Valentina Calandriello y Naiara Herrero son las directoras y creadoras de La edad de la ciruela. Obra, que con texto de Arístides Vargas e interpretaciones de Garby Moya y Viviana Zappa, se estrena en la Sala Ultramar este jueves 13 de junio, donde permanecerá en cartel hasta el día 16.
La edad de la ciruela nos presenta a «cuatro generaciones de mujeres y sus maletas creciendo a la sombra del ciruelo del jardín, y varios interrogantes flotando en el aire como, por ejemplo: ¿Por qué será que una cree que no entregó a tiempo los afectos y no se da cuenta de que a los otros también se les hizo tarde para abrazarnos? o ¿Y si pudiéramos pausar el tiempo? Quizás entonces tendríamos el tiempo para observar lo que ocurre y comenzaría a sobrarnos el tiempo para hacer cosas que nunca hicimos; tomar una copita de vino de ciruela, poner al mal tiempo buena cara, aprender a montar en bicicleta o tener tiempo de darnos cuenta del tiempo en que nos tocó vivir».
Pero mejor que cualquier sinopsis siempre será más interesante acudir a las fuentes creativas originales. Nos sentamos en una butaca con Calandriello y Herrero mirando a un escenario que alza el telón en tres actos. O, mejor dicho, en tres preguntas:
¿Por qué La edad de la ciruela?
Valentina Calandriello- Buscaba una obra para dos actrices con las que quería trabajar y La edad de la ciruela llegó a mis manos por casualidad. La leí y me enamoré. Si los relojes solo marcan los momentos tristes pero de repente el tiempo se detiene, que ocurriría entonces? Una reflexión sobre identidad y raíces, través la mirada, los sueños y los secretos de cuatro generaciones de mujeres en la casa familiar. Una obra que celebra vida y muerte, como inseparables hermanas gemelas.
Naiara Herrero- Estábamos buscando una obra para una o dos actrices y cuando Valentina me enseñó el texto, me encantó. Hacía tiempo que tenía en mente hacer algo de realismo imaginario, incluso me había planteado varias veces adaptar Como agua para chocolate a teatro, por eso cuando leí La edad de la ciruela me gustó tanto. Te muestra una realidad aumentada, deformada por el paso del tiempo, que te hace soñar y no hay nada más bonito que soñar en el teatro.
¿Cómo fue el proceso creativo?
Valentina- Un constante descubrimiento. El mundo donde nos catapulta Arístides Vargas, es un viaje entre realidad y magia, vida y muerte, recuerdos e imaginación, donde las ciruelas se hace vino y las abuelas se emborrachan bebiendo el propio llanto. La colaboración con la codirectora Naiara Herrero, artista polifacética con la que tuve oportunidad de trabajar ya en pasado, hemos imaginado y literalmente construido cada pieza que crea el marco de esa historia donde las dos actrices, como en un juego infantil, pasan a ser niñas, madres, ancianas, ciruelas, recuerdos, fantasmas.
Naiara- La verdad es que el proceso creativo aún sigue. La obra la estrenaremos el jueves 13, estamos ultimando detalles, pero el teatro es un arte vivo así que seguro que la obra seguirá creciendo con el tiempo.
Es un texto lleno de imágenes y de imaginario, habla del tiempo y retrata distintos personajes, distintas mujeres, supongo que eso ha sido lo más complicado, dotar de vida propia e independiente a cada una de ellas y de coherencia, ritmo y unidad al conjunto con tan solo dos actrices. La parte buena es que tanto Viviana cómo Garby son unas actrices excepcionales y eso siempre ayuda.
La codirección también ha ayudado a ver las cosas con un poco de perspectiva y no perdernos en el caos. Y generalmente, por alguna razón inexplicable, cada vez que la almohada le chivaba una idea a una, la otra había tenido una idea similar.
El concepto estético y el diseño entero de la obra ha corrido de nuestra cuenta y cada elemento que aparece en escena es algo concreto y creado expresamente para la obra, con una historia y un significado. En la dirección actoral Valentina se ha encargado un poco más de los personajes y el trabajo de búsqueda con las actrices y yo del espacio concreto, movimientos y transiciones.
Si pudieráis pausar el tiempo, ¿qué haríais con ese tiempo que os sobraría?
Valentina- Si tuviera tiempo, lo que haría (a parte de dormir) sería buscar una una residencia de una semana para poder trabajar la iluminación in situ que en una obra así es fundamental y poder trabajar las sombras, la incidencia en la escenografía, el vestuario, etc.
Naiara- Creo que la respuesta a esto va a ser la misma por parte de ambas… ¡Dormir!
Pero probablemente me entretuviera creando cosas nuevas y metiéndome en berenjenales nuevos.