La treinta y cuatro edición de la Mostra ya tiene imagen. La firma Diego Mir. Un pez-cámara que aúna a la perfección lo que el festival exhibe en su propio nombre: el cine y el Mediterráneo. Un pez-cámara que tiene tal fuerza que podría traspasar la temporalidad de la imagen de una edición concreta, la de este año, para convertirse en icono reconocible, en imagen de marca perdurable del festival.

La Mostra de València-Cinema del Mediterrani, que se celebrará del 24 de octubre al 3 de noviembre, eligió a Mir de entre las 64 candidaturas que se presentaron a la llamada a proyecto que realizaron. «En el mundo creativo existe en general la opinión compartida de que el sistema de llamadas a proyecto, a pesar de ser mejorable y con la excepción de casos puntuales, supone una diferencia notable respecto al modelo anterior de los concursos especulativos. Como mínimo, se puede considerar un paso previo al modelo que podría ser el ideal (por ejemplo, la labor que ha hecho Nacho Padilla como director de arte del Ayuntamiento de Madrid me parece formidable). Por mi parte, ha sido la primera vez que salgo elegido en una llamada a proyecto», explica el propio Mir.

En el comité de selección, además de miembros del certamen, se encontraban profesionales de la ADCV (Associació de Dissenyadors de la Comunitat Valenciana), la APIV (Associació de Professionals de la Il·lustració Valenciana) y de ComunitAD (Empreses de Comunicació Publicitària de la Comunitat Valenciana). La propuesta de Diego Mir fue escogida por unanimidad. «Fue una alegría inmensa recibir la noticia. Como dices, más allá del encargo en sí, salir elegido por unanimidad entre tantos profesionales a los que admiro supuso un subidón. También lo considero una especie de reconocimiento a mi trayectoria».

Diego Mir.

Diego Mir es ilustrador y diseñador gráfico. Ha trabajado tanto para publicaciones nacionales como internacionales, como The New York Times, The Village Voice, El País Semanal, The Wall Street Journal, The Economist, El Mundo, Gráffica o Público. También ha desarrollado proyectos de diseño para clientes como el Ajuntament de València, la Institució Alfons el Magnànim o el Museu de Belles Arts de València. Entre los más recientes, destaca la campaña gráfica #TrieEstimar, diseñada junto a Luis Demano para promocionar el Programa Contexto de la Universitat de València contra la violencia machista, la imagen gráfica de las tres últimas ediciones del aniversario de la Universitat Popular de València o el cartel «L’horta és vida».

¿Cómo surgió una idea tan potente como la del pez-cámara?

Como pasa en muchos casos, fue fruto del azar. Dedico mucho tiempo a la fase de ideación y bocetaje antes de pasar al ordenador, combinando bocetos e ideas rápidas con frases y conceptos que puedan establecer conexiones entre sí. En uno de esos momentos, cuando estaba atascado y necesitaba pensar en nuevas alternativas a lo que estaba planteando, me fui a lo básico y dibujé el clásico icono de la cámara; coincidió que, justo en esa página, tenía dibujadas unas piedras de playa, y fue entonces cuando el cerebro hizo ese «click» que se completó al ver la similitud de la cámara con un pez. Es una sensación maravillosa cuando, durante el proceso creativo, tu cerebro ve finalmente algo que puede funcionar. La angustia al ver que no das con la solución se transforma inmediatamente en energía para terminar de dar forma a todo, tanto gráfica como conceptualmente.

¿Qué has querido transmitir con la imagen diseñada?

Tenía varios objetivos tras reunirme con la organización de la Mostra. Uno de ellos era crear una imagen con la que la sociedad en general pudiera sentirse identificada. Buscaba una imagen agradable y fácilmente reconocible, pero que se apoyase sobre un concepto de peso. Una gráfica fácilmente asimilable pero cargada de simbolismos. La imagen se basa en la idea de trampantojo o ilusión visual: nuestro cerebro transforma un pez en una cámara, así como transforma fotogramas estáticos en secuencias dinámicas. Era importante para mí establecer una relación entre cine y grafismo, crear conexiones semánticas más allá de la imagen utilizada. Y la piedra como metáfora de un festival sólido, asentado y pulido por los años tiene también mucha importancia.

Además, propuse a la organización potenciar un hashtag que, hasta ahora, habían estado utilizando tímidamente, pero que me parecía muy acertado para que el festival pueda ganarse a la sociedad en general: #LaNostra. Como todo suma, este hashtag también ayuda a crear identidad, que era otro de los objetivos clave que me transmitieron desde la organización.

 

¿Qué factores tuviste en cuenta a la hora de diseñar la imagen (que se trataba de un festival de cine, su relación con el Mediterráneo, que debe ser algo que la gente debe asociar enseguida con la Mostra nada más verlo,…)?

Sí, todos esos y algunos más que son básicos. Pero uno al que le he dado especial importancia es la cantidad y variedad de soportes sobre los que se va a aplicar la imagen. No se trata de diseñar un cartel, aunque esta a priori se pueda considerar la pieza más visible, sino de conceptualizar y solucionar gráficamente una imagen que luego irá aplicada sobre multitud de soportes. Las diferentes variaciones de los objetos encontrados sobre el motivo del pez-cámara ayudan a crear una imagen reconocible sobre cualquier soporte, pero permiten a la vez «jugar» mucho con la percepción de los viandantes. En cada modelo de mupi podemos utilizar diferentes motivos, en las aplicaciones verticales el movimiento de los elementos puede ser diferente al de las aplicaciones apaisadas, podemos llenar València de banderolas con peces-cámara que crean secuencias animadas en el cerebro del conductor, el gif animado nos abre más posibilidades y crea una nueva conexión con la animación propia del cine, etc. En definitiva, se trata de dejar la puerta abierta a múltiples necesidades.

¿Cómo ha sido el proceso de elaboración? ¿Probaste muchos elementos marinos antes de elegir los que aparecen (concha, piedra,…)?

Como comentaba antes, dedico muchas horas a asimilar, conceptualizar, bocetar, descartar y seleccionar antes de la ejecución gráfica. En momentos de dudas, he pedido opinión a colegas profesionales y también a mi entorno más cercano. Y sí, por supuesto, he tomado diferentes caminos y los he descartado antes de llegar a la solución definitiva. Cuando te enfrentas a un proyecto de esta envergadura, a la presión propia de solucionar el encargo cumpliendo con el briefing del cliente y dentro del plazo, debes sumar el hecho de que se trata de un proyecto mediático, con lo que quieres dar lo mejor de ti.

¿Qué papel (más allá del informativo) desarrolla la tipografía en la imagen y por qué la has elegido así?

La composición tipográfica, obviamente, vino después de la solución gráfica. Las imperfecciones y texturas del elemento central, los detalles de los objetos fotografiados y la sensación general de imagen amable y cercana requerían contundencia tipográfica, geometría y sencillez para equilibrar el conjunto. Sobre esa premisa, podría haber optado por multitud de tipografías. Sin embargo, la elección final se debió a dos características: la primera, puramente formal, fue que ciertas formas de las letras (por ejemplo, las curvas de la «c», el círculo característico de la «r» o la diagonal radical del número 4) recuerdan a las curvas, al ojo y a las diagonales del pez-cámara. La segunda y más importante, fue funcional: se trata de una familia tipográfica con multitud de pesos y variantes, algo muy útil de cara a desarrollar algunas piezas especialmente complejas por su contenido, como por ejemplo el programa de mano con toda la información sobre el festival, el cual, por sus características, requiere de una familia completa y versátil que cuente por ejemplo con versiones condensadas.