Victoria Maso. Foto: Javier Suay.

Me llamo Victoria y la gente que me quiere mucho me llama Toya. Soy pixavina, de Gandia. Por fuera tengo 44 años, lo que aún me cuesta creer porque yo me percibo como una chica de 20, excepto cuando mi hija me hace sentir como una “madre mayor”, pesada y desactualizada. Hace siete años que sobreviví a mi madre, murió con 37, yo tenía 15. Lo digo porque la veía tan mayor y sin embargo yo ¡me siento tan joven!

Soy adicta a la actualidad. Me gusta saber qué pasa en nuestro mundo y sobre todo, me gustan los porqués y contarlos a otras personas. Comunicarme. Hablar con la gente. De cualquier tema siempre hay detalles interesantes. Soy periodista y en unos meses seré agente de igualdad. Actualmente trabajo en À Punt Media como editora y presentadora del informativo de las 20.30h. Formo parte de la red de periodistas y fotoperiodistas feministas Les Beatrius. Nuestro lema está claro, no hay buen periodismo sin feminismo.

Me hace feliz hacer deporte, estar de cháchara con mis amigas, escuchar música, leer, la siesta los fines de semana justo cuando empieza el fútbol en los informativos de la tele. Soy de las que nunca se aburren, de las personas que disfrutan estando solas.

Me gusta viajar para desconectar y reconectar conmigo misma. Y aunque soy antifronteras y las luchas de patrias no me interesan, cuando visito a la familia el fin de semana y veo el Mondúver, el mar de la playa de Gandia y los naranjos a través de la ventana del coche, entro en una fase de respiración profunda que me hace sentir una especie de seguridad y felicidad extraña.

Aquí respondo a un test que no incluye una pregunta, pero me da igual. Me la voy a hacer. ¿Con quien te gustaría hacerte un vermut? Con dos personas que físicamente ya no están. Miguel, mi padre, y su hermano, mi tío Pepito. “¿Pepito, ens fem el vermut?” Frase que de tanto escucharla estoy segura de que sobrevivirá aunque algún día pierda la memoria.

Un disco: ¿Sólo uno? Los últimos que me he comprado son el del grupo islandés Kaelan Mikla, Nótt eftir nótt, un trio de mujeres que hacen un synth-punk que te pone las pilas a tope, y el último de Lisabö. De los que guardo con amor infinito: Deltoya de Extremoduro, los dobles de The Wall de Pink Floyd y Rebuznos de Amor, de Los Burros y, como no, todos los de Enrique y Ana. De los familiares, como un tesoro mantengo uno de The Shadows. Levito cuando suena Apache.

Una película: Acabo de ver Border y aun no tengo claro si me gustó. De hace unos años, por ejemplo: La vida de Adele o Blue Valentine. Lloré mucho – llanto placentero- con Todo sobre mi madre, y todo lo que hace Icíar Bollaín me gusta. Cero artificio con mensaje. Por ejemplo, El Olivo.

Un montaje escénico: Pequeños Episodios de Fascismo Cotidiano, de Bramant Teatre, que volvieron a interpretar hace nada en Espacio Inestable. Como diría mi padre, chapó.

Un libro: ¡Tengo sobre la mesa 4 esperándome desde Reyes! Estoy con el de Almudena Grandes, Los Pacientes del Doctor García, que forma parte de Episodios de una Guerra Interminable. Pero el último que me impactó es el de La guerra no tiene Rostro de Mujer, de la premio nobel Svetlana Alexiévich. Impresionantes testimonios de mujeres ninguneadas e invisiblizadas a pesar de ser decisivas en la Segunda Guerra Mundial.

Una serie de tv: Locamente enamorada de Paquita Salas. ¡Torreznos y gin-tonic a tu salud, Paquita! Lo siento, me he dormido en cada capítulo de la última entrega de True Detective. Me pareció fantástica la primera temporada Big Little Lies. Y soy poco original, descuento los días para Juego de Tronos.

Una serie de dibujos de tv: Quisiera poder viajar en el tiempo para merendar en casa de mi abuela Mise una taza de leche con Cola Cao y esas galletas que parecían una flor con un agujero en medio. ¿Las Girasol?…viendo ¡¡¡los Fraggle Rock!!! Ahora me meo de la risa junto a Adriana, mi hija, con El asombroso mundo de Gumball.

Una revista: Estoy subscrita a National Geographic, a la Rockdelux y a la Mongolia. Esta última es muy saludable.

Un icono sexual: La verdad es que no soy muy de eso… Ellos: Indudablemente Paul Newman. Más actual, James Franco. Ellas: Mónica Bellucci o la modelo Naomi Campbell, madre mía ¡qué mujeres!

Una comida: Primero Arrós al Forn, después Fideuà, de Gandia por supuesto. Y en tercer y cuarto lugar: Arrós amb bledes, y paella. No hay duda, soy valenciana.

Un bar de Valencia: Actualmente no frecuento mucho bar, la verdad. Así que de nuevo, voy a viajar en el tiempo. Los dos que me acompañaran siempre por los momentos vividos: El Glop, en Benimaclet, y El Asesino, en el Cedro.

Una calle de Valencia: Mejor un barrio, el mío, Benimaclet. Músico Belando en especial.