Este proyecto de Rafa Alarcón Producciones para la Direcció General de Cultura i Patrimoni de la Conselleria de Cultura i Esport, con la colaboración de Russafa Escènica, se presentó en la última edición del festival, quedando relegadas sus representaciones a cuatro únicas funciones en la iglesia desacralizada de San Miguel de los Reyes. Un complejo monacal que, por su pasado como antigua cárcel, aportó un contraste a la temática de la obra.
Esta semana, la sala situada en el Carrer Dènia nº55 acoge el estreno de la versión para teatro de este espectáculo, para la que Cardeña ha mantenido un elemento esencial para lograr la empatía y emoción del público. Los asistentes van a sentarse únicamente en las primeras filas y en unas sillas colocadas en el propio escenario, que se transformará en un patíbulo. El objetivo es que puedan ver de cerca a los personajes, disfrutar de los matices de la vivencia que los actores tienen de unas historias tan conmovedoras como verosímiles.
«La proximidad es esencial en esta obra porque lo que comunican los personajes no es meramente declamatorio. Se experimenta de manera contenida, permitiendo que la emoción emerja a través de pequeños gestos y miradas, perceptibles gracias a la cercanía con los actores. Además, representa una metáfora sobre cómo juzgamos a aquellos a nuestro alrededor y cómo nos adentramos en su privacidad para formar opiniones sobre asuntos tan personales como el amor o la elección de pareja», comenta el dramaturgo y director.
Con dos funciones diarios de jueves a sábado a las 19 y 21 horas, y uno los domingos a las 19h, el aforo se limita a 60 personas por representación para no romper la intimidad de una puesta en escena que cuenta con música en vivo a cargo de Sylvie Berger, quien con su viola irá ambientando el paso de unas historias a otras.