Amalia Ulman.

De Instagram al CCCC (Centre del Carme Cultura Contemporània ), la creadora internacional, Amalia Ulman (Buenos Aires, 1989) invita a los públicos a formar parte de su famosa performance Privilege con la que ha revolucionado las redes sociales creando relatos ficticios, en los que se cuestiona la construcción de la personalidad y el yo virtual.

Desde 2015 Privilege ha saltado desde las redes sociales hasta la 9ª bienal de Berlín y pasado por ciudades como Londres, París, Buenos Aires o Shanghai. Hasta el 21 de noviembre el CCCC presenta una nueva instalación, un nuevo capítulo de este relato, titulado «Fauna de las Cuatro Torres».

Para el director del CCCC, José Luis Pérez Pont, Amalia Ulman es “una joven creadora que en los últimos años ha revolucionado el ámbito de la performance y del net art, generando un discurso propio, con una gran capacidad de conexión con los públicos, a través de las redes sociales, y esta intervención, que ha sido producida por el Centre del Carme, nos permite seguir investigando los nuevos códigos del arte contemporáneo y de la cultura centennial, como ya venimos haciendo con nuestro proyecto El Dormitorio en el que se analiza la influencia de las redes sociales en el arte actual donde Amalia Ulman ha sido pionera”.

Para los comisarios de la muestra, Ali A. Maderuelo y Julia Castelló, Ulman «es una de las artistas internacionales más interesantes. Fue la primera en utilizar Instagram como herramienta para sus performance de una forma muy innovadora. Su primer proyecto Excellences & Perfections se hizo viral en pocos días”.

Privilege es una performance en vivo y en línea que la artista sigue expandiendo en una amplia variedad de formatos. En ella, Amalia Ulman muestra una versión hiperbólica y casi esperpéntica de sí misma, apareciendo como una mujer de negocios, siempre en la oficina o entornos similares.

En este proyecto, la artista pone en cuestión el estatus y la inestabilidad del yo, la noción de autenticidad, la relación entre realidad y ficción, y las relaciones sociales y laborales contemporáneas. “Durante la performance, Ulman creó una incesante serie de materiales visuales, desde mostrar su supuesto embarazo hasta la presencia de un alter ego, la paloma Bob, que reflejan la evolución de la cultura memética” explican Ali A. Maderuelo y Julia Castelló.

Aunque la protagonista de estos relatos es la propia artista Ulman reconoce que “se trata de personajes completamente ficticios cuyas historias han ido evolucionando muchas veces según cómo vemos que va reaccionando el público” y ha añadido que “en el caso de Privilege me llamó la atención esa estética de lo rancio relacionada con el mundo de la oficina”.

La estética conservadora y las oficinas sirven de telón de fondo para entrelazar toda una serie de temas de actualidad: las elecciones presidenciales estadounidenses de 2016, por ejemplo, que supusieron que la performance en Instagram hubiera de esperar al resultado final para reflejar acontecimientos imposibles de obviar. Otros elementos visuales aparecían en la performance —o, como ella ha llegado a describir (también para su primer proyecto en Instagram, Excellences & Perfections, 2014), “fotonovela”—: globos rojos, escaleras mecánicas, zapatos de marcas de lujo, ascensores, papelería elegante, aeropuertos… y el querido Bob, una paloma enigmática que entra un día en la oficina e, inesperadamente (también para la artista), gracias a su elocuencia, se hace casi con el protagonismo de la narrativa. Con un rol un tanto misterioso, en el que no se distingue si es un animal real o atrezzo, Bob acaba siendo una estrella con un cortometraje y un libro propios, el héroe de la clase trabajadora que debe afrontar toda una serie de estafas y timos, economías de apariencia, ascensos y caídas.

Ulman se sitúa en una oficina corporativa del centro de Los Ángeles para examinar la estética dominante del poder, de las ciudades que gobiernan nuestro comportamiento, y su legitimidad: la masculinidad y verticalidad de este escenario se desestabiliza con imágenes surrealistas o que quedan lejos de las expectativas que generan estos lugares de negocios, como la maternidad, la ironía o la entrada de Bob interrumpiendo toda productividad. El imaginario creado en este caso —a diferencia de su anterior proyecto, en el que seguía unas líneas mainstream y una serie de tópicos o estereotipos, una presentación propia de las redes sociales para conseguir más seguidores— resulta más activo: se trata de una estética creada por la propia Ulman, haciendo una sátira de sí misma. A partir de técnicas de propaganda, un esquema de colores muy específico, una selección de objetos y un compañero como Bob, el proyecto es, en este caso, más fácil de situar en el terreno de la ficción.


Seis años después, las intervenciones continúan fuera de las redes sociales. En «Fauna de las Cuatro Torres», Ulman interviene totalmente el espacio con tupidas cortinas y moqueta cubriendo el suelo. A esta escenografía se le añade un segundo plano: una plataforma elevada y separada del público por unos bolardos. Las protagonistas: dos corbatas gigantes. El telón provoca que el espectador esté delante y detrás de la obra de teatro, que se convierta en actor de la performance. Como en otras instalaciones de Privilege, la artista consigue que el visitante forme parte del propio escenario.

El título de la instalación apunta al lugar donde fueron documentadas las corbatas: Chaoyang, un distrito de la ciudad de Pekín. Allí se encuentran la mayoría de las embajadas, más de la mitad de agencias de negocios extranjeras de la ciudad y miles de empresas internacionales.

El gesto de las redes sociales aumenta de escala en esta instalación inmersiva, se vuelve objeto. La corbata, como elemento señalado, vuelve a poner el foco de la performance en la masculinidad, los clichés, los estereotipos. La parodia continua a través de las dos fotografías que acompañan la escena: la business woman es ahora cobradora del frac. Estas imágenes adelantan la investigación actual de Ulman, que supone una continuidad en torno a esa interrogación sobre las relaciones sociales y laborales, y también en el uso de su propia imagen para poner en cuestión la noción de autenticidad o en la persistencia en la relación entre realidad y ficción.