Libro Boris Vian
A Boris Vian se le puede descubrir de muchas maneras y una tan válida como otra es en una librería de saldos. Allí por menos de dos cervezas,  te acompañaban a casa «Con las mujeres no hay manera», «Las hormigas» y «Que se mueran los feos». Eran ediciones de bolsillo de Bruguera. Los diseños de cubierta los coordinaba el argentino Neslé Soulé y entre los traductores tanta variedad como vidas marcadas. El escritor y poeta (como si lo uno no incluyera a lo otro) Josep Elías se encargó del primero de los libros citados en uno de sus últimos trabajos antes de fallecer (joven, como Vian) con sólo 40 años. La versión en castellano de «Las hormigas» la firmaba José Benito Alique, en su día pareja sentimental de la actriz Terele Pávez (y padre del único hijo de la artista) y después marido de la ex-ministra (y ex-socialista) Cristina Alberdi y fallecido en 2008. El tercero de los libros contaba con el trabajo de Tabita Peralta, cuya agitada vida y la de sus antepasados ya se encargó ella misma de reflejar en el libro «Retrato de familia», no editado en España.

Aquellos libros, y otros que vinieron después, revelaban a un escritor moderno, todoterreno, capaz de tamizar el tridente violencia, sexo y humor con su elegancia innata, amante de la buena música y con el apego a la vida que parecía privarle su delicado estado de salud. Boris Vian no sólo fue Boris Vian, también Vernon Sullivan o Boriso Viana o muchos más. Tampoco fue sólo un magnífico escritor, también fue poeta, trompetista, dramaturgo, crítico de jazz y unos cuantos puntos suspensivos.

Piscina-Molitor-La-vida-swing-de-Boris-Vian

Su poliédrica figura suponía el principal obstáculo para todo aquel que quisiera trazar una biografía condensada del autor. Christian Cailleaux (dibujos) y Hervé Bourhis (guión) aceptaron el reto, coincidiendo con el 50 aniversario del fallecimiento de Vian, y lo multiplicaron al elegir el cómic como soporte de la historia. El resultado, recuperado por Impedimenta para esa joyita que es su colección «El chico amarillo», es excelente.

Piscina Molitor_Boris Vian«Piscina Molitor. La vida swing de Boris Vian» genera una perfecta simbiosis entre el contenido (la vida del escritor francés) y el continente (la manera de contarla), contagiado el segundo del estiloso perfil que desarrolló Vian. El libro es como un distinguido set del mejor y más refinado conjunto de jazz, pero con espacio para los estribillos rimbombantes. Cailleaux y Bourhis miman cada viñeta, prefieren esbozar antes que apabullar con información innecesaria. Puede resultar paradójico si recordamos el ritmo de algunos libros de Vian, pero es que esta novela gráfica trata sobre su vida, no es la adaptación de ninguna de sus obras. Y esa atrevida opción (que seguramente decepcionará a los amantes de lo previsible) es la que impulsa la historia a lo largo de sus casi setenta páginas.

Conoceremos al Vian que calma sus dolores en la piscina, al que sufre los embistes económicos de bien pequeño, al que adora pinchar discos en las fiestas privadas, al que se carcome al comprobar las condiciones laborales de un trabajo alimenticio, al que estalla literariamente, al que tiene que enfrentarse a la absurda censura del momento, al que parecen molestarle su mujer e hijo y unos cuantos perfiles más. Siempre como si espiáramos las situaciones, sin juicios de valor ni intención alguna de participar en los acontecimientos. Como si abriéramos ventanas (o viñetas) y observáramos momentos puntuales de su vida. Todas esas piezas acaban formando un hilo conductor (a base de flashbacks), gracias al elaborado guión de Bourhis, que evitan que «Piscina Molitor» se convierta en un puzzle deslabazado y acabe siendo como un recopilatorio con los temas más importantes de Duke Ellington o Charlie Parker.