Sala Russafa estrena En la cocina, una obra coral que reflexiona sobre la deshumanización del mundo laboral.

Del 20 al 22 de junio, Sala Russafa presenta En la cocina, estreno absoluto dentro de la XIV edición del Festival de Talleres de Teatro Clásico. Se trata de una versión actualizada del texto escrito en 1957 por Arnold Wesker, una pieza emblemática del llamado kitchen sink drama, corriente que situaba la acción en espacios cotidianos con personajes realistas. La obra refleja, sin heroicidad ni sentimentalismo, las tensiones del mundo laboral y las rutinas invisibles de la clase trabajadora.

La versión y dirección corren a cargo de Iria Márquez, docente del Taller de Interpretación para no profesionales nivel avanzado que imparte en la Acadèmia Escènica de València. El montaje es fruto del recorrido formativo de un grupo de estudiantes que, tras años de aprendizaje, han alcanzado la madurez interpretativa necesaria para abordar esta pieza de gran exigencia coral.

La acción se sitúa en el restaurante Marango, donde durante algo más de una hora, una docena de personajes trabajan entre fogones, utensilios y prisas, compartiendo también inquietudes, frustraciones y aspiraciones. El montaje busca captar la tensión de una jornada laboral en hostelería sin necesidad de recurrir al conflicto dramático tradicional, apostando por el naturalismo y la representación de lo cotidiano como espectáculo.

«Es una obra coral muy interesante porque todos los personajes están en escena al mismo tiempo», explica Márquez. La puesta en escena se apoya en el vestuario y los gestos para construir una atmósfera realista: el murmullo constante, el ruido de ollas y cuchillos, la presión que crece con cada comanda. Todo ello sin mostrar nunca al cliente, pero haciendo que su presencia se sienta a través del ritmo.

Wesker escribió la pieza inspirándose en sus propias experiencias como trabajador de cocina, dando voz a una clase trabajadora a menudo invisible. Sin sentimentalismo ni heroicidad, En la cocina refleja la deshumanización del entorno laboral, vigente tanto en los años 50 como en la actualidad. Lejos de los shows culinarios de moda, el montaje rehúye la espectacularidad para centrarse en las pequeñas acciones y tensiones reales de quienes sostienen el servicio desde la trastienda.