Por los pelos (Teatro Olympia, hasta el 25 de julio) ha pulverizado todos los récords. De permanencia y de espectadores. Un asesinato. Cuatro sospechosos. Dos policías. Y todos encerrados en una peluquería. ¿Qué se esconde detrás de esta obra que ha sido capaz de congregar a más de 40.000 personas en las butacas? Haciendo un símil con el argumento de la obra, sometemos a un breve interrogatorio a algunos de los miembros del equipo. Así pues, apagamos las luces, encendemos el flexo y sentamos a declarar al director Santiago Sánchez y a los actores Carles Castillo, Marta Chiner y Alfred Picó.

¿Qué es Por los pelos?

Santiago Sánchez: Una de las comedias más atractivas para el público de las que conozco. También ha supuesto la posibilidad, tras un drama como Un obús en el corazón, de volver a un género que entusiasma al público y que engancha con espectáculos que he dirigido anteriormente como Los mejores sketches de Monty Python o el propio Imprebís, con el que comparte el gusto por la improvisación y la presencia de dos de sus actores, Carles Castillo y Carles Montoliu.

Carles Castillo: Una obra donde el público se lo pasa muy bien y nosotros también. El público se tiene que mantener en vela desde el principio para ver y entender qué es lo que pasa. Y lo bonito es que sacan sus propias conclusiones que no se mantienen inamovibles hasta el final porque van cambiando a medida que los personajes van contando cosas. Personalmente es un reto a nivel de trabajo corporal, de voz e intepretación.

Marta Chiner: Una comedia que funciona como un encaje de bolillos. Tiene muchos géneros dentro de un género. Tiene una parte de vodevil, otra de improvisación con muchos gags de humor que se abre a la platea de una forma muy peculiar y tiene un final con un matiz dramático. Y, también, tiene una parte de espectáculo muy grande, de show, porque puede darse el caso, te hablo desde el punto de vista interpretativo, que un día no empiece muy fina la función, pero siempre hay un momento de subidón, donde el público entra sí o sí. Como actriz ver que eso siempre ocurre y que siempre, prácticamente, suele estar lleno, es un regalo.

Alfred Picó: La fantástica oportunidad de participar en uno de los espectáculos de referencia a nivel mundial, por ser el más representado y porque encierra esa magia que sólo algunos textos poseen, que lo hacen único para todo tipo de espectadores, sean estos habituales o no de teatro y tengan la edad que tengan.

¿Cuál es el motivo de su éxito?

Santiago Sánchez: Es una comedia magníficamente escrita, que pasa por diferentes fases: la propia comedia de situación, el suspense de saber quién es el asesino, la participación directa del público en la investigación, el virtuosismo de los actores improvisando con el público y la posibilidad que tiene el espectador, finalmente, de decidir quién es el asesino. Todo ello hace de Por los pelos una fiesta y no es sorprendente que haya entrado en el Libro Guiness de los Récords como la obra de teatro no musical más representada y aplaudida en la historia del teatro en los Estados Unidos.

Carles Castillo: Que el público está conscientemente, desde el primer minuto, viendo lo que está pasando y eso provoca que se sientan protagonistas, que no solo han ido de espectadores a ver una función, sino que han participado en ella y son responsables de que funcione. Porque si ellos no participan, nosotros no tenemos nada que hacer. Incluso algunos vuelven para ver si cambia el desenlace de la obra otro día.

Marta Chiner: Es una función en la que el espectador es partícipe si quiere, elige si le apetece preguntar o no, decide hasta que punto quiere participar, pero está activo. Y también está la parte de show que se abre e incluye al público, que tiene tempo, ritmo, comedia, es algo poco habitual de ver. El espectador se siente el centro del show y que la función se la estás haciendo a ellos.

Alfred Picó: Una magnifica combinación de comedia, drama y participación del público, que hace que durante dos horas el espectador este inmerso en el espectáculo y entre a jugar con los actores como una parte activa más de la función. Todo ello hace que el espectador al acabar tenga la sensación de haber participado en algo único. Y así es.