Me llamo Payo, soy de Valencia y es el primer vermut virtual que me tomo. Me dedico profesionalmente al diseño gráfico y a la corrección de textos. Según a quién me dirija, altero el orden, aunque en mi mente ambos se complementan. Ya que me dais un micrófono, aprovecho para aclarar qué es un corrector, pues muchísima gente lo ignora o se sorprende cuando se lo explico.

Con el tiempo me he dado cuenta de que el término “corregir” acota esta misión tan generosa, ya que nos mueve un amor absoluto por la palabra, y lo que más deseamos es dejar un mundo bien redactado. Esa es la parte romántica; la funcional es que ayudamos a mejorar la comunicación. Por lo tanto, más que corregir –que tiene ese halo negativo de mostrar los errores–, revisamos, sugerimos, guiamos, porque cuando alguien elabora un escrito, está tan sumido en su propio discurso que no ve ciertas cosas que normalmente se suelen escapar. Así que no sólo se trata de “dejar las frases bien”, también implica elegir la intención expresiva, descartar la morralla, pulir los conceptos.

Y mi faceta complementaria es cómo se presenta el mensaje: el diseño, la estética. Por muy buena que sea la historia, un mal mensajero la puede arruinar. Eso es lo que persigo: cuidar contenido y continente para que vayan a la par, dualidad que me encanta potenciar.

Por lo demás, podéis encontrarme en El Molí Lab, un espacio impresionante de coworking en plena huerta. Buenísimo ambiente, cordialidad y calçotadas de vez en cuando. Allí, cuando te distancias de la pantalla, es posible salir a respirar aire puro y dejar que la mirada descanse enfocando muy muy lejos. ¿Se puede pedir más?

Un disco: Four Women: The Nina Simone Philips recordings.

Una película: Recientemente me ha impactado Girl, una historia que todo el mundo debería ver, especialmente los adolescentes.

Un montaje escénico: Me cautivó Blush, de Andrea Miller, y algunos espectáculos de danza cuyos nombres no recuerdo.

Un libro: Muchos, aunque no me canso de releer a Milan Kundera, J. M. Coetzee, Borges, Kafka, Dostoievsky. Me gustan los escritores que son imprevisibles, que viran y siempre aciertan.

Una serie de tv: No me atrapa el formato serie, pero elijo A dos metros bajo tierra. Es la única que he visto de principio a fin.

Una serie de dibujos de tv: Encuentro muy ingeniosa El asombroso mundo de Gumball. Me imagino a los guionistas en plena faena, deben de pasarlo genial.

Una revista: Solía comprarme COLORS. De las actuales, Yorokobu. Tiene unos reportajes muy interesantes.

Un icono sexual: No es famoso.

Una comida: No tengo nada predilecto, pero siempre me apetece una buena rebanada de pan con ajo, aceite y pimentón.



Un bar de Valencia: El Jimmy Glass.

Una calle de Valencia: Cualquiera del centro, a una hora temprana, que me lleve corriendo hacia el río.