La omisión de la familia Coleman (Teatre El Musical, 17 y 18 de noviembre) cuenta la historia de una familia viviendo al límite de la disolución, una disolución evidente pero secreta; conviviendo en una casa que los contiene y los encierra, construyendo espacios personales dentro de los espacios compartidos, cada vez más complejos de conciliar. Una convivencia imposible transitada desde el absurdo devenir de lo cotidiano, donde lo violento se instala como natural y lo patético se ignora por compartido.
La obra nació en el Teatro Timbre 4 del barrio de Boedo de Buenos Aires. Como explica su autor, Claudio Tolcachir, fue “el fruto de nueve meses de ensayos diarios y madrugones en donde el grupo, ese maravilloso conjunto de talentos humanos, de actores sobrenaturales se entregó sin especulaciones a la gestación del que sería mi primer texto teatral”. Estrenada hace 13 años, ni el autor ni el elenco esperaba estar en cartel más de unos meses. “Solo queríamos mostrar orgullosos nuestro trabajo pero cada vez era más y más gente la que se acercaba a la sala. Y fueron más y más funciones. Luego vinieron los viajes, las giras, la construcción de una nueva sala, más grande, y más temporadas en distintos lugares del mundo, con subtítulos, sin subtítulos”, confiesa Tolcachir.
El argentino reconoce que La omisión de la familia Coleman es “mucho más de lo hubiéramos podido imaginar en cuanto a resultados. Recibir tanto reconocimiento es una alegría que nunca se nos naturaliza y nos sigue sorprendiendo. Pero lo que más me enorgullece es haber podido, como equipo, compartir esta convivencia con alegría. Deseamos que mucha gente conozca nuestro trabajo. Lo que nunca termina es nuestro deseo de seguir juntos”, concluye.