Soy Francesc Cabañés, tengo 52 años, casado y dos hijas. Estoy en la gestión de la cultura, desde muy joven, y me sigue gustando. Empecé, como muchos de mi generación, a finales de los 80 y principios de los 90. Soy, por tanto, fruto profesional de la expansión cultural de aquellos años, en los que todo estaba por hacer, profesionalmente no teníamos nombre definido y el trabajo era una mezcla de ilusión, horas, empeño, algo de formación y no pocas dosis de lamento. ¡Ah! y escaso reconocimiento, para todo.

Hoy las cosas están mejor, para algunos/as (va por barrios). Al menos socialmente no tenemos que explicar cómo nos llamamos y a qué nos dedicamos.

Mi carrera está ligada al Área de Cultura de la Diputación de Valencia. En ella he desempeñado numerosas funciones en distintos servicios. En la actualidad, soy jefe de difusión cultural, comunicación y didáctica del Museu Valencià d’Etnologia. Entre muchos quehaceres coordino el programa Etnomusic, festival de música folk i del món. Me considero afortunado. Estoy en un servicio muy interesante, en el que puedo hacer proyectos que, espero, interesen a la ciudadanía.


Un disco:
Seré un poco extenso… El último de Rachele Andrioli y Rocco Nigro. Dos jóvenes italianos de la Apulia que, con voz y acordeón, hacen cosas conmovedoras, con mucha fuerza. Oigo mucha música, y desde que coordino el Etnomusic, mucha más, aunque suelo oír clásica y jazz. Soy curioso, y me da por profundizar en autores que he oído poco. Ahora estoy con Copland, Saint-Saëns, Faure y Ravel. Y luego vuelvo a mis referentes. A Bach hay que volver cada cierto tiempo. Lo que siempre llevo encima: las Suites inglesas de J.S.Bach (Murray Perahia, SONY), Misa en Si Menor de J.S: Bach (Frans Brüggen, Phillips); Concierto para piano nº 3 de Beethoven (A.Benedeti-Michelangeli y C.M.Giulini, D.G.). En jazz me pasa algo parecido. Hace poco me puse con Bettty Carter para luego volver los grandes (Monk, Davis, Coltrane, Parker, Webster, Baker, Evans, Holiday, etc). Entre mis “clásicos”: Jazz At Massey Hall (Charlie Parker Quintet) y John Coltrane & Johnny Hartman (Impluse), Somethin’ Else (Cannonball Adderley). De la terreta, Raimon (cualquier cosa), Pep Gimeno Botifarrra y Jonathan Penalba.

De todas formas soy fácil, y se me puede convencer con muchas cosas, según el momento: Raphael, Sinatra, Silvio Rodríguez, Áretha Franklin, B.B. King o Deep Purple. Vaya, una gran ensalada con mucho color y muchos sabores.

Una película: Uf, hay muchas. De lo ultimo que he visto: Cold War, de Pawel Pawlikoswski. También me han dejado huella: Viaje a ninguna parte (Fernando Fernan-Gomez. 1986) el secreto de sus ojos (Campanella, 2009); Martin Hache (Adolfo Aristarain, 1997), Babel (Alejandro González Iñárritu, 2006), Agosto (John Wells, 2014), Atraco perfecto (S. Kubrick, 1956), La vida de Brian (T, Jones 1979), Margin Call (J.C. Chandor. 2011), y un largo etc. Puedo ver la saga Star Wars de tirón, si es con mis hijas, mejor.

Un libro: El mundo de ayer. Memorias de un europeo, de Stefan Zweig. Básico para entender la Europa de entreguerras, y desgraciadamente muchas de las cosas que hoy ocurren.

Una serie de tv: De las de antes, Curro Jiménez y Falcon Crest. Lo que pasaba en el valle de Tuscany no tenía desperdicio. De las de ahora, Big Little Lies (las miserias de la gente guapa y rica), Boardwalk Empire, The Wire, House of Cards, Los Soprano, True Detective, Line of Duty. Como se ve, todas con bastante mala baba. También, The Big Bang Theory y Downton Abbey, que ponen a la familia unida delante del televisor.

Una serie de dibujos de tv: Mazinger Z. Recuerdo especialmente cuando le pusieron alas al robot, y cambiaron la música, y se me ha quedado “Koji, ya puede volar”.

Una revista: La Turia. Fue básica para encauzar el consumo cultural de mi adolescencia. Recuerdo que al final de la critica de algunas películas, solían poner: “Huir”. Toda una declaración de intenciones.

Un icono sexual: Las estrellas americanas de mi generación en especial Halle Berry, y sobre todo, Julia Roberts, que en una entrega de Ocean’s Eleven esta guapísima. Entre los iconos españoles, Emma Suarez en La Ardilla Roja (Julio Medem) y Maribel Verdú.

Una comida: El arroz al horno de mi padre y las lentejas con verdura de mi chica.

Un bar de Valencia: No soy mucho de bares. Si acaso, Carajillo, un clásico, en la plaza Xuquer. Conserva su sabor y tiene un estupendo té frío.

Una calle de Valencia: En mi adolescencia había un trayecto que me ilusionaba mucho hacer. Desde la avenida del Puerto hasta la plaza de los Pinazo a través del puente de Aragón o el puente del Mar. Ese era mi itinerario cuando iba a comprar discos (mejor dicho cd’s) a unos grandes almacenes que todos conocemos, que tenían una grandísima sección de discos.

Ahora, más que una calle, me quedo con un recuadro de calles: de Islas Canarias hacia el norte, hasta Blasco Ibáñez, y de Cardenal Benlloch, al mar. Creo que responde al Distrito Marítimo, mi barrio, donde esta casi toda mi gente.