Como parte de la programación del Festival Visibles que, en su 9ª edición, desplegará su programación del 16 al 26 de mayo en diez espacios escénicos distintos, Fragmentos de una loca pasará por primera vez por València y se podrá ver el 18 de mayo en La Màquina.

Esta pieza de la formación catalana La Neura Teatre se sitúa en la intersección de la instalación, la performance y la autoficción, explorando la vivencia de una experiencia psicótica por parte de la artista, así como las causas que llevaron a su desencadenamiento y su posterior proceso de recuperación. Mediante el uso diversificado de lenguajes artísticos como el bordado, la sonoridad y la expresión corporal, la obra invita a sumergirse en el complejo universo de la salud mental.

Mireia Juanals, creadora e intérprete de esta obra que codirige con Gemma Ortega —que junto con Vanesa Peña (curadora y productora de la obra) conforman la compañía La Neura Teatre—, se encarga de explicarnos, a continuación, lo que es y lo que no es la obra.

Fragmentos de una loca es

➡️ Una historia en primerísima persona. Un intento de sanar, de dar coherencia. Es la aceptación absoluta de los monstruos que me llevaron al salto al vacío que es la locura y el terror de volver a empezar con una cabeza rota. Es una exploración desde una vulnerabilidad radical

➡️ La búsqueda en el escenario de un lugar donde poder unir los fragmentos que me quedan de mi propia historia y volver a construirme como persona, reconociéndome como mujer loca.

➡️ Un espacio donde se caen las máscaras, abandonando los personajes y la literalidad para entrar a un mundo poético trabajando desde la angustia, desde el fracaso y la mediocridad

➡️ Colectivizar una historia, politizar el sufrimiento, destruir el tabú.

Fragmentos de una Loca no es:

➡️ Una romantización del brote psicótico, ni una historia de superación, sino una experiencia en primera persona con sus luces y sus sombras.

➡️ Una obra moralista ni con pretensiones pedagógicas, sino una propuesta con una dramaturgia experimental enfocada en la intersección entre práctica artística y malestar mental.

➡️ Una representación sobre salud mental para cumplir una cuota, sino una obra desgarradora, real y visceral que nos obliga a revisarnos.

➡️ Una historia aislada que se separa del público, sino que lo activa y lo colectiviza, convirtiendo al espectador en agente activo.