Abel Zamora es dramaturgo, guionista y actor. Es el 50 % (Sergio Caballero es la otra mitad) de Oscura Teatre. Todas Muertas, La Indiferencia de los Armadillos, Niño Muerto Vestido de Payaso, Canciones y Amor con Queso (para tomar aquí o para llevar), Las Increíbles Aventuras de Smegman y Turtleboy o Temporada Baja son algunos de sus más reconocidos trabajos. Con él, abrimos nuestra nueva sección, Valencia no se acaba nunca, en la que cada invitado deberá escoger sus 5 lugares preferidos de la ciudad:
La verdad es que a veces no te paras a pensar exactamente en cuales son (mis sitios favoritos de Valencia) y hacerlo es un ejercicio estupendo para recorrer la ciudad por rincones que de un modo u otro han sido importantes. Tal vez, y creo que es cierto, he perdido un poco el romanticismo y me he vuelto más soso en la acción y si antes podría haber dicho recuerdo ese banco, porque me besaron por sorpresa. Recuerdo ese balcón porque me refugié aquel día que llovía y nos conocimos y bla, bla, bla… o mira, en ese bordillo me estampé con la bici y reboté sobre ese contenedor de reciclar papel… ahora todo va mucho más ligado a los establecimientos… y será porque la poética se ha roto, o porque me he vuelto vago… o sobretodo porque me he hecho mayor, no sé… sería bonito que pudiera inventar unos sitios concretos, pero me gusta mucho esta sección y estoy muy ilusionado con la propuesta así que quiero ser sincero al 100% y aunque mis sitios no sean a priori los más especiales para muchos, para mí sí que lo son y me gusta poder redescubrirlos pensando en ellos y sobretodo compartirlos.
El camerino de Espacio Inestable.
Tal vez no sea el sitio más bonito y tal vez cuando estaban en la calle Sanchís Bergón el camerino tenía más encanto, pero para mí, el camerino de Inestable es un sitio importante. Mucho. Porque me ha visto sufrir atacado, ofuscado, bloqueado, con cagalera o con eufória… maquillándome o no, pero sobretodo me ha visto ilusionado con este trabajo chulísimo. Y estoy muy agradecido a ese equipo que siempre que lo necesitas te abren la puerta de su casa y eso, en este momento tan chungo en el que estamos, es lo mejor que puede pasar. Así que sin duda, el camerino de espacio inestable es uno de los sitios en Valencia que por una cosa u otra siempre voy a recordar.
El bar restaurante del Mercado de Rojas Clemente.
Para mí es el mejor restaurante de Valencia. No hacen menú degustación ni es un sitio plagado de platos para sibaritas, pero tienen un menú casero, amplio y con productos del mercado tirado de precio lleno de platos riquísimos. El trato de la gente que trabaja es genial y te hacen sentirte en casa. Siempre que viene alguien de fuera a visitarme acabo llevándole ahí. Para mí es sinónimo de comer (bien) con amigos de charleta y eso me gusta. De lo mejorcito.
Arquitécnica Ruzafa.
En el año 2011 nos llamaron para el primer Ruzafa Escénica y aunque en principio nos tocó otro sitio acabamos trabajando ahí y fue de lo mejor que nos podía haber pasado. Tuvimos la suerte de que nos dejaron ensayar muchísimo en el espacio real y convivimos de un modo muy directo con ellos. Fue alucinante y ahora somos muy amigos. Escribí “Niño muerto vestido de payaso” para representarlo en Arquitecnica y fue una experiencia diferente y enriquecedora en muchos aspectos. A parte de ser un estudio de arquitectura tienen una sala de exposición y siempre que puedo me escapo para ver las inauguraciones. Grandes.
La Estación del Norte.
Ese sí que es un lugar importante para mí… vamos! He llegado y me he ido mil veces. Y he dado vueltas como un tonto, esperando algún Alaris con retraso. Tomando cafés esperando nervioso o agobiado y “desfisiós”. Llegué a Valencia hace siete años a esa estación y he ido a buscar a muchísima gente debajo del reloj. He perdido trenes, he tenido que esperar unos con muchísimo retraso. He salido horas tarde porque alguien se había lanzado a las vías un poco más allá y he deambulado entre las chuches y las revistas hora tras hora. Las estaciones sí que siguen arrastrando ese puntillo romanticón y nostálgico, sobretodo si te sientas en el banco a observar a la gente que se despide o se reencuentra, a los turistas perdiodos, a los señores que hacen croussing (o como se escriba). A la gente que corre porque llega tarde arrastrando la maleta o a los viajeros que se pelean en el mostrador, porque el localizador no es correcto, etc…
Último sitio.
Pues he dudado entre un montón… me encanta el Mercado de Ruzafa, la verdad. Me encanta comprar en el mercado, como a todos creo. Y en el Bar los Pitufos he estado de cháchara con colegas o de reuniones con compañeros o de tapeo. Al Antique Café voy un montón a merendar tarta red velvet que me vuelve loco… pero sinceramente un sitio de Valencia que para mí ahora es muy importante, mucho, es el “terrao” de la finca en la que vivo. Es mi rincón favorito. Con amigos o solo, me siento en una sillica bajo el sol a tomarme una infusión y soy de lo más feliz. Subo a comer o a tender la ropa y se me pasa el rato tirado en el suelo o mirando las terrazas de las fincas de alrededor y disfruto muchísimo. Desde ahí se ven un puñado de cosas bonitas de esta ciudad, eso sí, la puerta está escacharrada y tengo que poner un ladrillo para no quedarme encerrado dentro, pero mira, es parte del encanto.