían los dirigentes ya ha empezado a desbordar el vaso. Razón no les falta a los que se lamentan. Al margen de las buenas intenciones de darle mayor protagonismo al valenciano (alguien debería recordarles, no obstante, que la cultura en castellano también fue arrollada por el PP) y cierta sobreexplotación de algunos artistas, no ha trascendido nada más que determinados nombramientos. Cuesta creer que antes de las elecciones, los partidos que han acabado gobernando no pactaran una política cultural que llevar a cabo desde el primer día. Pasan las semanas y citas que necesitarían ser reformuladas de arriba a abajo, como la Fira del Llibre o Cinema Jove, caminan hacia otra edición más, cual sonámbulas a por un vaso de leche. Ojo, que las oportunidades históricas no suelen repetirse y esta es una de ellas.

2.- Por todo ello, había expectación en la rueda de prensa que ayer daba Xavier Rius, diputado de Cultura de la Diputación de Valencia, para presentar la nueva programación de su área. Cierto es que las secuelas del nombramiento de Vicent Flor al frente de la Institució Alfons el Magnànim también atrajeron el interés informativo. Hubo sold out de periodistas y algunos se sentaron en sillas supletorias. Por fin, alguien apretaba el interruptor de la luz y había ganas de ver qué alumbraba. Sin papeles mediante, algo que suele ser sinónimo de mucho trabajo detrás, Rius fue desgranando las líneas maestras de su plan para todo el 2016. De las propuestas que anticipó, destaca la brillante idea de una campaña para internacionalizar la música valenciana. La cultura como atracción turística. En un principio, serán las bandas de música las protagonistas. Se grabarían actuaciones de las mismas para después ofrecer ese material (completado en post-producción con imágenes de la localidad que representa cada asociación) gratuitamente a televisiones del resto de Europa. Lo ideal sería que en un futuro se ampliara y tuvieran cabida otras opciones. De Xavier de Bétera a Tórtel, de Mara Aranda a Mox, de Charly Efe a Yei Yi & Co. Por poner algunos ejemplos del potencial que no se debería desaprovechar.

3.- ¿Y la programación? Pinta bien, la verdad. En el MuVIM se llevarán a cabo exposiciones sobre la Modernidad republicana en Valencia, la modernidad tipográfica, Estampa japonesa, el fotógrafo Centelles o, se podrá visitar en el hall del museo, la maqueta de Valencia siguiendo el plano de Vicent Tomàs Tosca. En Etnología, habrá una antología del fotoperiodista Gervasio Sánchez y muestras sobre las fronteras de Europa, la inmigración valenciana a Europa o una dedicada a Joan Francesc Mira (la idea es hacer una anual de este tipo y se apuntó que Joan Pellicer podría ser el protagonista de la del 2017). Y en Prehistoria, destacan las dedicadas a la Prehistoria y el cómic y el sexo en época romana. Son solo parte de las numerosas actividades programadas. Parece que, por fin, cuando despertamos el dinosaurio ya no estaba allí. Bienvenida la normalidad. Que siga.