Jonás Trueba

Jordi Núñez

Las vocaciones no se pueden controlar. Cuando aparecen lo mejor es tirar hacia adelante. Eso es lo que pensó Jordi Núñez, que desde pequeño tenía la necesidad de contar historias con imágenes. Con dos cortometrajes a sus espaldas («Píxeles» y «Amor de Dios») ya ha empezado a hacerlo.

Todas las historias hablan de él

Jonás Trueba lo tenía difícil para escaparse del cine. Su propio nombre (al que hay que añadir un Groucho antes del apellido) y la dedicación de buena parte de su familia al séptimo arte, sólo le auguraban dos salidas: amar las historias u odiarlas con todas sus fuerzas.

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