El dramaturgo Paco Nieva decía de La relevancia de llamarse Ernesto que era como un «sueño teatral perfectamente orquestado, una comedia mordaz y extravagante que resplandece con la misma belleza y surrealismo que una rosa floreciendo en un jardín vertical». Oscar Wilde, con su agudeza habitual, nos ofrece un retrato cáustico y divertido de la hipocresía social en esta obra.

De manera premonitoria, apenas tres meses después del estreno de esta comedia, Wilde fue acusado de indecencia por su vida personal y sentenciado a dos años de cárcel. Esta obra maestra revela los enredos amorosos y las vidas secretas de dos jóvenes británicos, exponiendo así la hipocresía en la sociedad de la época.

El autor, adelantándose a las vanguardias del siglo XX, ya había criticado la hipocresía de una sociedad cada vez más opresiva en cuanto a la vida privada de sus ciudadanos. Su detención y condena marcaron el declive de su brillante carrera.

Foto: Pablo Lorente

El 4 de mayo, Rambleta presenta esta genial comedia, dirigida por David Selvas, que mantiene intacta la sátira independiente y audaz de Wilde, un clásico que sigue siendo relevante en la actualidad. El elenco cuenta con Pablo Rivero, Silvia Marsó, Ferran Vilajosana, Paula Jornet, Gemma Brió, Albert Triola y Júlia Molins.

Selvas destaca que Wilde teje un entramado de sabiduría dramática e inteligencia vital, confrontando al espectador con la verdad y cuestionando los límites y la autocensura personal. La obra aborda temas como el amor, el deseo, la identidad y, especialmente, la libertad, tan apreciada por Wilde y que finalmente le condujo a la prisión.

Aunque la obra se presente como una comedia luminosa, subyace en ella una pulsión de muerte, según el director. La reflexión de Wilde sobre la existencia y la importancia de la libertad resuena aún hoy, recordándonos que solo vivimos una vez y que nuestra estancia en este mundo solo cobra sentido si alcanzamos la plenitud de la libertad personal.