Alejandro Serrano. Foto: Rebeca Fernández.

Me llamo Alejandro Serrano (Valencia, 1988) y me dedico al periodismo musical especializado en música electrónica. Mi formación es de diseñador de producto, en la EASD, aunque siempre me ha fascinado la comunicación y el diseño gráfico, trabajos que he ido desempeñando como freelance, al mismo tiempo que he compaginado con múltiples oficios, relacionados o no, entre los que podría contar el de camarero o vendedor de libros a puerta fría. Actualmente colaboro en diversos medios, abarcando también diferentes campos y publicando regularmente reseñas y entrevistas, tanto en El Hype, Dissenycv, Comolasgrecas o Psychonautsmag, proyecto que cree para divertirme y conocer a gente que admiro de todo el planeta. He gestionado las redes sociales de otros medios del sector y actualmente realizo trabajos de prensa y comunicación para los lanzamientos de distintos sellos discográficos, artistas y proyectos, algunos tan maravillosos como Audition o Nociones Unidas. En esta misma línea, reconozco lo complicado que es mezclar buena música electrónica y, más allá de eso, el hecho casi sobrenatural de lograr que la creatividad en este campo se convierta en un modo de vida, de ahí que respete demasiado el oficio del dj como para considerarme como tal. Para mí, la figura del dj es un medio, como la del diseñador gráfico o el periodista, que bien orquestados, pueden llegar a un fin mayor. Sin embargo, me chifla demasiado el volumen alto y poner temas uno detrás de otro como para rechazar la oportunidad de pinchar cuando se me presenta, ya sea en solitario o junto a mis dos grandes socios: Josep Llop e IBECK, bajo la marca Chromatic, donde también brindamos espacio a diferentes artistas que nos fascinan, en salas tan emblemáticas como Electropura, y que particularmente me sirve para resumir, unir y trabajar mi formación y experiencia como diseñador, promotor y periodista, de las que nunca dejo de aprender.

Un disco: Son incalculables los que me gustan, pero puestos a elegir uno diría que el Besides The Abyss, de Lebanon Hanover (2015). Un disco honesto, que más allá de aportar o no en el vasto universo musical, sabe cómo acercarnos hacia la belleza que se esconde en la oscuridad. Un profundo viaje en espiral compuesto por doce mágicos tracks.

Una película: It Follows, de David Robert Mitchell (2014). Me fascina el género de terror psicológico, y esta película maneja la inquietud y el enigma como pocas, con una ingeniosa y necesaria vuelta de tuerca del género en tiempos profilácticos. Es un abstracto, despiadado y sugerente cuento de hadas espeluznante que me ha dejado huella.

Un montaje escénico: Los Ultrashows de Miguel Noguera. Pasan los años y este autor sigue disparando como nadie una metralleta de conceptos incombustibles que acribillan provocando risa, perplejidad, asco o todo a la vez. No hay nada igual.

Un libro: No se desvanece, de Jim Dodge (Alpha Decay). Una deliciosa road novel que tiene de todo: humor, amor, perlas filosóficas y mucho rocanrol anfetamínico. ¿Qué más se puede pedir?

Una serie de tv: La primera temporada de True Detective me pareció magistral. Me encantan los thrillers y, sobre todo, aquellos que consiguen jugar con el misterio y la incertidumbre hasta los últimos minutos, y esta serie consiguió lo que hasta entonces solo algunas películas como las dirigidas por David Fincher habían conseguido transmitirme, convirtiendo la investigación criminal en algo tan fascinante y poético como complejo y aterrador. Pero esto no es más que un telón de fondo para hablar de las relaciones humanas, del amor, de la soledad, y de las trampas y mentiras que establecen las personas consigo mismas y con los demás.

Una serie de dibujos animados: Rick y Morty, sin duda. Me parece una brillante, compleja y feroz sátira de la cultura pop de la que se ha empachado mi generación. Sus irreverentes y pirotécnicos gags funcionan como antídotos contra la nostalgia y parece, a veces, que van dirigidos a aquellos espectadores que se toman muy en serio toda clase de productos culturales y miran desde las alturas.

Una revista: Mondo Pixel es una revista a la que recurro bastante. Me encantan los videojuegos y creo que pocas revistas los han tratado de forma tan meticulosa, reflexiva y profunda como los periodistas que la componen, relacionándolos de igual a igual con otros campos culturales, como el cine.

Un icono sexual: Leeloo, protagonizada por Milla Jovovich en El Quinto Elemento (1997). Fue mi amor platónico de pequeño.

Una comida: Los arroces son mi perdición, pero la paella valenciana se lleva la palma.

Un bar de Valencia: Splendini Bar i Discos, ubicado en la calle Segorbe, justo enfrente de la Galería Pepita Lumier. Es un local llevado por gente entrañable que une bar y tienda de discos de forma admirable. Ahí podemos encontrar en su mayoría música negra de todos los estilos y épocas, algo de rock, pop, sixties y alguna que otra novedad, mientras nos hacemos unas birras y probamos algunos de sus potentes bocadillos.

Una calle de Valencia: Calle Quart. Me encanta la vida que tiene, sin ser apabullante, y con la bonita estampa de las Torres de Quart al fondo.