Foto: democràcia estudio.

Sí, de acuerdo, lo importante de un vino es su sabor. También habrá quien diga que su textura, su olor, las uvas empleadas, el proceso de realización, las barricas, y más detalles relacionados directamente con él. Pero este artículo no va de eso. Va de la importancia que, también, tiene su etiqueta. Cada vez es mayor la oferta de caldos, y alineados en una estantería todos tienen (a priori) las mismas oportunidades de ser los elegidos (sí, también hay otros detalles determinantes, como el precio, la denominación de origen, en algunos casos la marca,… pero este artículo no va de eso). Por ello, resulta clave captar la atención de los potenciales clientes. ¿Cómo se consigue?

democràcia estudio (que han sido recientemente noticia, porque se ha presentado la imagen que han diseñado para la campaña del Día del Orgullo 2019) ganaron el premio ADCV 2019 en la categoría Diseño Gráfico-Packaging por sus etiquetas de los vinos La Lloma y La Vella, de la bodega Can’ Leandro de Ontinyent. Nadie mejor que ellos para responder nuestra(s) pregunta(s).

¿Cómo se diseña la etiqueta de un vino? ¿Qué factores hay que tener en cuenta? ¿Hay que tener algún control para que al final el sello del diseñador no esté por encima del de la marca?

Depende del vino, del cliente y de su marca. Lo principal es cómo quieres posicionarlo y con quién debe convivir.

Lo primero que hay que tener en cuenta es la imagen que la bodega quiere transmitir de sí misma y, a la vez, la imagen que quiere transmitir de cada vino en concreto. Además, debes pensar en el público al que quieres dirigirte con cada producto, ese es el principal reto al que nos enfrentamos a la hora de diseñar una etiqueta.

En cuanto al sello del diseñador, evidentemente debes dejar tu impronta en cada uno de los trabajos realizados, pero poniéndola al servicio de los objetivos marcados por el cliente.

¿Qué fases tuvo el proceso creativo?

Primero, nos reunimos con el cliente para que nos explicase el tipo de producto que fabrica, a qué tipo de cliente va dirigido cada vino, dónde va a venderse y cuáles son los referentes en los que se fija el cliente.

A partir de ahí, hacemos nuestro propio estudio de mercado, teniendo en cuenta la información proporcionada por el cliente y decidimos el camino a seguir para diseñar las etiquetas.
Finalmente, como en todos los proyectos, presentas la propuesta a la bodega y, si no hay correcciones, ¡a imprenta!

Foto: democràcia estudio.

¿Qué características debe de tener una etiqueta bien diseñada? ¿En qué medida debe de dar pistas sobre el vino que representa y en qué medida debe de ser una etiqueta que llame la atención visualmente ante la enorme competencia que hay en los puestos de venta de botellas de vino?

Nosotros pensamos que una etiqueta bien diseñada debe transmitir un concepto acerca del vino, más que vender el tipo de vino que se ha embotellado. Este concepto sobre el cual contamos una historia acerca del vino es lo que va a hacer que tu etiqueta destaque sobre el resto de etiquetas que conviven en el lineal. Es importante crear ese concepto pensando en el cliente al que quieres dirigir tu producto, para que se sienta identificado con el mismo y sienta la necesidad de probar el vino.

En este caso, con el diseño de los vinos La Lloma, tinto, y La Vella, blanco, tratamos de reflejar la eterna dicotomía entre el bien y el mal. Basándonos en las leyendas del imaginario colectivo valenciano, encontramos energías opuestas, pero complementarias, que se ven plasmadas en unas etiquetas limpias, en blanco y negro, que transmiten luz y misterio, elegancia e igualdad. Dos conceptos opuestos, inocencia y pecado, que nos acercan a la filosofía de vida del ‘bon vivant’.

¿Es importante probar el vino y que os guste o el trabajo está exento de esa parte, dijéramos, más romántica y de inspiración?

A ver, si pruebas el vino y te gusta, ¡mejor que mejor! Pero no podemos olvidarnos que esto no deja de ser un trabajo en el que tienes que transmitir determinadas características de un producto de la manera mas atractiva posible para el consumidor al que va dirigido dicho producto. En este caso, buscamos referencias claras en la composición más clásica de una etiqueta de vino, para poder hacer un ejercicio de diseño contemporáneo.

democràcia estudio: Chavo Roldán, Migue Martí, Javier Tortosa, Marta Tortosa y Pablo Llobell.

¿Que particularidades tiene diseñar una etiqueta de un vino que no tengan otros trabajos que realizáis?

El vino, como otro tipo de bebidas espirituosas, es un producto que se consume en momentos de reunión, momentos de celebración,… Además, tienes que contar una historia sobre el vino, destacando alguna de sus características organolépticas y conseguir que la etiqueta llame la atención del cliente al que quieres dirigir el producto… Son bastantes cosas las que hay que transmitir a la vez, ese es el mayor reto al que nos enfrentamos a la hora de desarrollar una etiqueta para un vino.

¿Qué valor le dais al premio conseguido?

El premio es un reconocimiento al trabajo realizado durante años, ya que, aunque los clientes estén contentos con el resultado y el producto funcione bien en lo referente a las ventas, no deja de ser el reconocimiento del sector al trabajo realizado, lo que siempre da especial satisfacción y te hace pensar que estás haciendo bien tu trabajo.

Foto: democràcia estudio.

Foto: democràcia estudio.