Barraca y tangana (Libros del K.O., 2018) recoge algunas de las columnas que cada lunes publica el periodista castellonense Enrique Ballester en las páginas de deportes del diario Levante-EMV. En ellas habla de fútbol sin hablar necesariamente de fútbol, igual que habla de la vida, de su vida. El libro cuenta con una magnífica portada de Artur Galocha (Director de Arte de las revistas Líbero y Retina) y con él hablamos de ella a continuación.
¿Cómo surge la oportunidad de hacer la portada?
Llevo unos cuantos años colaborando con Libros del K.O. haciéndoles portadas y a Enrique Ballester ya le había hecho la portada de Infrafútbol. Así que cuando decidieron publicar Barraca y tangana me pidieron que la hiciese yo.
¿Tuviste absoluta libertad para pensar la idea o el autor o editorial te dieron indicaciones o sugerencias?
Tuve total libertad, como siempre con Libros del K.O. Pero en este caso hablé con Ballester porque no sabía a qué se refería con “Barraca” (es plantar el autobús, futbolísticamente hablando) y porque al ser una recopilación de sus columnas no había un tema claro para jugar conceptualmente.
Alberto, de Libros del K.O., me sugirió algunas cosas que estuvieron presentes en el proceso de diseño de la portada pero que al final descarté. Y Enrique también dio ideas que quizá me sirvieron para llegar a esto. Pero vamos, que total libertad.
¿Cómo fue el proceso creativo hasta que tuviste clara la idea?
Ya conocía las columnas de Enrique Ballester, que leo siempre a través de sus redes sociales. Así que en este caso no leí el libro entero porque había leído muchas de sus columnas y conocía el tono y de qué tratan. Para otros como Fariña o La noche de la pistola, suelo leer unos cuantos capítulos o el libro entero si puedo.
La historia es que esta portada se me atragantó. Acabo de revisar los mails y son de junio de este año. Yo en mayo y junio tuve que hacer tres revistas sobre el Mundial de fútbol. ¡¡¡Tres!!! Retina, el especial de El País y Líbero. Y estaba saturado de trabajo y algo saturado de fútbol. Así que no me salía nada. Pero absolutamente nada potable. Trabajé con la estética de Una semana en el motor de un autobús porque en la editorial me comentaron que había mucha referencia a Los Planetas y al indie español de los 90. Yo creo que no hay mucho de eso, pero les debió llamara la atención. Así que me lié mucho con eso y no conseguía avanzar. Tenía esto y no me convencía nada:
La idea no estaba mal, que era negar el fútbol, esas barracas y tanganas que son parte del fútbol pero lo anulan. Pero hacía demasiada referencia a Los Planetas, ya que esa X de Javier Aramburu es la imagen del disco y casi del grupo. Parecía un libro de «El fútbol en Los Planetas». Todo mal.
Así que el día antes de la fecha de entrega, con todo el agobio, se me ocurrió rescatar el concepto de una ilustración que había hecho para Líbero un tiempo atrás. Era para una columna de Pedro Zuazua que se titulaba algo así como «Los goles que no recuerdo» y en la que rompí las líneas del campo a la altura de la portería para resaltar esa falta de memoria. En este caso ese romper con todo cobra el significado de negar el fútbol, romper con él, ensuciarlo con la barraca y la tangana. Se quedaron los colores de Una semana en el motor de un autobús como homenaje silencioso por nuestra parte.
¿Cómo fue la realización de la cubierta?
Muy sencilla. Muchas veces tiro de ilustración con objetos (Fariña, La noche de la pistola, Crónicas de la mafia, Hooligans ilustrados,…) y eso complica las cosas, porque hay que encontrar los objetos, modificarlos y fotografiarlos. Pero la ilustración vectorial lo facilita todo. Y en este caso es muy simple, lo que tiene fuerza es el concepto, pero la ilustración es simplemente coger un campo de fútbol y romperlo. Así que hacerla fue fácil. Lo difícil fue pensarla.
¿Qué querías reflejar con ese diseño?
Quería reflejar lo que comentaba antes. Los conceptos barraca y tangana «ensucian» el fútbol, lo rompen (aunque siempre nos gusta una buena tangana, jejeje). Pero en el imaginario colectivo son malos. Así que en el título, esos dos conceptos, rompan el campo, le da también a la portada una sensación de movimiento, de que algo está pasando.
¿Satisfecho con el resultado final?
Aunque costó dar con el concepto, estoy muy contento con el resultado. Además ese color plano limpio hace que destaque en librerías e incluso en redes sociales.
¿Qué crees que debe tener una cubierta para poder destacar en la locura de novedades que llegan cada semana a las librerías?
Creo que debe sorprender, llamar la atención. En España muchas editoriales tiene un diseño de colección muy cerrado. Esto da mucha coherencia, pero restringe mucho el diseño y el factor sorpresa. Una portada debe cumplir la función fática, es un «EH!» desde la estantería. Después, una vez que te asomas, debe contener información, pero lo primero es gritar en esa marea de libros. Y se puede gritar de una forma muy sutil, sin necesidad de grandes fotos o grandes títulos. Esta llama por el color y porque a los que nos gusta el fútbol nos atrae ver esos dibujos, ves un campo de fútbol y te asomas. Además sorprende, plantea la cuestión en el lector de «¿Qué le pasa a este campo? ¿Por qué está roto?». Creo que cumple esa función de atraer.