Ricardo Stracciari fue uno de los barítonos más importantes de principios del siglo XX. Por eso que el 10 de noviembre de 1915 fuera el encargado de inaugurar el Teatro Olympia, con «El Barbero de Sevilla», se convirtió en todo un acontecimiento en Valencia. Construído sobre el solar del antiguo Convento de San Gregorio, cumple este 2015 que apura sus últimos días, su centenario. Primero se programó ópera, más tarde llegó el cine, para a partir de 1983, y ya bajo gestión de la familia Fayos, ceder el relevo al teatro. Así hasta nuestros días.
Para soplar estas velas centenarias, nada mejor que ceder el protagonismo a esos profesionales que insuflan, desde el escenario, aire y razón de ser a los teatros. Hemos reunido un reparto de lujo. Cuatro actores (por orden alfabético: Ramón Fontseré, Emilio Gutiérrez Caba, Nathalie Poza y Maribel Verdú) y un director (Jordi Milán). Tienen en común haber trabajado alguna vez en el Olympia. Y, ahora también, haber respondido a las mismas dos preguntas que les hemos hecho. ¡Que se alce el telón!
Ramón Fontseré
¿Cómo valoras que el Teatro Olympia haya cumplido cien años?
Pues tal como están las cosas actualmente, que un teatro siga dando señales de vida es todo un lujo. ¡Hay vida más allá del futbol!
¿Algún recuerdo especial o anécdota relacionados con el Teatro Olympia?
Cuando hacíamos el «Columbi Lapsus», en el año 1989, antes de la función, se proyectaban en una pantalla que cubría todo el escenario, anuncios de propaganda. Nosotros esperábamos detrás de la pantalla para empezar la función. El anuncio de Marlboro con su vaquero con el rostro cuarteado por el sol y su música pegajosa nos retumbaba en los oídos hasta bien empezada la función cuya música era la de «El Barbero de Sevilla», de Rossini. Un contraste notable.
Emilio Gutiérrez Caba
¿Cómo valoras que el Teatro Olympia haya cumplido cien años?
En general, cuando un local teatral cumple un centenario siempre es una noticia grata para la cultura en general y especialmente para el público. Que Valencia conserve un local de esas características en el que se han hecho casi todos los géneros, desde comedia a ópera pasando por grandes espectáculos como los que hacía Enrique Rambal, que era un actor de Utiel, significa algo muy importante. Dice, también, mucho de la valía de los empresarios que lo han regentado.
¿Algún recuerdo especial o anécdota relacionados con el Teatro Olympia?
El Teatro Olympia, para mí, está unido a recuerdos muy agradables. Allí he hecho solamente dos espectáculos. Uno que fue una lectura de unos poemas de Bertolt Brecht, hace muchos años, y que significó mi primer contacto con la familia Fayos. Y luego he estado cantidad de veces, ya he perdido la cuenta, haciendo «La mujer de negro». Una obra que ha significado un hito en cuanto a representaciones en mi carrera y que muchas veces ha llenado un teatro como el Olympia, que tiene un aforo enorme. Precisamente, en enero del 2001, haciendo «La mujer de negro» en el Olympia, fue cuando encendí la radio en el entreacto que teníamos en la función, y escuché que me habían dado mi segundo Premio Goya consecutivo. Mi reacción fue apagarla e ir corriendo a decírselo a Carlos Vicente, mi compañero en la obra (risas).
Nathalie Poza
¿Cómo valoras que el Teatro Olympia haya cumplido cien años?
Que el teatro cumpla 100 años me parece un triunfo para la cultura y para Valencia. No es fácil mantenerse tanto tiempo, pero ya pude respirar su poderío cuando me llevó Pou con «A Cielo Abierto». Felicidades, y ¡a por otros 100!
¿Algún recuerdo especial o anécdota relacionados con el Teatro Olympia?
Precisamente, tengo una anécdota de ese bolo que fue especialmente excitante. Teníamos doble función. La primera fue potente y estaba toda mi familia valenciana, lo dimos todo, pero me lesioné un pie. En cuanto acabó me llevaron en brazos a un taxi, recuerdo las caras de mis familiares que me esperaban para saludarme. Afortunadamente, me protegieron la herida y pude hacer la segunda. Me quedo con el teatro en pie y agradezco haber formado parte de su historia, para mí Olímpica, desde luego.
Maribel Verdú
¿Cómo valoras que el Teatro Olympia haya cumplido cien años?
Es una gozada saber que sigue ahí como teatro. Que no se ha convertido en otra cosa. Mis felicitaciones por cuidarlo, por hacernos sentir como en casa cuando trabajamos en él. Una institución en Valencia el teatro Olympia.
¿Algún recuerdo especial o anécdota relacionados con el Teatro Olympia?
Han sido tantas las funciones ahí representadas…tantas vivencias, tanta felicidad. La última fue «El tipo de la tumba de al lado», y espero volver con la siguiente pues la familia Fayos siempre nos trata como si fuéramos miembros de ella. Y yo en Valencia me siento en casa.
Jordi Milán
¿Cómo valoras que el Teatro Olympia haya cumplido cien años?
De por sí, que un teatro cumpla cien años es muy positivo, y tal como está “el patio”, tiene mucho de excepcional. Si además comprobamos que durante estos cien años ha sido un teatro exclusivamente privado y que desde los últimos sesenta y tres, ha pertenecido a una misma familia de empresarios, es como para salir a la calle y hacer “tocar las campanas” del Miguelete. Empresarios de cine que en “los ochenta” tuvieron la valentía de reconvertir el espacio a sus orígenes, y que sin dejar de ser empresarios se convirtieron en unos enamorados del teatro.
La relación directa de La Cubana con el teatro Olympia es reciente, (solo del 2008 hasta ahora) pero en cambio ha sido una relación efectiva, eficaz y contundente. Han conseguido que en nuestras últimas temporadas en Valencia, nos sintiéramos como en nuestra propia casa. No sabemos cómo… pero así ha sido.
¿Algún recuerdo especial o anécdota relacionados con el Teatro Olympia?
Anécdotas muchas. Siempre relacionadas con el tipo de espectáculos que representamos… El juego, la provocación, la participación del público, siempre provocan infinidad de anécdotas… Quizás como ejemplo podríamos referirnos a los rebotes que cogía el público en “Cómeme el Coco, Negro” cuando entraban en el teatro y creían realmente que estaban llegando tarde. Las ruedas de prensa: la de “Cómeme el Coco, Negro” en las puertas del Mercado Central, o la de “Campanadas de Boda” en la plaza de la Reina a los pies del Miguelete. Como curiosidad, recordamos con simpatía, una de las promociones que hicimos para el estreno de “Campanadas de Boda”, en la que regalábamos dos entradas a cada persona que a una hora determinada se presentara a la puerta del teatro con un vestido de novia en la mano. Se formaron tales colas de público con trajes de novia, que estuvimos toda la mañana regalando entradas.
Quizás, como recuerdo especial nos gustaría resaltar el empeño de Enrique y Mª Ángeles Fayos en traer nuestro último espectáculo, “Campanadas de Boda”, al Olympia, que aun a sabiendas de que por medidas era imposible que cupiera en el escenario, estaban dispuestos “a todo” buscando alternativas. Al final, la única solución posible era hacer “un apaño”, sacando la escenografía hacia el patio de butacas, para lo que se tuvo que construir una escenografía especial, cosa que ellos se encargaron de llevar a cabo. Por suerte, las funciones en Valencia fueron un éxito y nosotros adaptamos el espectáculo al valenciano y todos lo pasamos muy bien.