Tomás Felipe «El Trinche» Carlovich es para Valdano o Menotti, uno de los mejores jugadores de la historia del fútbol argentino, aunque apenas jugó dos partidos en primera división. El Maradona que no fue. Habilidoso, fantasioso, elegante, inteligente, … un jugador lírico en palabras de Juan Carlos Montes, el exentrenador de Newell’s. E indisciplinado según antiguos excompañeros suyos.
Muy pocas fotos y apenas un registro audiovisual testifican la carrera de un hombre que solo quería jugar al fútbol sin importarle el eco mediático o vestir la camiseta de un grande. Carlovich es una leyenda en toda regla. El año pasado, el diario La Nación publicó un artículo en el que intentaba aclarar cuanto había de verdad y cuanto de mito en todo lo que se contaba sobre él. Concluyeron que muchas cosas no se podían comprobar. Tampoco hacía falta.
Existe un libro sobre él, un capítulo del programa televisivo Informe Robinson en el que se le entrevista, y una obra de teatro, El Trinche, el mejor futbolista del mundo. Interpretada por Claudio Garófalo y Lucas Ranzani, está escrita por José Ramón Fernández y Jorge Eines, quien también se encarga de la dirección y de contestar nuestras preguntas.
¿Cómo surge la idea de convertir a El Trinche en el protagonista de una obra de teatro?
Luego de una entrevista en Canal Plus, Luismi Hinojal me preguntó: “¿No conoces al Trinche? Pues mira el Informe Robinson”. Así lo hice y ese día supe que había nacido la obra sobre esa gran pasión que tengo, el fútbol, y que me faltaba escribir. Después le pedí ayuda a José Ramón Fernández y como es un gran amigo y excelente autor aceptó dármela.
En una entrevista declaró usted que el fracaso era gustarle a todo el mundo. ¿Cree que algo de eso había en El Trinche?
Probablemente él no sea consciente del verdadero valor de sus decisiones. Creo que lo que El Trinche quiso decir es: “No acepto que el triunfo mediático, económico o social me haga jugador de fútbol. Eso ya lo soy. Yo sólo quiero jugar y si para eso tengo que fracasar en lo social pues lo asumo”.
En España, Carlovich empezó a ser, relativamente, conocido gracias a ese Informe Robinson al que hacía referencia antes. ¿Qué proyección tiene (y ha tenido) la figura de El Trinche en Argentina?
Una proyección muy baja en los grandes medios y muy amplia en el afecto de la gente que lo vio jugar o que acepta el mito como algo que alimenta desde otro lugar diferente su pasión. El Trinche es el ídolo de una inmensa minoría.
¿Por qué fases pasó el proceso creativo de la obra?
Comenzó siendo un monólogo demasiado similar a La última cinta de Beckett. Ese primer texto se lo leí a Jorge Valdano, quien me dijo: “Tienes obra”, y me decidí a seguir. Cuando concluí, el hermetismo era exasperante. Tomé la decisión de hablar con José Ramón Fernández para que me diera su opinión sobre cómo resolver la distancia entre una palabra que definiera mi amor por el fútbol y que no solamente fura crítica con el fútbol. Él me propuso la aparición del periodista y fue una buena decisión, la obra tomó otro camino. Creo que sin el trabajo de José Ramón sería un material inabordable.
¿Ha participado el exfutbolista de alguna manera?
Tuvimos varias horas de charla. Él estuvo sentado junto a mí el día del estreno de la obra en el Teatro La Comedia de Rosario, Argentina. Y al acabar me dijo: “Creo que en esta obra he visto y oído cosas de mí que ni yo mismo sabía que sabía”.
¿Dio muchas indicaciones a Lucía Maisano sobre cómo quería que fuera la puesta en escena? ¿Había algo que tuviera muy claro al respecto?
Yo trabajo siempre con Lucía en los espectáculos que dirijo en Argentina, ella viene a los ensayos y vamos descubriendo juntos aquellos aspectos de la poética de cada espectáculo que hemos ido transitando juntos en los últimos años. El escenario remite a un mundo perdido que pudiera ser un vestuario, aunque más que nada el minimalismo de los objetos se cruza con la intensidad verbal y filosófica del Trinche.
¿Cómo fue su estreno en Argentina?
Normal. Nada que destacar que no sea el excepcional trabajo de Claudio y de Lucas, que expresa un universo que supera los límites de la palabra. El espectador queda muy enganchado con una poética pobre pero donde, incluso, hay lugar para construir un río donde se pescan libros, donde se canta ópera, donde se toca la guitarra. Un universo fecundo para hablar de la potencia habitualmente oculta del mundo del fútbol.
¿Encuentra alguna similitud entre el fútbol y el teatro? ¿Se vive en Argentina ambos con más pasión que en España?
En Argentina ambos son un fenómeno social donde la gente va al fútbol y al teatro con la camiseta puesta. En España el teatro es un entretenimiento y el fútbol es un fenómeno social. En lo técnico la pelota es la acción.
En el Valencia CF han jugado muy buenos futbolistas argentinos, además muy queridos por la afición del Valencia CF (Kempes, Piojo López, Aimar, Kily González, Ayala, incluso Otamendi que estuvo muy poco tiempo,…). Teniendo eso ganado, ¿cómo les convencería para que fueran a ver la obra?
Les apuntaría con una pistola y les obligaría a ir al teatro, de otra manera no creo que lo consiguiera. Hace años en El Saler, tuve dos charlas bastante fértiles con Pep Guardiola, al concluir la segunda de las charlas le regalé un libro de Jorge Luis Borges. Me gustaría creer que eso le cambió la vida cuando él dejó de jugar y se convirtió en entrenador e integró la pelota y la palabra. Hay poca gente de fútbol que lo ha conseguido.
¿Con qué equipos, futbolistas o entrenadores actuales disfruta viendo fútbol?
Con todos aquellos que aman la creación que da poseer el balón para construir belleza y a partir de ahí obtener resultados.
Usted que tuvo que huir de la dictadura argentina, ¿cómo vive el auge que está experimentando la extrema derecha?
Con dolor. La ideología es la forma en que uno lee la realidad y, a veces, la realidad se expresa con la vieja tendencia de negar la repartición de la riqueza como baluarte de justicia. Yo vengo de los años setenta y a mí me enseñaron que primero uno tenía que hacer lo que tenía que hacer y luego, si podía, ganar dinero con lo que hacía. Es lo que hago en el arte. Es lo que El Trinche hizo en el fútbol y es lo que me gustaría que los políticos hicieran en España, que también es mi tierra.