Imagen de la cuenta de Instagram de Banksy.

Ocurrió el pasado mes de octubre en una subasta de Sotheby’s. Se acababa de cerrar la venta de la obra Girl With Balloon, de Banksy, por 1,04 millones de libras (1,18 millones de euros), cuando de repente la parte inferior del marco se convirtió en una especie de trituradora de papel y empezó a destruirla a medida que se iba deslizando. Poco después el artista colgaba un vídeo en su cuenta de Instagram donde se podía ver lo sucedido y los preparativos.

Esta acción y su presunto valor creativo es la protagonista de nuestra pregunta. Responden Cristina Chumillas, Álvaro de los Ángeles, Lola Pascual y David de Limón.

¿Hay algo artístico en la destrucción por parte de Banksy de su obra Girl With Balloon, en la subasta de Sotheby’s, una vez fue vendida?


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Cristina Chumillas (Directora Artística de la Galería Pepita Lumier)

➡️ Para mí es la performance perfecta. El momento en que se destruye la obra es arte de acción en mayúsculas, porque además de buscar la provocación y la sorpresa, lleva una improvisación implícita incontrolable hasta para el propio artista (la obra podía no haber sido adquirida y nos habríamos quedado sin ver el maravilloso espectáculo) y cuenta con los tres elementos fundamentales: representación, escenario y espectadores. Redonda.

🔴 Álvaro de los Ángeles (Comisario de exposiciones y editor independiente):

➡️ De entrada, he de confesar que las casas de subastas me parecen el paroxismo del mercado artístico y son vehículos para el principal problema que tiene el arte de resultar creíble y aceptado entre una amplia mayoría de la población. El arte se ha “doblado como una palmera” ante los hechizos del mercado, es un hecho. En cuanto si hay algo de artístico en esa destrucción, que podríamos decir, se realizó a medias, nadando y guardando la ropa, yo entiendo que sí. Desde mi punto de vista, la acción destructiva, y por lo tanto iconoclasta de la obra, supera con creces la imagen misma que, por otro lado, es bastante simple e insulsa. El trabajo de Banksy tiene su potencial en una mirada crítica realizada en el espacio público. En el momento en que sus imágenes, convertidas ya en obras artísticas, se trasladan al interior de los templos del arte, su cualidad estética no deja de ser el eco de algo ya escuchado con anterioridad. Convertir un dibujo enmarcado (otro más, podríamos decir) en un dispositivo único de autodestrucción y que ésta se produzca en tiempo real en ese mismo espacio donde acaba de ser adquirida por una cantidad exacerbada, lo convierte en una acción de mucho mayor interés que el dibujo mismo. Soy consciente de que esta mirada optimista puede ser vista como una aceptación cínica de que así son las cosas y no podemos hacer nada para cambiarlas. Desde mi punto de vista, sin embargo, es justo lo contrario. Es esta acción la que resulta crítica con el propio contexto, aun sabiendo que la función instrumental del arte nada tiene que hacer contra la maquinaria aplastante del mercado, que todo lo asume a golpe de talonario. De hecho, la obra se revalorizó ipso facto tras su acción iconoclasta. Y tiene toda la lógica del mundo (al menos en el artístico) que así sea.

🔴 Lola Pascual (Pintora y profesora de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Politécnica de Valencia):

➡️ Inevitablemente, la acción de Banksy de destruir su propia obra poco después de que se subastara, nos lleva a hacernos esa pregunta que ya casi nunca nos hacemos de “qué es arte”. Es evidente que la idea de arte hoy está abierta a múltiples interpretaciones y por lo tanto puede ser “discutible”. El concepto varía con el paso del tiempo y también con las diferentes culturas, pero lo que no cambia es que siempre ha sido uno de los principales medios de expresión del ser humano, y que es producto de su sensibilidad y un reflejo de la sociedad en la que vive.

Podemos pensar que lo que pretende Banksy con esta acción es genialidad, vanidad, que es una estrategia comercial para cotizarse más, o que es un acto de rebelión frente al mercado del arte…. y la verdad es que puede ser un poco todo y está claro que Banksy pretende la provocación, pero en una sociedad como la nuestra, materialista y consumista, donde el valor del arte lo marca el mercado, esta acción plantea una cuestión que podemos destacar sobre las demás y es que se trata de una provocación que nos lleva a reflexionar “desde la acción del arte” sobre su comercio y valor. Pues qué significado puede tener destruir la propia obra, cuando esta ha alcanzado su máxima cotización, además en una subasta de un lugar como Sotheby’s, cuna del mercado y con el público expectante.

Duchamp decía que lo importante es la idea y en muchas de las manifestaciones artísticas contemporáneas se pierde incluso el interés por el objeto. Sobre si es arte o no es arte… a mí me interesa la acción por lo que conlleva de reflexión.

🔴 David de Limón (ilustrador, diseñador gráfico y street artist):

➡️ En mi opinión hay más de arte en lo que podríamos llamar “performance” de destrucción de la obra, que en la obra en sí misma. Dicha obra, Girl With Ballon (antes de ser destruida), era una reproducción de una de sus obras en la calle, en concreto, era de las más conocidas y queridas por sus seguidores. En el momento en el que se trasladó ese “diseño”, “ilustración” o “dibujo” de la pared a un formato, digamos transportable, papel o lienzo y se convirtió en un objeto con el que se puede comerciar, dejó de tener el valor artístico que tienen las obras de lo que conocemos como “Street art”. Perdió las características de arte público, gratuito, ilegal, efímero y también el factor sorpresa. Ese factor sorpresa es una de las características que me parecen más interesantes del Street art. Cuando una persona (que no es seguidora de este tipo de arte) camina por calles intervenidas por artistas de Street art, se encuentra con obras sin haberlo planeado ni decidido previamente, al contrario que cuando vas a un museo, galería o subasta de arte. Creo que Banksy, con esta “performance” ha recuperado ese factor sorpresa y lo ha trasladado de la calle a, nada menos, que una subasta en Sotheby’s, posiblemente uno de los lugares más vigilados y seguros del mundo, precisamente para que a las obras de arte no les ocurran “desgracias” de este calibre. Por otra parte, también opino que Banksy, de esta forma, recuerda a toda la gente capaz de pagar el precio de esa obra cuál es el origen de esa creación, ya que le añade también el factor de “efímero”.

La obra ha sido rebautizada por Banksy como Love is in the Bin y lo que también me llama la atención es el PODER que tiene sobre el arte el propio mercado del arte, siendo intrínsecamente eso, un “mercado”. Posiblemente ahora suba mucho más su valor económico, ya que si esta acción ha pasado directamente a la Historia del Arte, ha sido por el lugar donde ha ocurrido y el valor que esa obra tenía.