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Verlanga nació el 15 de abril de 2013. Este viernes cumplimos, pues, nueve añitos. Y para celebrarlo hemos decidido darnos un capricho y estrenar cabecera molona, sin garambaina alguna. ¿Para qué esperar a una fecha redonda como el décimo aniversario si nos apetecía ya?

El camarada Diego Obiol (Estiu) ha sido el encargado de llevar a cabo todo el proyecto. Y la verdad es que no pudo buscar mejor compinche para ello: Juanjo López. Que la mano que meció las letras de la expo ¡Visca / Viva Berlanga! en el MuVIM, del mítico (tristemente ya cerrado) bar Palentino, de Novedades Casino, de La seiscuatro, de la Familia Plómez, o de cervezas y sellos de discos (con lo que nos gustan ambas cosas), se haya encargado de acicalar las nuestras es todo un honor. Formar parte de esa familia es para celebrarlo con aplausos y bailes de breakdance cada mañana al levantarnos.

Juanjo López y Vermut.

Juanjo López y Vermú. Foto: Eva Mengual

Hablamos con Diego y Juanjo para que nos viviseccionen cómo ha sido todo el proceso de elaboración de la nueva cabecera, que no es porque sea nuestra, pero es que nos parece fetén.

¿Por qué Juanjo López?

Diego Obiol: Desde Estiu nos rondaba, desde hacía tiempo, por la cabeza la idea de encargar a Juanjo que nos diseñara la cabecera. Digo diseñara porque, en mi fuero interno, siempre he tenido la sensación de que no estábamos del todo conformes con los dos diseños, hasta ahora, que hemos tenido y que hemos resuelto internamente. Verlanga merecía una identidad con caché, que contara un poco ese imaginario que nos planteamos desde el inicio con la publicación: contar la ciudad, y la cultura que discurre por la misma, de una manera cercana a la calle. Sin altiveces ni snobismo.

¿Qué queríais que se contara con la nueva identidad?

Diego: El encargo a Juanjo, desde el principio, contemplaba referentes populares que conectaban con la calle. Surgieron dos vías, una basada en los rótulos originales de las calles hechos en cerámica de los que quedan cada vez menos, y otro en el lenguaje gráfico de los rotulos comerciales (como bien documenta Juan Nava y sus letras recuperadas). Finalmente optamos por la segunda vía y perfilamos los dibujos que nos pasaba Juanjo hasta que llegamos a la propuesta.

Juanjo López: Diego tenía una idea bastante clara, su intención era mostrar Verlanga como algo muy callejero y pegado a la ciudad. Tenía en mente algo que pudiese ser el rótulo de una tienda de barrio abierta en los años 70 del siglo pasado. A mí esto de bucear en la estética tipográfica pasada me encanta, así que me subí al carro encantado».

Verlanga

¿Cómo ha sido el proceso de diseño / creación / elaboración?

Juanjo: Ha sido bastante ágil. Siempre me centro en llegar rápidamente al punto de estar bien alineado con el cliente, así que enviaba a Diego mis bocetos al móvil para ver su reacción inmediata antes de seguir dibujando, prefiero eso a mandar un correo y esperar una respuesta más meditada al día siguiente. En cuanto sé que voy por buen camino paso al ordenador, donde los bocetos necesitan repensarse y redibujarse mucho para no perder la espontaneidad del lápiz. Ahí ya los cambios fueron pocos e indoloros.

Diego: No deja de ser un encargo orientado únicamente al entorno digital, pero eso no quita que se le pusiera el mimo necesario que tendría una cabecera histórica. Y todo esto se redondea con una bola extra, que es el reestiling tipográfico y para el que, ya puestos, hemos contado con la vertiente de diseñador de tipos de Juanjo y su fundición Huy Fonts. Él nos ha provisto de la prima parlanchina que acompañará a la nueva marca, que es su tipografía Schotis. Una serif escocesa diseñada para una lectura cómoda en textos. Su diseño se basa en el estilo romano escocés del siglo XIX, pero está diseñado desde cero, con un aspecto más contemporáneo.

¿Tuviste presentes algunos referentes durante el trabajo?

Juanjo: Al principio, pensé en basarme en algún rótulo real, pero quería algo más libre. Como una tienda de moda venida arriba de extrarradio, un anuncio de Confecciones Amparo o Modas Alzira con un rótulo de plasticazo a la moda, basado muy remotamente en la psicodelia californiana.

 

Pues eso, plas plas plas y todos a hacer el waving.