Inma Sánchez Casabán. Foto: Félix Zamarra.

Me llamo Inma Sánchez Casabán. Inmeta para los amigos y redes sociales varias. A lo mejor te suena mi cara de vernos en algún concierto. Bajita, cámara en mano, primeras filas… ¿Nada? Bueno, pues a lo mejor es de la radio. Durante cinco años estuve al frente de una locura radiofónica que se llamó Cajón de Traste. Ese pequeño espacio me permitió divertirme y aprender muchísimo de música, con un equipo variopinto y genial (Hola Sara, Luis, Gema y Juan). Pero, sobre todo, conocer a muchísima gente de esa llamada “escena musical valenciana”: músicos, prensa, promotores… Cerramos esa etapa porque cuesta compaginar las cosas que haces por amor al arte, con aquellas que pagan facturas. La vida y tal. Aunque si hay algún directivo leyendo, estamos abiertos a ofertas (guiño, guiño).

Soy una periodista que ha hecho un poco de todo: radio, comunicación corporativa, fotografía y marketing digital. Creo que la etapa laboral que más disfruté fue poniendo en marcha Ràdio Torrent. Crear programas de la nada, hacer de guionista, locutora, técnico, coordinadora de colaboradores y hasta chica de los cafés si se terciaba, agota pero curte muchísimo. Pero ya saben, medios públicos y cambios de gobierno hacen que tengas que decir adiós a tu empleo de un día para otro.

Cansada de la precariedad, he decidido que lo mío es el deporte de riesgo y me he lanzado al apasionante mundo del autónomo. Que sí, lo digo en serio. Quiero creer que todavía es posible sobrevivir haciendo lo que te gusta. Así que ahora mismo ando poniendo en marcha un par de proyectos relacionados con la comunicación y la fotografía porque son las cosas que me dan la vida. En las próximas semanas, estaré presentando el IV ciclo de acústicos de Radio Manises. Y esas tardes de volver a ponerme delante de un micro son la felicidad.

Adoro la música en directo, porque durante esa hora el mundo se para y no hay nada más. Tener cerca el mar, especialmente en invierno, me recarga pilas. Y creo firmemente que pasar el sábado por la mañana de esmorzaret con amigos, debería ser elevado a la categoría de derecho fundamental en la constitución. ¿Entonces no nos conocemos? Espero que después de este vermut, un poco sí.

Un disco: Podría cambiar la respuesta según el día, así que me salto las normas y me quedo con tres que por algún motivo han sido especiales. El Álbum Rojo, de The Beatles, porque con 6 años ya me gustaba llevar la contraria: mi padre decía que me gustaría y yo, solo por fastidiar, decía que nada de eso. Obviamente en pocos años le di la razón y nos ha acompañado en viajes largos y otros momentos clave. De la época adolescente, Version 2.0, de Garbage me alucinó. Y como Standstill tenían que estar, me quedo con el Adelante Bonaparte. Buen disco y mejores recuerdos.

Una película: The Royal Tenenbaums me encanta, El Apartamento es una joya a la que vuelvo de vez en cuando y sigo riéndome con El jovencito Frankenstein como el primer día. Aunque también confesaré que uno de mis placeres culpables son las películas de Marvel y disfruté como una niña pequeña viendo Capitana Marvel.

Un montaje escénico: Reconozco que las artes escénicas son mi asignatura pendiente y voy al teatro menos de lo que me gustaría, pero me quedo con Autorretrato de un joven capitalista español. En una época en la que buena parte de la sociedad tiene la piel tan fina que llama al boicot, a poner denuncias a humoristas e intenta prohibir lo que no le gusta, creo que montajes así son necesarios. Aunque solo sea por chinchar.

Un libro: Cosas que los nietos deberían saber, de Mark Oliver Everett. Será el momento fan, será que con él entiendes mejor algunas de las canciones de Eels, pero es un libro que me ha gustado leer y releer en distintos momentos.

Una serie de tv: Como con el disco, la respuesta podría variar. Pero una de las últimas series que me ha tenido enganchada ha sido Broadchurch. Las interpretaciones de David Tennant y Olivia Colman son maravillosas. Y sobre todo, la tercera temporada me parece fantástica por la crítica a la cultura de la violación y por cómo refleja otros aspectos como la culpabilización de las víctimas o las nuevas masculinidades, que son tan necesarias para que todo cambie.

Una serie de dibujos de tv: Netflix ha hecho mucho bien en la animación para adultos. Bojack Horseman te vapulea. Aggretsuko te arranca la carcajada, con esa secretaria explotada que necesita sacar su ira cantando death metal. Y para los ratos muertos, nada como un capítulo del humor absurdo de Gumball.

Una revista: ¡La Gramola!

Un icono sexual: La croqueta de cocido de Los Madriles.

Una comida: La fideuà de la mamma, especialmente, en Viernes Santo cuando reúne al clan Casabán en pleno.

Un bar de Valencia: Bodega Fila.

Una calle de Valencia: La plaza de Sant Bult. Conocía los alrededores, pero no fue hasta hace pocos años, cuando la descubrí por sorpresa camino del Gestalguinos.

¿Con quién te tomarías un vermut? Si se puede usar el Delorean, escogería a Conxeta la vaquera. Tengo pocos recuerdos de mi abuela y, por lo que me cuentan, sé que la charla con ella habría dado para más de un vermut.