Moira

Entre las tres moiras de la mitología griega (Cloto, Láquesis y Átropos) y la actriz Marilyn Monroe se puede pensar que media un abismo. Y así seguiría siendo si no se hubiera cruzado Jon López en el camino de todas ellas. No hay reto que se imponga a la creación. Las moiras eran divinidades que controlaban el destino de las personas, incluso después de muertas. Marilyn no pudo dominar el suyo propio. Esa conexión ha desembocado en la obra «Moira». Dirigida por el propio López, también responsable de las coreografías junto a Cristina Reolid, se trata del primer montaje del colectivo Led Silhouette, estrenado en el Festival 10 Sentidos.

¿Por qué «Moira»?

Jon López- Siempre me he preguntado si somos nosotros quienes decidimos nuestro destino o es él quien decide donde llegamos. Las moiras eran seres mitológicos que de alguna manera representaban en la antigua Grecia el presente, pasado y futuro. Ellas eran quienes decidían cuanto duraba la vida de cada ser y llegué a plantearme cómo sería una visita directa del destino y poder tenerlo delante de ti.

¿Qué posibilidades narrativas ofrece un tema con el suicidio?

Se plantea el suicidio como una transición, no como algo físico, es más bien la toma de una decisión en un momento determinado. Es ahí cuando aparece la idea del suicidio, cuando el ser humano decide acabar consigo mismo. Quería lograr que el publico llegara a estar cerca del personaje, de unos personajes que van a la deriva.

¿Por qué elegisteis la figura de Marilyn Monroe como eje argumental?

Marilyn apareció como una referencia después de plantear la idea del suicidio, ya que es un personaje mediático que la mayoría conocemos. Te inspiras de las cosas que más te impactan. Para mí, inconscientemente es la mujer y ella fue toda una revolución en esa época. Los hombres nacemos con privilegios, no tenemos que pensar cómo vivir mientras nos miran y para mí este personaje femenino es más rico y complejo. Precisamente en su historia, la toma de decisiones fue algo impuesto, creo que por la dualidad que existía entre el mito erótico de los años cincuenta y la persona que estaba detrás del personaje. Su «doble personalidad» creo que nos da pie a jugar entre diferentes estados de animo a lo largo del espectáculo, aparte de ofrecernos una estética de los años cincuenta, viva y alegre, incluso algo irónica que nos aparta un poco de ese lado oscuro y melodramático que puede surgir al hablar del suicidio.

Su suicidio, además, siempre ha estado acompañado de algunas teorías conspirativas. ¿Suponía eso un atractivo extra a la hora de abordar la obra?

En realidad, de alguna manera el suicidio de Marilyn es un suicidio sin resolver y que a día de hoy provoca una gran controversia. Eso me permitía cierta libertad a la hora de plantearlo y contarlo desde mi punto de vista, revivir un poco esa toma de decisiones por las que tuvo que acabar con su vida. Para mí la muerte del personaje va más allá de una conspiración, más bien es un dilema emocional, una mujer que veía peligrar su dignidad e integridad moral por la imagen que había aceptado mostrar.

¿La montaña rusa de sentimientos que fue la vida de Marilyn fue un acicate inspirador a la hora de crear las coreografías?

El lema del festival,  «A lo caos», abordando un tema como la locura nos ofrecía encontrar esa bipolaridad que de alguna manera existía en la vida de Marilyn. Por supuesto, los altibajos en su vida son elementos que nos han ayudado a la hora de coreografiar y crear ciertas escenas para encontrar un poco el hábitat en cada una de ellas.

Eres el responsable de la idea, director y coautor de la coreografía. ¿Qué es lo que más te satisface de cada una de esas fases del proceso creativo?

Pregunta difícil. Como responsable de la idea, la evolución que ha tenido desde un comienzo hasta ahora. No es lo mismo como empezó en mi cabeza a lo que se va a presentar en el estreno. Al asumir, por primera vez, la dirección de una pieza, lo más satisfactorio ha sido el hecho de darme cuenta de lo que conlleva realmente, a pesar de ser la parte mas sacrificada también es la más satisfactoria, llegar a ver el resultado y poder tener la oportunidad de presentar algo propio a un nivel profesional. Como coautor de la coreografía, el hecho de emprender algo junto a Cristina, como punto de partida, hacia una búsqueda propia.

¿Qué ha aportado Cristina Reolid a «Moira»?

Cristina ha creado su propia personificación de Marilyn, ha logrado que el personaje vaya creciendo a medida que la pieza avanza. Siempre la he considerado una gran intérprete, a parte de conocer su gran creatividad a la hora de coreografiar. Es una pieza clave.

¿Cómo trabajas con los responsables de vestuario y escenografía? ¿Les das muchas pautas, total libertad,…?

Tenía desde el principio una estética bastante clara. Gira en torno al color rosa, «la vie en rose». Tanto Iñaki Cobos con el vestuario, como Mireia Soto en la escenografía, han sabido captar la idea partiendo de mis indicaciones .

La obra cuenta con un apoyo audiovisual..

Cristina y yo teníamos ganas de realizar un video danza y encontramos con este trabajo la oportunidad de hacerlo junto a Soraya Cledera, que es quien lo ha dirigido, a parte de utilizarlo para difundir la obra. Los días 20 y 21 se proyectará el video completo una vez finalizado el espectáculo.

«Moira» es una de las primeras producciones propias que realiza el Festival 10 Sentidos. ¿Cómo valoras este tipo de iniciativas?

Necesarias. Parece que cada vez hay más gente dispuesta a ofrecer apoyo a jóvenes emprendedores para llevar a cabo nuevas propuestas, siempre es difícil confiar en algo que no es conocido aún. En mi caso, el festival me ha dado la oportunidad de poder mostrar en el escenario un proyecto que tenía en mente, es una gran gesto de confianza puesto que ya nos conocen como intérpretes pero no como coreógrafos.

¿Supone una doble responsabilidad ser los beneficiarios de una de esas producciones propias y que al mismo tiempo sea la obra con la que la compañía Led Silhouette se presenta?

El hecho de presentarnos como colectivo con nuestro primer montaje en un festival de esta talla te hace asumir ciertas responsabilidades. Primero, estar a la altura dentro de una programación como la que el Festival 10 sentidos consigue en sus ediciones y por otro lado, el nivel de exigencia que nosotros mismos nos proponemos como punto de partida para Led Silhouette.