Foto: Miguel Ángel Puerta

Foto: Miguel Ángel Puerta

«Paradero desconocido» es una novela epistolar de Katherine Kressmann Taylor, que se publicó en 1938, por entregas, en el New York Times. Las cartas que se envían dos amigos (papeles interpretados por Juanjo Artero y Juanjo Cucalón) sirven para trazar un perfil, más allá de la sociología, del auge y ascenso del nazismo. Junto a ellos, Sara Casasnovas y la pianista Rosa Blanco completan el reparto, que se sube al escenario, bajo la dirección de Laila Ripoll. El Teatro Principal acoge la obra del 2 al 6 de octubre. Del montaje, del teatro, de la televisión e incluso de los papeles que están por llegar, hablamos con Juanjo Artero.

Resulta curioso que en la nota de prensa de «Paradero desconocido» se destaque como gancho comercial, las series de televisión en que habéis participadado los 3 protagonistas de la obra, cuando durante algunos años, para los actores, esos trabajos tenían cierta mala fama, como si trabajar para la pequeña pantalla fuera una división inferior.
Para mí no, nunca ha sido así. A mí en el rodaje de una película me llegaron a decir la tontería de «joder, que bien controlas la cámara. No pareces un actor de televisión». Yo le contesté, «¿Perdona? Estamos trabajando en cine y tenemos sólo una cámara y dos páginas de guión para toda la mañana. En televisión estoy trabajando con 3 ó 4 cámaras y tenemos 15 páginas para rodar toda una mañana». Vamos, que donde yo he aprendido a estar delante de una cámara ha sido en televisión.

En la rueda de prensa has dicho, además, que no te molesta que te digan actor de televisión, aunque tú te consideras actor a secas.
No me siento mal si la gente me llama actor de televisión porque la gente es lo que se puede creer, porque es en televisión dónde más me han podido ver. Recuerdo en una entrevista que me preguntaron «¿Es la primera obra de teatro que haces? No, llevo 24» (risas). Aquella entrevista fue terrible, me quería atacar con aquello de que yo era «actor de televisión», y me ponía a Lola Herrera, que también estaba en la entrevista, como ejemplo. Y Lola le contestó que la televisión le parecía un medio maravilloso y que si se hubiera leído el dossier de la obra que representábamos («Seis clases de baile en seis semanas») sabría que yo ya llevaba muchas horas de teatro. Pero como digo, para mucha gente cuando volví a salir en la tele con «El comisarío» era como si hubiera estado muchos años sin hacer nada. ¿Qué se le va a hacer?

Televisión, cine, teatro y también webseries. Has participado en una de las de más calidad que se han hecho hasta ahora, «Libres», ¿cómo fue la experiencia?
«Libres» es de esas cosas que a mí me parecen una genialidad. Se nota que es una serie que no ha pasado por el barniz de ninguna televisión. Que sí, que habremos evolucionado mucho en España con las series, pero habría que ser más valientes y apostar por cosas nuevas como «Libres». Fue todo muy sencillo. Me llamaron, vi un ambiente genial y dije «quiero irme con ellos». Y me fui a los Pirineos a rodar. Una experiencia maravillosa. Y fíjate, gracias a «Libres» me llamaron para hacer una prueba de una película de Hollywood de un director que tenía un Oscar. Tremendo. Y quedé finalista. Una putada. Nunca sabes. Me podría haber dado más repercusión que diez años de «El comisario» o cuatro de «El barco».

Hablando de «El barco», ¿no tienes la sensación que a las series españolas se les mira con lupa y cualquier licencia del guión (que se puede perdonar a una ficción de fuera) es excusa para el ensañamiento?
Totalmente. «El barco» ha tenido un éxito internacional increíble. En Chile, en Rusia, donde por cierto van a hacer su propia versión, en Estados Unidos están negociando la compra de la idea,… Mira, la misma empresa de Zaragoza que se encarga de los efectos especiales, los hacen para las superproducciones norteamericanas. O luego hay críticas puntuales como «Es que no se les  acaba la comida». Hombre, pero es que nos has visto la serie. El barco llevaba comida para dos meses, y la serie termina después de tres meses de travesía, y el primer día ya se empezaba a ahorrar comida por lo que pudiera pasar. Claro, televisivamente habían pasado dos años, pero en la vida de ficción eran tres meses. Y, además, es que nos encontramos con el Queen America, que era un barco que llevaba latas de Coca-Cola y de productos Isabel. Que oye, que casualidad que llevara productos españoles, pero era quién nos patrocinaba (risas). Pero si analizas ves que la mayoría de críticas son por tonterías y porque no ven la serie.

Juanjo Artero_ Paradero Desconocido 01Has declarado que si te quedarán pocos días de vida y tuvieras que elegir sólo un medio para actuar, escogerías el teatro. ¿Que te aporta el teatro que no tienen la televisión ni el cine?
El público. El contacto directo. Lo que tú le das al público se transforma y te vuelve. Es como jugar al fútbol o hacerlo en la Play (risas). No, no es eso, es broma. El teatro es impresionante. Si eres actor es que es lo que de verdad te gusta. Estás ahí en medio y aunque esté sufriendo, yo estoy gozando.

Y como espectador, ¿qué crees que le hace falta al teatro?
Renovar su público. Hay que llevar a la gente joven al teatro. Y para conseguir eso, tiene que haber teatro de todo tipo, de todos los tiempos, pero tienen que verse reflejados. Yo convocaría un concurso de autores que escribieran obras para jóvenes. Y luego, a partir de ahí, ya irán entrando en Shakespeare y otros clásicos. Pero que empiecen con algo más básico. Porque es que el público de los teatros se nos muere, va envejeciendo y no hay un relevo.

Ahora estas representando «Paradero desconocido» una obra que…
Es muy difícil de explicar. Cuentas el argumento y la gente puede pensar «Uf, que rollo». Y claro, lo bonito no lo cuentas porque puedes desvelar algo. Es un mecanismo de relojería todo muy bien engrasado, pero por eso mismo, casi imposible de explicar.

Una obra de hace muchos años, pero cuyo trasfondo (crisis, resurgir de la extrema derecha,…) sigue, por desgracia, vigente hoy en día.Sí, la historia se repite. Y hay que estar alerta, porque no podemos pensar que somos mejores que los que ya lo sufrieron y no nos va a pasar. Lo que somos capaces de hacer en un momento dado, nadie lo sabe.

Juanjo Artero_Paradero Desconocido 02A la hora de abordar tu personaje, has tenido que sin compartir su ideología nazi, evidentemente, sí tener que llegar a comprender porqué actúa así.
Claro, he necesitado entender cómo mi personaje apoyaba algo así. Porque vale, a la gente la engañaron, pero ellos estaban convencidos de que Hitler era como Dios. Comprenderlo no lo comprendo, pero sí he llegado a entender que mucha gente después del Tratado de Versalles y lo que supuso para Alemania, se echara en brazos de un tipo que exaltaba los valores germánicos y criticara que se les estaba hundiendo. Si es que se había creado el caldo de cultivo para ello.

Y hacer un papel de estas características, ¿desgasta?
No. Te enriquece. Yo no me llevo los personajes a casa. Y, además es que yo disfruto mucho con el teatro. Puedo estar llorando en escena y estoy feliz. ¿Cómo me pasa eso? No lo sé, pero yo lo disfruto, aunque el personaje lo esté pasando muy mal. Porque, hombre, no es verdad lo que está ocurriendo. Leí una vez unas declaraciones de Al Pacino en las que decía que él se llevaba los personajes a casa y acabó atormentado, desquiciado, alcoholizado, y consiguió salir y ahora ya marca distancias con los personajes que interpreta. La vida es más bonita que todo eso, por supuesto.

¿Qué papel no has hecho y te gustaría representar?
Hay muchos papeles y muchas obras por hacer. Para Hamlet ya se me ha pasado el arroz, pero bueno, me la sé y la he hecho en casa (risas). No tengo ninguna preferencia.

 

Agradecimientos: LaLola Restaurante.