Me llamo Irene Reviriego, Irene Hego en redes para los que quieran cotillear. Me dedico a La Comunicación, así, con mayúsculas y sin apellidos.

Crecí en un pueblo diminuto de la Sierra de Gredos, en plena naturaleza. Cuando era pequeña, mientras veía el telediario escuché que hablaban de la diferencia entre clase baja, media y alta. Pregunté a mis padres que a cuál de las tres clases pertenecíamos y me respondieron entre risas que a ninguna, que nosotros éramos pobres. Así que me dediqué a trabajar de camarera y en mis ratos libres a estudiar Publicidad y RR. PP.

Tras cinco años en Salamanca, un periodo breve en Madrid y otro aún más breve en San Francisco, me cogí la bici y me planté en Valencia cuál ninot (allá por el siglo I antes de Grezzi). Desde entonces he trabajado en cosas locas en las que no pintaba nada, como en una revista de lujo o en un club de fútbol…

Por suerte, a día de hoy, estoy felizmente casada con mi trabajo y tengo dos retoños: la pequeña es morena de ojos castaños y se llama Rambleta, donde todos los meses organizo Els Matins junto al mega crack Alex Zahinos. La mayor es rubia y tiene acento andaluz, se llama Cervezas Alhambra y comunico sus bondades por todo Levante.

Ah, y tengo una perra que se llama María Callas de la que varios estudios científicos elaborados en las más prestigiosas universidades around the world, han determinado que es el animal que más mola del universo. Es un hecho constatado, no lo digo yo.


Un disco:
Me cuesta decidirme entre el Boom 7, el Boom 8, el Boom 9 o cualquiera del Caribe Mix, que sin duda han marcado gran parte de mi vida. Aunque The Suburbs, de Arcade Fire no está mal.

Una película: La respuesta de postureo es Rompiendo las olas, de Lars Von Trier, cada vez que la veo es como si me metieran un puño por la boca, me arrancaran el corazón y lo escurrieran cual bayeta Vileda. Me encanta. Y después para compensar me pongo Dirty Dancing o La princesa prometida y a vivir.

Una obra de teatro: Cualquiera de la compañía Ron Lalá, son unos auténticos genios del humor. En el escenario actúan, cantan, bailan, tocan instrumentos, recitan poemas… No paran.

Un libro: Una cuestión personal, de Kenzaburō Ōe. Me sucede lo mismo que con Rompiendo las olas, es muy intenso y te deja tocada durante un tiempo. Llega un punto en el que te metes tanto en la historia que si el personaje suda tú también, básicamente te fundes con la historia a nivel físico y emocional. También tengo especial cariño a Mujercitas, de Louisa May Alcott, porque fue el libro que me enganchó a la lectura.

Una serie de televisión: Pago Netflix solo por ver Friends, no sé si esto responde a la pregunta. Aunque he de decir que me flipaba Doctor en Alaska, la echaban en La 2 los viernes sobre las 00:00h y era el único motivo por el que volvía pronto a casa un viernes cuando era adolescente.

Una serie de dibujos: Los Simpson (obvio).

Una revista: El Tentaciones de la época de los 90.

Un icono sexual: La pizza.

Una comida: Cualquiera que me haga mi pareja (guiño, guiño).

Un bar: Más que un bar, son tres, y yo les llamo el Triángulo de las Bermudas, porque entro allí y no salgo. Mi triángulo lo forman Monterey Bar, Café Museu y Monterey Pub.

Una calle: La calle Baja, allí encontré mi primer trabajo en Valencia y dos de mis mejores amigos.

¿Con quién te tomarías un vermut? Sería más fácil responder a la pregunta de con quién no me lo tomaría, soy muy sociable y la verdad es que si se trata de beber cualquier persona me viene bien. Aunque si tengo que elegir a alguien me lo tomaría con mi perra mientras disfrutamos del sol en la terraza del Rivendel.