Reina 121 inaugura temporada con Entre lo blando y lo invisible de Antonio Portillo Carbonell y la performance de Marina Cardo López.

El Centro Cultural Reina 121 inicia su segunda temporada con la exposición Entre lo blando y lo invisible: Poética del cuerpo y otras formas de estar del artista valenciano Antonio Portillo Carbonell. La inauguración se celebra el sábado 6 de septiembre a las 20:00 h e integra la performance El Nombre Muerto de la artista visual Marina Cardo López, concebida como un diálogo entre ambas prácticas para acompañar y enriquecer la experiencia de la muestra.

La propuesta expositiva invita a mirar de cerca la memoria, los vínculos familiares y el territorio de encuentro. El recorrido se articula en torno a capas sensibles que descansan en lo cotidiano y en lo cercano a la piel del territorio, reforzando la línea de trabajo del espacio: acercar al barrio tendencias contemporáneas y miradas locales que dialogan con la ciudad y su gente. El programa se consolida así como un proyecto de proximidad dinamizador de la comunidad, coprogramado con el tejido social y cultural del entorno para construir vínculos a través de experiencias culturales.

En la performance inaugural El Nombre Muerto, Marina Cardo López plantea una lucha íntima contra lo irreductible: la estructura ósea, la memoria corporal y el linaje inscrito en cada vértebra. Su ejecución se integra en la apertura de la exposición y subraya los ejes conceptuales que recorren la muestra.

Nacido en València el 13 de julio de 1993, Antonio Portillo Carbonell desarrolla un trabajo que parte de una genealogía atravesada por oficio, memoria y comunidad. La fotografía analógica y la pintura de su abuelo materno, la costura y la confección de disfraces de su abuela, y el trabajo con metales y utensilios de su abuelo paterno se transforman en motores de creación que, sumados a su formación en Bellas Artes en la Universitat Politècnica de València, orientan una práctica centrada en los vínculos y el territorio.

Tras la muerte de su abuelo Antonio, el artista regresó a la antigua casa familiar en El Cabanyal, barrio que marcó su infancia y desde el que hoy articula su relación con la historia, la comunidad y las maneras de habitar el mundo. Su obra propone revelar lo íntimo y poner en diálogo lo personal con lo colectivo, expandiendo la mirada hacia una narrativa que nace de la experiencia del lugar.