Belén Bermejo en la librería Intempestivos de Segovia, delante de sus fotografías expuestas.

Belén Bermejo es editora de narrativa y poesía en Espasa, filóloga y, a veces, fotógrafa.

¿Somos lo que leemos?

Sería maravilloso que así fuera, pero no. La lectura y los libros son parte de la vida, pero la vida, afortunadamente, es mucho más que eso. Yo creo que soy lo que leo y lo que no leo, lo que vivo, lo que contemplo, lo que escucho y mil cosas más. Hay una cierta tendencia a confundir vida y literatura, pero cualquiera que haya leído el Quijote o La señora Bovary sabe que es una conducta arriesgada.

Un libro de tu infancia.

Desde que era pequeña he leído desordenadamente. Mi madre, que fue maestra y muy lectora, era socia del Círculo de Lectores y en mi casa siempre ha habido libros. Yo paseaba frente a las estanterías repletas de volúmenes e iba cogiendo, sin ningún criterio formal y sin considerar si eran lecturas recomendables para mi edad o no. Esos años se difuminan un poco en mi memoria, pero recuerdo con nitidez una biografía de Madame Curie que me fascinaba y releía constantemente, y todos los libros de Enid Blyton, sobre todo la saga de Santa Clara y la de Torres de Mallory, Los Cinco y Los Hollister, y toda la colección de Puck, de Lisbeth Werner.

Un libro de tu adolescencia.

Mujercitas, de Louise May Alcott; pero también todos los títulos de la Colección Violeta, de la editorial Molino (novelas cuyas protagonistas siempre eran mujeres trabajadoras; conservo dos ejemplares de esa época: Ana, aprendiz de periodista y El debut de Laura); y todos los títulos de Agatha Christie y los tebeos de Esther y su mundo, de la gran Purita Campos, que en la actualidad es autora mía, de lo cual estoy muy orgullosa.

Un libro de tu juventud.

Las lecturas de mi juventud son las lecturas de mi carrera, Filología Hispánica. Entre mis escritores favoritos de aquella época figuran Borges, Galdós y Juan Goytisolo. Inmediatamente después de acabar la carrera, descubrí la literatura británica decimonónica y los clásicos modernos.

Un libro actual.

Me encuentro más a gusto en el siglo XIX.

Un libro de siempre.

Cualquiera de Jane Austen.

Un libro por leer.

Muchos y más autores que libros. De los que pueden considerarse canónicos, por decirlo de alguna manera, Proust, Bolaño y Joyce, por ejemplo. A cambio, he leído la Pamela de Richardson, que es una novela que no lee nadie y me gusta e interesa infinitamente más.

Un libro que no pudiste acabar de leer.

Muchísimos. Hace años terminaba todos los libros que empezaba. Ahora no. Ahora, si no me gustan, los abandono sin ningún miramiento. Dejo de leer muchos por varias razones: o no me interesa lo que cuentan o no me gusta cómo está contado o el libro está mal editado, mal corregido o mal traducido. Este mismo verano no he podido acabar dos, y eso que no arriesgo ni lo más mínimo con mis lecturas.

Un libro que te gustaría haber editado.

El olvido que seremos, de Héctor Abad Faciolince; Stoner, de John Williams; y la tetralogía La amiga estupenda, de Elena Ferrante. En poesía, cualquiera de los libros de Pedro Casariego Córdoba.

Un libro que te gustaría que existiera.

Si lo supiera, no lo diría. Soy editora y nuestra tarea es encontrar nuevos libros maravillosos para los lectores.

Tres cosas que te gustan más que leer.

Dependiendo del momento, hacer fotos, estar con gente que quiero e ir a Biarritz y Donosti.