«Fraude (o las consecuencias del fracaso)». Foto: Marcos Bañó.

La primera frase de la sinopsis de la obra lo deja claro: Fraude habla de la mentira. La segunda lo especifica: De la mentira dentro de la estructura familiar. No hace falta nada más para despertar el interés del público. Si la obra está escrita y dirigida por Eva Zapico el círculo de atracción se completa.

Fraude (o las consecuencias del fracaso) se estrenó en febrero del año pasado en el Teatre El Musical y ahora llega a la sala Ultramar (del 23 de enero al 2 de febrero), interpretada por Morgan Blasco, Àngel Fígols, Iñaki Moral y Miguel Ángel Sweeney.

Hablamos con Eva Zapico de todas las fases creativas por las que pasó el montaje.

«Fraude (o las consecuencias del fracaso)». Foto: Marcos Bañó.

Creación

Hace unos años me encontré con una noticia en el periódico que me impresionó y que guardé a modo de ficha creativa para una posible pieza. La noticia contaba las consecuencias incontrolables de una mentira. Desarrollé la idea, pero se quedó en un cajón, a la espera.

El año pasado encontré por casualidad la convocatoria de residencias artísticas del Consorci de Museus, presenté el proyecto y me concedieron la residencia de creación escénica. Así inicié la primera parte del proyecto que se ha terminado completando en el TEM, con la cesión de un espacio de trabajo durante un mes y el estreno de la pieza el pasado mes de diciembre.
La base del proceso de creación ha sido la improvisación.

A partir de esta idea inicial hemos ido, por un lado, recabando información sobre el tema y, al mismo tiempo, improvisando para ir construyendo el texto y las diferentes escenas. El resultado es una pieza cuya estructura narrativa es un puzle de información que el espectador debe ir resolviendo.

«Fraude (o las consecuencias del fracaso)». Foto: Marcos Bañó.

Preparación

Por suerte, en este caso, no he tenido que hacer casting para elegir a los intérpretes. Se trata de una producción pequeña (aunque haya cuatro intérpretes en escena) y la selección del equipo la hice recurriendo a la gente con la que habitualmente trabajo y que, no sólo son gente de mi confianza, sino que también conocen mi forma de crear y mi imaginario.

Dado que la base de la creación ha sido la improvisación, Fraude es un montaje en el que la palabra tiene una importancia nuclear, pero que también continúa explorando la construcción de la imagen en escena. Es por esto que necesita de unos intérpretes acostumbrados a trabajar tanto el texto como el movimiento corporal.

«Fraude (o las consecuencias del fracaso)». Foto: Marcos Bañó.

La obra

Después de varios meses de trabajo, el resultado final, como ya he dicho, es un montaje que se presenta como un juego de narrativa para el espectador. La pieza habla de la mentira, por lo que la propia estructura formal está construida para ocultar la información. La mentira como elemento propio de la sociedad en la que vivimos y como la materia que construye las relaciones entre los miembros de la familia tradicional.