La Teta Calva no hace películas ni participa en combates de boxeo, pero es capaz de golpearte con alguna escena y convertir el punch en un recuerdo epidérmico. Cuando, además, el impacto tiene un amarre real, la huella se fosiliza y ayuda a entender mejor lo que te están contando. Sucedía con Penev, que radiografiaba la crisis y la resaca postfiesta pepera, cuando el protagonista que había vivido tiempos muchos mejores compraba los Reyes de sus hijos en una tienda de segunda mano. El helor que recorría al espectador alcanzaba a la butaca. La apabullante sinceridad y fuerza de aquel momento explicaba mejor lo sucedido que todos los artículos, libros, programas de televisión o manifestaciones existentes.
La Teta Calva lleva un 2021 trepidante tal y como lo recogían en un post en sus redes sociales. Seis producciones componen la collita. Seis alegrías para los espectadores y una necesaria reflexión de hacia donde se encamina el trabajo creativo. Un indicador de cual es la situación real de las artes escénicas más allá de premios y candidaturas a premios. Igual habría que cuidar más y mejor al sector. Pero, mientras, ellos hacen lo mejor que saben hacer, al tiempo que lo necesario para seguir vivos. Espaldas de plata llega al Teatre Rialto (del 3 al 6 de junio) esta semana.
Y vuelven a juntarse un periodo de nuestra historia y una propuesta escénica, con la seguridad de que la segunda radiografiará con intensidad a la primera. La obra se inspira en algo que sucedió hace unos años cuando la dramaturga María Cárdenas (50% de La Teta Calva) trabajaba como directora creativa de una agencia de València y le encargaron la campaña de Francisco Camps para unas elecciones autonómicas. Ella dijo no. Como otros lo hubieran hecho. Al igual, que otros hubieran aceptado. Alguien lo hizo de hecho. Esas son las arenas movedizas en las que se mueve «Espaldas de plata», con texto, dirección y escenografía de Xavo Giménez (el otro 50% de La Teta Calva), quien además comparte escenario con Leo de Bari. A todo esto, hay que añadir un gorila que se escapa del Bioparc o las canciones de Gener, Senior i el Cor Brutal, Petit Mal, Zendra o el propio Giménez. La historia vuelve a alzar el telón.